Julián Ruiz asegura que la Iglesia está con las víctimas, para las que pide "reparación moral, psicológica, social y económica", pero matiza que se trata de una lacra con unos porcentajes "mínimos" en la Iglesia y afecta mayoritariamente a otros ámbitos de la sociedad
La pasada semana, El Decano de Guadalajara les ofrecía una información reltiva a los casos de abusos sexuales cometidos en el seno de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, recogidos en un informe del Defensor del Pueblo. En esa ocasión, el obispo, Julián Ruiz Martorell, declinó realizar declaraciones a esta Redacción al considerar que "no era el momento".
Aprovechando una rueda de prensa ofrecida hoy por monseñor para informar del Día de la Iglesia Diocesana y presentar las 'cuentas' de la Diócesis, este medio ha preguntado al respecto de los abusos. Don Julián sí ha respondido en esta ocasión asegurando que son casos que "nos producen vergüenza y por los que pedimos perdón".
No obstante, ha matizado que "el informe del Defensor del Pueblo no es la Biblia de los abusos". En este sentido, ha señalado que la Iglesia tiene otras vías de conocimiento y otros datos de contraste: "Respetando el trabajo del Defensor, nosotros le presentamos el esfuerzo que se viene realizando desde hace muchos años, sobre todo con la creación de mas de 200 oficinas en las diócesis y las comunidades religiosas, protocolos, propuestas legales que han sido aprobadas por la Santa Sede, objetivos de prevención, establecimiento de criterios de seguridad en nuestros locales, etc".
Afirma además que en estos últimos decenios ha cambiado la forma de afrontar los abusos por parte de la Iglesia: "Antiguamente, cuando existía algún caso de este tipo fundamentalmente se trataba de preservar la institución y crear apoyo y seguridad. Pero ahora se pone en el centro a las víctimas. Hay personas que han visto cómo su vida se desconfiguraba desde el punto de vista moral, psicológico, familiar,... Personas que tienen heridas y cicatrices que van a durar toda la vida. Pero lo que no deseamos es que haya un doble daño: el que se produjo en su momento y el que deteriora ahora su situación cuando se hace continua memoria". Julián Ruiz ha asegurado que desde la Iglesia "queremos que haya una reparación integral: psicológica, moral, social e incluso económica".
No obstante apunta que se trata de un problema que afecta a toda la sociedad y no sólo a la Iglesia: "Es una lacra social y ahí es donde está la laguna del Defensor del Pueblo, que ha puesto la lupa en una institución cuyos datos, a la vista está, son minoritarios. Con esto no excluimos nuestra responsabilidad. No quiero eludir el dolor y la vergüenza que nos produce, pero estadísticamente es minoritario".
Añade que los abusos se producen "fundamentalmente" en el seno de las familias o las instituciones deportivas y afecta a otros ámbitos de la sociedad, por lo que considera que la respuesta debe ser conjunta: "Hay que responder socialmente. Toda la sociedad tenemos que coger el toro por los cuernos para impedir que se produzcan estas situaciones y, sobre todo, para estar cerca de las víctimas asegurando mecanismos de prevención, procesos de seguridad, itinerarios de denuncia y establecer criterios de rehabilitación, recuperación y reparación en todos los niveles", ha concluido el obispo.