Los bomberos del Consorcio Provincial (CEIS Guadalajara) han estado 15 días en la zona cero de la que ya se considera como la peor catástrofe natural que ha sacudido a nuestro país. El Decano de Guadalajara estuvo despidiendo a la primera expedición de bomberos, que partía desde el parque de Azuqueca de Henares en la madrugada del lunes, 4 de noviembre, y a la que han dado relevo otras dos, hasta el regreso definitivo del dispositivo, el pasado martes, 19 de noviembre. Una vez concluido el operativo, este digital ha querido recoger algunas de sus vivencias, de la mano de Eugenio Perruca, jefe del parque de bomberos del CEIS Guadalajara en Molina de Aragón y uno de las dos personas que han coordinado los equipos.
Los bomberos del Consorcio Provincial llevan varios días en casa, pero les sigue pesando una especie de nostalgia de todas las personas que han conocido, con las que han trabajado codo con codo, algunas de las cuales siguen allí al pie del cañón, levantando su pueblo desde los escombros: “Para mí son como una familia que dejas allí y los echas de menos”, asegura. El jefe de bomberos hace un esfuerzo para ir mencionando a todas esas personas por su nombre a lo largo de su relato, para no dejarse a nadie. No es fácil, pero es su manera particular de rendirles un pequeño homenaje desde esta tribuna y mostrarles su agradecimiento por la acogida recibida durante estos días.
“No tengo más que palabras de agradecimiento por la acogida que nos han dado y también, de asombro por la valentía que han tenido, el espíritu de lucha y el trabajo incansable que han llevado a cabo”, comenta.
Durante los últimos días prácticamente todo el país se ha volcado con los pueblos afectados, pero una vez transcurridas las primeras semanas, cuando empiezan a retirarse los dispositivos de emergencias y los voluntarios, el sentimiento de incertidumbre y la soledad se apoderan de los vecinos de estas localidades: “Ahora mismo, a los ciudadanos les queda mucho por reconstruir en sus casas y en sus vidas, pero también a los Ayuntamientos”.
El servicio de bomberos de la Diputación Provincial consiguió organizarse para configurar tres contingentes integrados, cada uno de ellos, por nueve bomberos, es decir, dos dotaciones, cada una con su cabo, y un coordinador o jefe de guardia. Estos tres contingentes de nueve bomberos se han organizado en turnos de cinco días y se han retirado de la zona una vez los bomberos de la Comunidad Valenciana han concluido el dispositivo especial de emergencia. “El CEIS Guadalajara está formado por 90 bomberos y hemos mantenido a nueve bomberos allí, lo que quiere decir que hemos tenido al 10% de nuestro personal desplazado en Valencia. Eso es muy destacable, al igual que la Diputación, que tiene 500 trabajadores y ha mantenido allí a 35. Hemos mandando un contingente muy importante para lo pequeñitos que somos y eso se ha hecho gracias a los compañeros que se han quedado cubriendo las guardias de los que nos íbamos”.
“El CEIS Guadalajara está formado por 90 bomberos y hemos mantenido a nueve bomberos allí, lo que quiere decir que hemos tenido al 10% de nuestro personal desplazado en Valencia. Eso es muy destacable, al igual que la Diputación, que tiene 500 trabajadores y ha mantenido a 35”
Los efectivos del CEIS Guadalajara han podido contribuir en las labores de seguridad y limpieza de Alfafar y Massanassa, los municipios que les fueron asignados por el Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi).
“Nos pusimos a disposición del Cecopi, que nos mandó a una zona donde estaba un coordinador del cuerpo de bomberos de Alicante, quien en un primer momento nos asignó la zona de Alfafar. El primer día, llegó mi compañero Ramsés con las dos dotaciones de bomberos y allí estuvieron haciendo trabajos de liberar cauces de agua, de búsqueda en garajes y por el campo, retirada de coches, achiques de agua, estabilización de edificios, etc”.
Al día siguiente, llegó otro contingente de la Diputación de Guadalajara formado por 35 personas. Los nueve bomberos del CEIS Guadalajara y los 35 operarios de distintos servicios de la Institución Provincial se organizaron en un gran equipo al que les fue asignado uno de los cuatro sectores en los que se dividió el municipio de Massanassa, donde se ha centrado la mayor parte del trabajo.
“Estábamos, a lo mejor, esperando la respuesta para unas lluvias torrenciales, pero no muy distintas a otras ya vividas, y lo que ha ocurrido es que ha superado con mucho las expectativas, pero eso no quita que debamos aprender la lección y anticiparnos a este tipo de sucesos, y que de haber actuado el día de antes, o en las horas previas, eso habría salvado vidas”.
“Nos dieron un colegio que nos servía como parque de bomberos para hacer la estancia y empezamos a funcionar como un organismo autónomo en el Sector 3 de Massanassa, cada uno con nuestras funciones: Mientras Diputación se encargaba de arreglar calles, destaponar el alcantarillado o sacar lodo y movilizaba a sus equipos de fontaneros y electricistas para recuperar instalaciones, nosotros acudíamos a las emergencias: a los achiques urgentes, rescates y a asegurar los edificios que, por la fuerza con la que había entrado el agua a las casas, tenían múltiples lesiones”. Al cabo de la tarde, la comitiva se trasladaba a Valencia, donde pudieron encontrar un hotel donde alojar todo el dispositivo de la Diputación.
Eugenio Perruca tomó el relevo de Ramsés el 9 de noviembre y permaneció en Massanassa los cinco días siguientes: “Luego Ramsés me dio otra vez el relevo, por lo que se podría decir que mi compañero, prácticamente, ha hecho un máster en emergencias”, añade.
Por casualidades del destino, el alcalde de Massanassa, Francisco Antonio Comés, tuvo que ser hospitalizado, por lo que la teniente de alcalde, Patricia Piqués, se encontró al frente de la emergencia de manera repentina. Perruca valora la brillante actuación de Piqués, que desde el primer momento “supo apoyarse en el sargento del cuerpo de bomberos del Consorcio de Valencia, Xavi, que ha sabido coordinar muy bien y formar equipo con el personal del Ayuntamiento y los técnicos municipales, con el responsable de la UME, Fernando, o con nosotros mismos, para montar un Centro de Coordinación Muncipal (Cecopal), con todas las fuerzas que podían trabajar”.
De esta manera, los contingentes de la Diputación de Guadalajara fueron integrados en la estructura del Cecopal, como responsables de uno de los cuatro sectores de la ciudad : “Hemos estado muy coordinados y hemos formado una familia con todos los que formaban parte de este centro de coordinación”, insiste.
También destaca la labor de los efectivos de la Policía Local y la Policía Nacional en el seno del Cecopal: De Enrique y Javi, responsables de un refuerzo de la Policía Local de Madrid, que se unieron al jefe de Policía Local de Massanassa, Javier y realizaron “un trabajo increíble a la hora de controlar quién y cómo entraba, que para los servicios de emergencias ha sido fundamental, porque se formaban unos atascos monumentales. Gracias a este control, todos los que íbamos a emergencias podíamos transitar por el pueblo o acceder al mismo cuando llegábamos desde Valencia. Se mantuvo la seguridad ciudadana en momentos muy límite, sin olvidar a los cadetes de la academia de Policia Nacional que estaban para todo”.
“Hemos estado muy coordinados y hemos formado una familia con todos los que formaban parte de este Centro de Coordinación Municipal (Cecopal)”.
Perruca no se olvida de Sofía y Paco, exconcejal y maestro de la Diputación, que “de manera totalmente voluntaria decidieron hacerse cargo de la logística y de preparar y llevar las comidas que se cocinaban para todo el mundo, porque en estos pueblos ha desaparecido todo: los supermercados, las tiendas, los restaurantes y ha habido que montar todos los servicios de campaña con productos de limpieza, comida, ropa... Ellos se encargaban de que siempre tuviéramos almuerzo y comida en nuestro colegio. Cuando llegábamos allí por turnos, dentro de lo que nos permitía nuestro trabajo, sabíamos que siempre teníamos un bocata a media mañana y una comida caliente. Además, se convirtió en compañero inseparable de Agustín, coordinador de las brigadas de Diputación, para indicarle, como buen conocedor, los pormenores de todas las redes de servicios del pueblo”.
“Hemos encontrado lesiones en los edificios semejantes a las que aparecen en una explosión de gas, porque la fuerza del agua ha sido muy potente y virulenta”.
Los bomberos del CEIS tienen sobrada experiencia en todas y cada una de las intervenciones que han tenido que realizar, pero jamás se habían encontrado con una catástrofe de esta magnitud. “Todos habíamos estado en un garaje inundado y habíamos visto entrar barro, pero aquí había calles enteras, pueblos enteros, todas las zonas de huerta y polígonos industriales afectados y a un nivel muy grande. Los medios de emergencia de primera intervención estaban totalmente desbordados y realmente pudieron hacer frente a un porcentaje muy pequeño de las emergencias. El grueso lo tuvo que hacer la población. Además, no sólo estamos hablando de la magnitud, sino también de la fuerza que llevaba el agua”. De hecho, explica que han encontrado lesiones en los edificios similares a las que deja una explosión de gas, “porque la fuerza del agua ha sido muy potente y virulenta”.
Precisamente, una parte importante del trabajo que han realizado los bomberos del CEIS Guadalajara ha consistido en evaluar y estabilizar edificios en colaboración con Jorge, el arquitecto del Ayuntamiento y los técnicos municipales, “que han hecho una labor encomiable y han estado mañana, tarde y noche revisando edificios para tener, cuanto antes, un diagnóstico. Hemos tenido que entrar y afianzar un montón de edificios y nos encontrábamos con plantas bajas donde no quedaba nada más que los pilares, porque todos los tabiques y los cerramientos habían desaparecido”.
Massanassa, reflexiona el bombero molinés, no es un pueblo muy distinto de Molina de Aragón en cuanto a dimensiones, pero se encuentra en las antípodas en lo que se refiere a población. Si Molina se ubica en el triángulo de la despoblación, este municipio valenciano se localiza en una de las zonas más pobladas de la geografía española, por lo que tiene alrededor de unos 10.200 vecinos, frente a los algo menos de 3.300 que cuenta la capital del Señorío.
El Ayuntamiento de esta localidad valenciana está gobernado por el Partido Popular, pero el seno del Cecopal no saben nada de las guerras que se están librando entre unos y otros, en el escenario de la política nacional. De hecho, relata el bombero, Clara, concejal del grupo socialista, estuvo trabajando mano a mano con el resto de la Corporación: “Es un ejemplo que debe de cundir. Esta catástrofe ha sido una desgracia enorme, pero también ha permitido ver que se pueden hacer las cosas de otra manera y se puede trabajar todos juntos, sin importar la filiación política. Esta unión se veía reflejada en los avances en limpieza, estabilización de edificios, en achiques, en garajes que se iban limpiando, en los propios edificios municipales que, día a día, veías que se iban habilitando instalaciones, cosa que en otros municipios por los que pasábamos, no se veía con esa celeridad”.
“Una de las intervenciones que personalmente me marcó mucho fue cuando tuvimos que estar trabajando en el local del aula de música de Massanassa. Hay que imaginar lo que supone para un valenciano la música y precisamente ahora, que podría ser una terapia, van a tardar un tiempo en recuperarla, aunque ya se han abierto líneas de ayuda”.
Son muchas las historias que se han traído en la mochila. “Una de las intervenciones que personalmente me marcó mucho fue cuando tuvimos que estar trabajando en el local del aula de música de Massanassa. Estar allí con Daniel, el responsable del aula, intentando rescatar unos instrumentos que, seguramente, sólo a un 1 o 2 por ciento le van a poder dar un uso y ahora la inversión que tienen que hacer es tremenda. Hay que imaginar lo que supone para un valenciano la música y precisamente ahora, que podría ser una terapia, van a tardar un tiempo en recuperarla, aunque ya se han abierto líneas de ayuda”. También estuvieron trabajando en el archivo del Ayuntamiento, donde los daños también han sido considerables: “Ahora tienen una labor de recuperación de todos los expedientes tremenda, con lo que la vida municipal también se ha visto muy afectada”.
Desde la distancia y una vez se ha diluido el efecto de la inyección de adrenalina que ha mantenido a los bomberos de la provincia al pie del cañón, es cuando acuden a la mente las reflexiones sobre la tragedia. El jefe de bomberos de Molina considera que poco se podía hacer por salvar vidas e incluso bienes una vez se desató la DANA: “Todo el trabajo se debería haber hecho antes, con las alertas debidas y con el trabajo de autoprotección de la ciudadanía (...) La Protección Civil siempre se ha basado en que la ciudadanía tiene que saber cómo protegerse y los técnicos y los servicios de emergencia deben estar ahí para explicar cómo se tiene que actuar y hacer un trabajo de divulgación que sea realmente útil. Cuando surge una catástrofe, el que realmente está ahí para hacer las primeras cosas que se puedan hacer, bien o mal, es el propio ciudadano que sufre esa calamidad y luego, está claro, los servicios de emergencia llegan en el tiempo que pueden y hacen lo que pueden. Yo creo que los servicios de emergencia tienen un reto muy importante en este sentido”.
“La Protección Civil siempre se ha basado en que la ciudadanía tiene que saber cómo protegerse y los técnicos y los servicios de emergencia deben estar ahí para explicar cómo se tiene que actuar y hacer un trabajo de divulgación que sea realmente útil”.
Por otro lado, indica que el paradigma está cambiando. “Ya nos pasó con los grandes incendios forestales, que cuando empezaron en 2005 nos pillaron un poco con la mentalidad de que todos se podían extinguir y nos dimos cuenta de que había que pasar a estrategias más defensivas, porque con este cambio climático y las nuevas condiciones de viento y temperatura, el ataque directo era imposible y costaba vidas. Y con esta DANA ha pasado lo mismo. Estábamos, a lo mejor, esperando la respuesta para unas lluvias torrenciales, pero no muy distintas a otras ya vividas, y lo que ha ocurrido es que ha superado con mucho las expectativas, pero eso no quita que debamos aprender la lección y anticiparnos a este tipo de sucesos, y que de haber actuado el día de antes, o en las horas previas, eso habría salvado vidas”, concluye.
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