La truficultura explora nuevos caminos como experiencia turística contra la despoblación en la Alcarria

Publicado por: Marta Perruca
29/01/2023 08:00 AM
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Emprendedores de la zona de Cifuentes comienzan a ofertar experiencias de turismo familiar en terrenos de cultivo de trufa para buscar y recoger trufa negra, en su momento álgido de maduración

 

El cultivo de la trufa no sólo se ha convertido en una alternativa para los agricultores de la provincia, sino que ahora también se configura como un reclamo turístico y una herramienta para luchar contra la despoblación. Truficultores de la zona de Cifuentes han puesto en marcha una iniciativa para dar a conocer algunos aspectos sobre el cultivo de la trufa negra (tuber melanosporum) y sus propiedades y atraer a los visitantes a esta zona de la Alcarria, a los que les brinda la oportunidad de buscar y recoger este preciado manjar con la ayuda de Freya, un simpático perro de agua color canela, adiestrado para encontrar estos pequeños tesoros.

 

Freya corretea, mientras olisquea a una quincena de madrileños que se han acercado hasta la localidad de Gárgoles de Abajo, pedanía de Cifuentes, para disfrutar de la experiencia.

 

La zona de cultivo se encuentra en un alto, desde donde se observa un precioso paisaje alcarreño. Atrás en el camino, se quedan las poderosas Tetas de Viana, dos cerros testigo que se observan desde la carretera antes de llegar a esta pedanía de Cifuentes. La mañana se ha levantado soleada, pero sopla un viento helador: “La verdad es que es una iniciativa interesante. Cuando dijimos que veníamos a un pueblo de Guadalajara a coger trufa, la gente nos miraba extrañada. No sé si se pensaron que veníamos a por trufas de chocolate o algo así”, comenta a El Decano de Guadalajara uno de los participantes.

 

Entre los visitantes se encuentran varios niños que escuchan con atención las palabras de Natalia Díaz, guía de turismo activo de Cifuentes, que les explica que las trufas no son animales, ni plantas, sino hongos, algunos de los cuales nacen en superficie y otros en el subsuelo, como es el caso de la trufa negra “y como no los podemos ver, necesitamos de la ayuda de perros o cerdos para encontrarlos”.

 

“Estamos hablando de algo que es patrimonio etnográfico, es decir, costumbres de hace mucho tiempo y cómo se llevan a cabo y tenemos la oportunidad de verlas en directo. Estamos en plena naturaleza con un día magnífico, que es una forma también de apreciar los inviernos alcarreños y, además, con perros, que es algo que a los niños les encanta”, valora Díaz, momentos después ,en declaraciones a El Decano.

 



“Tratamos de aprovechar que es una actividad de naturaleza que se realiza con animales, en este caso, perros, que son nuestra principal herramienta de trabajo”, indica José Manuel Vidal, representante de Trufas y Servicios, S.L. (Trufasspremium). Vidal explica que esta es una buena iniciativa para promover el turismo en familia en la Alcarria, también en invierno, que por otra parte, es el único periodo en el que se puede realizar esta actividad, coincidiendo con la temporada de recogida de la trufa. También destaca la cercanía con Madrid como cliente potencial: “Está aquí al lado y nos ofrece la posibilidad de dar a conocer el mundo de la trufa, que es muy desconocido”. En estos momentos, indica el truficultor, “estamos en plena campaña. Ahora es cuando la trufa alcanza su plena madurez. La trufa negra, que es la que nosotros cultivamos, empieza a finales de noviembre, hasta marzo, en función del año, pero ahora en enero está en su punto álgido de maduración y aroma y es el momento perfecto para disfrutar de ella”.


Para Freya buscar trufas es como un juego que tiene recompensa en forma de golosina. Acompaña a Luis, el hijo de Juan Carlos Atance, la otra pata de esta iniciativa, en todo momento, mientras indica a los participantes que deben permanecer detrás del animal, para no distraerle de su empresa. En pocos minutos, olisquea y señala el lugar donde se debe excavar. Luis retira con cuidado la tierra con las manos y ahí está: el primer premio de la mañana se comienza a distinguir entre la arena. A éste le sucederán otros tres.

 

Los bosques de encinas son comunes en los paisajes de la Alcarria y son idóneos para el cultivo de este tesoro culinario. Los truficultores plantan esta especie de árbol característico de la zona, con la micorriza del hongo de la trufa enraizada, pero tienen que esperar todavía mucho tiempo para recoger sus frutos. “Antiguamente se empezaba a recoger entre el año diez y el año 15, pero ahora, con las nuevas técnicas de cultivo, se puede conseguir producción entre el año sexto y séptimo”. En cuanto al rendimiento, aclara, es muy relativo, “ podemos estar hablando de unos 20 kilos, hasta unos 50 o 60 kilos, pero para ello hay que hacer las cosas muy bien. Para alguien que se esté planteando emprender en este tipo de cultivo alternativo, una cifra conservadora sería entre 20 o 25 kilos por hectárea”, comenta Vidal. 


En cuanto a las condiciones meteorológicas, apunta el experto, requieren “lo que aquí había hace 30 años: Inviernos fríos con nieves y heladas; primaveras lluviosas y veranos cálidos, con alguna tormenta y ahora con el cambio climático se nos está alterando”. Los truficultores tratan de salvar esta  circunstancia con el riego, “pero la temperatura es un problema”. En esta línea señala que la producción de Castilla-La Mancha en esta campaña se ha reducido un 50%, respecto a años anteriores “y contra eso no podemos hacer nada”.



Un antídoto contra la despoblación

El cultivo de la trufa es una actividad, que según Vidal, está creciendo bastante en la provincia de Guadalajara, sobre todo en las zonas de la Alcarria y el Señorío de Molina, e indica que en otras provincias como Teruel “se ha visto que es un buen antídoto para la despoblación”.

 

No obstante, llama la atención que a pesar de que España es uno de los principales productores de trufa, la mayoría de la producción se exporta a otros países: “El mundo demanda mucha trufa y hay pocas zonas de producción para la demanda existente. Sin embargo, tanto en Guadalajara como en el resto de España, no está en nuestra cultura culinaria. Está repuntando ahora y los restaurantes están empezando a utilizarla, pero todavía es una gran desconocida. Además, es muy perecedera y no todos los restauradores se atreven a tocarla. Digamos que falta todavía un poco más de trabajo de divulgación y formación por nuestra parte para que lo introduzcan en sus cocinas”.

 

“Si la gente supiera que somo uno de los mayores, sino el mayor productor mundial, no daría crédito. Lo que pasa es que, hasta hace poco, ha estado siendo un producto para gente con más medios económicos. Ahora estamos tratando de darla a conocer para que la gente sepa que puede ser accesible también para la mesa”, añade Natalia Díaz.

 

Jornadas profesionales para chefs de la provincia

En este sentido, tal y como informaba El Decano de Guadalajara, estos truficultores, junto con el chef, Ignacio Padín Peña, y el técnico de Viñedos de la Alcarria, Francisco Manuel Peláez Pineda, llevaban a cabo unas jornadas profesionales con una quincena de restaurantes de la provincia, con el objetivo de llevar a sus mesas el sabor de este manjar culinario. Las jornadas tenían lugar en en el mes de noviembre, en las bodegas de Viñedos de la Alcarria,en  Pioz,  dos productos de nuestra tierra que, en palabras del técnico de la bodega, Fran Peláez, “armonizan a la perfección”.


Después de una intensa mañana de sensaciones, en la que los participantes pudieron buscar, recoger y apreciar los aromas y las características de este hongo en pleno estado de maduración, también tuvieron la oportunidad de disfrutar de sus propiedades culinarias, disfrutando de un caldo caliente y algunos aperitivos elaborados con trufa.

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