"Venid con vuestras manos y con vuestra fuerza. Es lo que más necesitamos ahora"

Publicado por: Ana María Ruiz
12/11/2024 01:45 PM
Reprods.: 978
Sara, Denise, Fede y Santiago, en Picanya//Imagen: Cortesía Sara Ortega.
Sara, Denise, Fede y Santiago, en Picanya//Imagen: Cortesía Sara Ortega.

El Decano ha hablado con cuatro jóvenes voluntarios de Guadalajara recién llegados de prestar ayuda a los vecinos de Picanya, La Torre y Catarroja. Sobrecogidos por las dimensiones de la catástrofe y orgullosos de su trabajo, regresarán de nuevo a la zona: "El cuerpo y la mente nos piden volver" 

 

Sara, Denisa, Fede y Santiago son cuatro jóvenes de Guadalajara con edades que van de los 19 a los 35 años. Podrían encabezar cualquier información que tratara sobre la mal llamada 'Generación de Cristal' pero se han convertido en un ejemplo de fuerza y solidaridad, demostrando que la juventud de esta provincia y de este país responde cuando más se la necesita. Forma parte de la legión de miles de jóvenes que desde hace ya dos semanas están desplazándose a las zonas devastadas por la DANA en la Comunidad Valenciana.  

 

El Decano de Guadalajara ha hablado con una de ellas: Sara. Recién llegada de la 'zona cero', nos relata lo que ha vivido junto a sus compañeros. Una experiencia vital que sin duda no olvidarán en su vida y de la que han sacado una conclusión clara: "Cuando vuelves, ya con la cabeza fría, es cuando te das cuenta de lo importante que es valorar lo que tenemos porque la vida te puede cambiar en cuestión de segundos". 

 

Tras ver las terribles imágenes de desolación que han ido publicando los medios de comunicación y que circulaban en redes sociales, no lo dudaron un momento: "Tenemos que ir. Nuestro cuerpo nos pedía que teníamos que ayudar. Allí nos necesitan", señala Sara.

 

A lo largo de la semana pasada organizaron una recogida de material y salieron hacia Valencia el viernes con una furgoneta cargada además con grandes dosis de solidaridad. Su intención era entregar lo recogido en Catarroja, pero sus planes se frustaron ante lo que vieron cuando llegaron allí: "Llegamos a Catarroja, que es donde queríamos ir nosotros a ayudar desde el principio. Allí nos cortaron el paso y nos dijeron que si queríamos llevar material había que dejarlo en una carpa del Ayuntamiento. Pero no nos fiamos de que llegara a la gente porque vimos cómo estaba todo allí: la comida apilada, tirada por el suelo. Daba vergüenza. Las cosas que había allí no se trataban bien así que en ese momento decidimos darnos la vuelta".

 

A través de un familiar contactan con Ángel, un militar voluntario de una fundación del Ejército que está volcado en la ayuda a su pueblo: Picanya. "Él es el que nos ayuda a entrar, el que nos guía, el que nos dice los sitios más desfavorecidos y que necesitan ayuda. Y, por desgracia, uno de ellos era su pueblo". 

 

Tras repartir el material de primera necesidad a los puntos que les comunica una parroquia tanto en Picanya como en La Torre, se calzan las botas de trabajo, se colocan las mascarillas y, pala y cubo en mano, se ponen a trabajar: "Hemos dormido dos horas y media en 48 horas, pero ha merecido la pena porque hemos ayudado a vaciar de agua dos garajes. Cuando llegamos nos llegaba el agua por la rodilla y el domingo alguien gritó que por fin se veía el suelo", afirma Sara. "Es curioso -añade- porque sin que nadie nos organizara y sin conocernos unos a otros -y allí había gente de toda España, sobre todo jóvenes- hicimos cadenas humanas para sacar el agua y el barro de los garajes".

 

Sara se muestra indingada porque once días después de la tragedia "a este pueblo no había llegado ayuda de nadie, ni Policía, ni Ejército, ni Bomberos". Relata el primer impacto al bajar de la furgoneta: "Aquello es un escenario de guerra. Según vamos pasando por las calles, viendo la desgracia humana, montañas y montañas de enseres de las casas, el agua, el barro, el olor, te impactan porque no tiene nada que ver con lo que estás viendo por la televisión o las redes. Cuando llegamos con nuestras palas, cepillos y carretillas tu cabeza no te mandaba la orden de moverte, pero en el momento en que empiezas ya es no parar y te sientes orgulloso".

 

Lo que más impactó a este grupo fueron las experiencias personales de familias que prácticamente habían vuelto a nacer tras haber podido salvarse milagrosamente de la riada, otros que lo han perdido todo e incluso familiares y conocidos: "Había gente del pueblo con la mirada perdida, sentados en un bordillo... Esta gente no sabe qué hacer, está en shock, pero la respuesta de todos es la misma: gracias, gracias y gracias".

 

Sara reconoce que han regresado a casa con el corazón encogido: "Queda muchísimo por hacer". Por ello, han decidido que volverán: "La mente y el cuerpo nos piden volver. Probablemente en el puente de diciembre". Inisiste en que ahora la ayuda que allí se necesita va más allá de llevar productos de primera necesidad: "Nos dice mucha gente que agradecen mucho que se lleve comida, pero no tienen dónde almacenarla y si vuelve a llover se les puede echar a perder. Ahora se necesita material para quitar barro y manos, muchas manos".

 

Y los afectados realizan un llamamiento unánime para que lo trasladen a otros voluntarios que, como Sara, Denise, Fede y Santiago, decidan volver: "Sobre todo venid con vuestras manos y con vuestra fuerza, que es lo que más necesitamos ahora".

 

Sara, Denisa, Fede y Santiago, junto a Ángel, en Picaña//Imagen: Cortesía Sara Ortega.
Sara, Denisa, Fede y Santiago, junto a Ángel, en Picanya//Imagen: Cortesía Sara Ortega.

 

Jóvenes voluntarios llegados de toda España se afanan en quitar el barro en Picaña//Imagen: Cortesía Sara Ortega.
Jóvenes voluntarios llegados de toda España se afanan en quitar el barro en Picanya//Imagen: Cortesía Sara Ortega.

Vídeos de la noticia

Imágenes de la noticia

Categorías:
Tags:
Powered by WebTV Solutions