El proyecto de cinco granjas intensivas de aves en Maranchón: ¿Salvavidas ante la despoblación o una amenaza para un espacio singular de la Red Natura 2000?

Publicado por: Marta Perruca
03/05/2025 08:00 AM
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El proyecto de la multinacional Aviagén se encuentra en la fase de evaluación de impacto ambiental y prentende construir cinco granjas, dos en Maranchón, dos en la pedanía de Turmiel y otra en la pedanía de Clares, con un total de 23 naves y 74.696 metros cuadrados construidos, para albergar 600.000 gallinas. Los vecinos de Turmiel, que consideran que esta iniciativa pone en peligro el modelo de desarrollo sostenible para la zona, han puesto en marcha una Plataforma para presentar alegaciones al proyecto y pretenden recabar el apoyo de los pueblos de la zona. El Ayuntamiento valora esta iniciativa como una oportunidad de desarrollo económico, ya que conlleva la creación de 30 puestos de trabajo directos y una inversión de 18 millones de euros y los grupos ecologistas se muestran preocupados por los riesgos de afectación a una Zona de Especial Protección de Aves, la ZEC-ZEPA Parameras de Maranchón, Hoz del Mesa y Aragoncillo”

 

Un proyecto para instalar cinco granjas de gallinas en la ZEC-ZEPA “Parameras de Maranchón, Hoz del Mesa y Aragoncillo”, integrada en la Red Natura 2000, ha despertado la inquietud de los vecinos de Turmiel, pedanía de Maranchón, que han configurado la Plataforma para la Defensa del Valle y las Hoces del Mesa, con el objetivo de presentar alegaciones a estos proyectos, que se encontrarían en el trámite para la obtención del Informe de Impacto Ambiental favorable, y recabar el apoyo de los municipios de la zona.

 


El promotor de este proyecto es Aviagén, una empresa multinacional líder en genética avícola, con instalaciones en más de 30 países y que opera en más de 130, en América Latina, Europa, Asia y América del Norte. En 2017 la compañía iniciaba su expansión por España, Portugal y Marruecos con la inauguración de una granja para cría en Villanueva de Sigena (Huesca) con tres naves y una capacidad para 32.000 gallinas. 

 


Su estrategia se complementa con las cinco granjas que sobrevuelan el Señorío de Molina, en pleno corazón de la despoblación, todas ellas en el término municipal de Marachón, dos en el propio municipio; dos en su pedanía de Turmiel y una en la también pedanía de Clares. De acuerdo con una nota informativa del Ayuntamiento de Maranchón publicada tras el Pleno del pasado 30 de enero, estas instalaciones se ubicarían “en posiciones estratégicas y periféricas del término municipal, a más de tres kilómetros de los núcleos de población”, que incluirán un laboratorio y oficinas para el control sanitario, veterinario y administrativo de la producción y añade que “albergará en su conjunto aproximadamente 600.000 reproductores (abuelas y abuelos de los pollos destinados al consumo que serán criados en granjas, fundamentalmente asiáticas, europeas y africanas, fuera del término municipal de Maranchón)“. En la misma nota, el Consistorio estima que se crearán 30 puestos de trabajo directos, con una inversión de cerca de 18 millones de euros.

 


Las memorias de los proyectos recogen la construcción de dos granjas “para albergar gallinas abuelas reproductoras en su fase de cría y recría, necesaria y previa a la fase de producción”, en las pedanías de Clares y Turmiel, con capacidad de 64.000 aves cada una de ellas, distribuidas en cuatro naves, es decir, 128.000 gallinas en ocho naves. Las otras tres granjas, una en Turmiel y dos en Maranchón, estarían destinadas a gallinas abuelas para la producción de huevo fértil, cada una de ellas con capacidad para 55.000 gallinas distribuidas en cinco naves, cuatro, con una capacidad de 10.800 ejemplares y una quinta de 11.800. En total, 165.000 gallinas, en 15 naves. En su conjunto serían 23 naves para albergar 293.000 gallinas y un total de 74.696 metros cuadrados construidos.

 


La Plataforma, que se daba a conocer la semana pasada, no quiere ese modelo de desarrollo para la zona y argumenta que estas granjas se encuentran en una Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) donde crían especies amenazadas como el águila real, el alimoche o el buitre leonado; así como los riesgos de contaminación de los acuíferos, los malos olores, el impacto sobre el paisaje de estas instalaciones o el deterioro del entorno por el trasiego de vehículos, entre otro motivos.

 


Por su parte, el Ayuntamiento de Maranchón valora el interés que la multinacional Aviagén ha puesto en este municipio, en pleno corazón de la despoblación, y teme desaprovechar una oportunidad de desarrollo económico para una zona donde los trenes que pasan son escasos. Además, señala que estas instalaciones cuentan con “todas las garantías sanitarias, con generación de recursos propios de energía y agua y con impacto nulo en los recursos ambientales del municipio por las características de la explotación avícola: no se producen lixiviados, no se generan olores, ruidos y tráfico significativo, y se exportan a gestores autorizados los escasos residuos generados”, aseguran en la nota informativa.

 


Mientras, organizaciones ecologistas como SEO/Birdlife o Ecologistas en Acción se mantienen expectantes y alerta ante el Informe de Impacto Ambiental de la Consejería de Desarrollo Sostenible para presentar sus propias alegaciones y evitar los posibles impactos sobre esta zona ZEC-ZEPA, al tiempo que advierten de los posibles riesgos de este tipo de instalaciones.

 



Un modelo de desarrollo sostenible que potencie los valores naturales del Valle del Mesa

Pedro García, uno de los portavoces de la Plataforma para la Defensa del Valle y las Hoces del Mesa, señala que el proyecto sorprendía a los vecinos de Turmiel a principios de año cuando el Ayuntamiento informó del mismo en el mencionado comunicado, tras el Pleno del 30 de enero, que lo declaraba de Interés para el Municipio “con todo ya hecho”. Una iniciativa que despertaba el rechazo generalizado de los habitantes de esta pedanía de Maranchón, que decidían organizarse en una Plataforma para presentar alegaciones, al considerar que desplegar granjas de ganadería intensiva no se corresponde con el modelo de desarrollo sostenible más propicio para una zona donde “su principal riqueza es su patrimonio natural”, que define “como un auténtico santuario de la biodiversidad”, por lo que ese modelo de desarrollo “debería promover el valor de lo que tenemos allí, a través de actividades como el turismo de naturaleza, el astroturismo, etc”.

 


“Empezamos presentando alegaciones a la recalificación de los terrenos, porque se trataba de suelo rústico de especial protección y nos parecía que no tenían ni siquiera derecho a plantearlo legalmente. Todas las granjas están en el término municipal de Maranchón y toda la zona es Red Natura 2000 y Zona de Especial Protección de Aves, por lo que es justo el sitio donde nunca se debería instalar una granja avícola de ganadería intensiva de ese estilo, por el peligro biológico que conlleva”, apunta García. El portavoz explica que la propia empresa en su estudio de impacto ambiental pone de manifiesto que las granjas deben estar a una distancia suficiente una de  otra, para no suponer un peligro en caso de epidemia de gripe aviar o de cualquier otra enfermedad “y sin embargo le da igual tener alguna de las granjas a un kilómetro escaso de la zona de mayor concentración de buitres leonados, águilas reales, alimoches, etc. que nidifican en las hoces del Mesa” y añade que “la otra granja de Turmiel está a 100 metros del río, que en caso de escape, accidente, etc. la contaminación por nitratos pasaría al suelo y al acuífero que está por debajo del suelo, de donde pretenden coger el agua”.

 


Con la ley en la mano, indica, sí es posible desarrollar actividades económicas en zonas ZEC-ZEPA, pero en lugares determinados, menos sensibles y con unos requisitos “siempre y cuando ese tipo de ganadería intensiva ya esté instalada en la zona, pero en este caso se trata de una instalación nueva, con una naturaleza diferente a la ganadería extensiva que hay en la zona, que pretende meter 300.000 gallinas por ciclo reproductivo, un total de 600.000 gallinas al año en el conjunto de las granjas”, apunta el portavoz.

 


Para la Plataforma, este proyecto supone una inversión a corto plazo, que si bien se estima que genere 30 puestos de trabajo directos, será difícil que asiente población en Maranchón, ya que en el mejor de los casos, afirman, los trabajadores establecerán su residencia en Molina de Aragón, donde tienen todos los servicios, o incluso en Guadalajara. Sin embargo, entiende que cercenará la posibilidad un desarrollo a largo plazo basado en el turismo rural, el turismo de naturaleza y el astroturismo “con gente que sí son de la zona, contribuirían a fijar la población y a un desarrollo económico sostenible de verdad, fundamentado en personas que aman su tierra y pretenden conservar ese patrimonio natural único, que ahora está en peligro”.

 


Además, señala que las 600.000 gallinas podrían generar más de 180 toneladas de excrementos al año. “Aunque se retiran solamente una vez cada seis meses, eso significa que hay que tirar un montón toneladas de estiércol y si uno de los camiones tiene un accidente y se esparce ese estiércol tendremos un problema ecológico tremendo, porque la carretera pasa al lado del río. Esa carretera que ahora mismo está frecuentada por muy pocos vehículos y mucho menos por camiones pesados, será un riesgo en sí misma porque es muy estrecha y tiene muchas curvas, por no hablar del peligro para los cicloturistas”.

 


Asimismo, indica, una de las granjas de Turmiel está “en el sitio con mayor valor geológico de la zona, al lado de un corte estratigráfico tipo que se denomina el Cerro del Pez y justo por ahí va a pasar el tráfico de camiones”, a lo que añade que un tramo de ese recorrido “pasa por el Camino Real de Aragón, que es algo que el alcalde de Maranchón quería fomentar, recuperando una senda que tiene un valor histórico y cultural”.

 


La intención de la Plataforma es constituir una asociación con representación jurídica “e invitar a todos los afectados más allá de Turmiel: de Maranchón; de las otras pedanías y los pueblos que están en el valle del Mesa por detrás del cauce del río : Anchuela, Mochales, Algar de Mesa, Villel de Mesa, e incluso en la provincia de Zaragoza, Calmarza y Jaraba”.

 



Alejandro Jesús Atance: “Otro tipo de actividad económica será bien recibida, pero tenemos que aprovechar lo que nos viene”

Por su parte, el alcalde de Maranchón, Alejandro Jesús Atance, señala que el proyecto “no es una cosa, que haya surgido ayer”, sino que se lleva informando sobre el mismo desde hace meses. “Antes de empezar el proyecto hubo unas reuniones aquí en el pueblo y se informó de lo que podía ser”, afirma el primer edil, al tiempo que señala que entonces la oposición a estas explotaciones no fue significativa, por lo que se decidía seguir adelante.

 

Atance, que se reconoce como ecologista, hace hincapié en que no se trata de macro-granjas, sino “granjas de selección de animales, con una alta tecnología, pensadas para que tengan prácticamente cero emisiones, con placas solares y muy poco consumo de agua. En Maranchón para 200 habitantes, aunque es cierto que hay muchas pérdidas en la red, estamos gastando 200 metros cúbicos de agua. Una de las granjas gasta como 25 metros cúbicos al día, con lo que no es un gran consumo”.

 


En esta línea, indica que una vez analizado el proyecto, desde el Consistorio valoraron que era “adecuado; que no debe tener riesgos para el medioambiente y, además, deberá pasar los controles de la Consejería”.

 


“Nuestros pueblos necesitan actividad económica y esto significa 30 puestos de trabajo que son necesarios y vamos a intentar que se queden aquí para que el pueblo no se muera. Otro tipo de actividad económica, si viene, será bien recibida, pero tenemos que coger la que nos viene”, afirma Atance en declaraciones a El Decano.

 


En respuesta a la Plataforma señala que “a nadie se le puede obligar a vivir donde no quiere”, pero recuerda que “aquí hay escuela, residencia de mayores, centro médico… con lo que los servicios básicos los tenemos cubiertos y estamos cerca de Guadalajara y Madrid”.

 


Alejandro Jesús Atance reconoce que, como es frecuente en el medio rural, Maranchón también tiene escasez de vivienda disponible, pero avanza que  “vamos a intentar llevar a cabo algunas acciones para promoverla desde el Ayuntamiento, para que la gente se pueda quedar, porque al tratarse de granjas especiales el personal tiene que estar a unos 15-20 minutos de distancia de las instalaciones”.

 


“Necesitamos gente si no nos queremos morir. Una forma es tener actividad económica. Ahora tenemos los molinos y quizá es poca gente la que se ha quedado, pero si no, no habría nadie. Lo que vamos a intentar es que la gente se quede”, insiste.

 


Para el alcalde, estas cinco granjas sí dejarían espacio para otras actividades deportivas y turísticas porque “estamos hablando de cinco granjas en un territorio muy amplio”.

 


En esta línea, manifiesta que se adoptarán las medidas necesarias para que el impacto visual sea el menor posible, que las instalaciones se ubicarán a unos 3 kilómetros de las poblaciones y que los desperdicios y estiércoles sólo se sacan una vez cada varios meses, momento en el que se aprovecha para limpiar y desinfectar las naves: “Es el único momento en el que la basura estará fuera, se compacta y se deriva a un gestor autorizado, por lo que no tiene que haber ningún problema”.

 


En relación a la especial protección de los terrenos incluidos en la Red Natura 2000 el primer edil afirma que las zonas ZEPA también tienen derecho a promover actividades económica: “Si no ¿qué hacemos con los pueblos? ¿los cerramos? ¿Los dejamos solamente para la gente que viene los fines de semana a pasear por el campo? No lo sé, a lo mejor es eso lo que queremos”, se pregunta.

 


Según Atance, la tramitación del proyecto se encuentra en un estado muy avanzado: “Ya ha estado en información pública, se han hecho las alegaciones oportunas, que se contestarán y seguirá el procedimiento, con los informes pertinentes para que el proyecto se lleve a cabo”. En principio, indica, que los plazos que se barajan prevén el inicio de las obras este verano, pero “no sé si estarán todos los trámites hechos para entonces”. En este sentido apunta que “todavía no hay licencia porque faltan algunos informes” y añade que “el proyecto va adelante”, pero siempre que “todos los informes necesarios cumplan con todos los requisitos que marca la ley”.

 



SEO/Birdlife: La Red Nartura 2000 conlleva una evaluación de impacto más exhaustiva

Mario Giménez, responsable de Conservación de Espacios y Especies de SEO/Birdlife, una de las organizaciones que está pendiente del informe de impacto ambiental para presentar alegaciones, explica que “todavía estamos en las fases iniciales del proceso de evaluación de impacto”, pero advierte de que, ya de partida “debería hacerse sinérgicamente, porque los circo proyectos están relativamente cercanos”. Una vez se resuelva este proceso, indica, “tenemos que ver qué dice la Declaración de Impacto de la Consejería”, valora.

 


La organización conservacionista manifiesta que, si bien es cierto que no se trata de granjas porcinas, que encenderían la alerta roja, sí son “instalaciones muy grandes que se encuentran dentro de una Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) de la Red Natura 2000”. Esto, según Giménez, debería implicar una evaluación de impacto “doblemente exquisita, porque hay que demostrar que esas instalaciones no afectan de ninguna manera a las especies que protege esta ZEPA”.

 


Desde el punto de vista de la protección de estas especies, explica, se deben valorar las molestias que puedan ocasionar las instalaciones más cercanas a los cañones del río Mesa a las aves rupícolas como el alimoche, el águila real y el buitre leonado, durante la fase de construcción, pero sobre todo en la de explotación. “Esto lo tenemos que analizar bien y ver qué valoración hace la Consejería de Desarrollo Sostenible, porque tiene que haber una Declaración de Impacto y, además, por ser Red Natura 2000, una información más exhaustiva donde quede demostrado de manera muy clara que no hay ninguna afección a las especies dentro de la ZEPA”.

 


Además, añade que se trata de cinco granjas con casi 300.000 gallinas  que conllevarán diversos riesgos tanto en la fase de construcción como en la de explotación, sobre otros aspectos que van más allá del objetivo primero de la organización, pero que también tienen que valorar como el impacto paisajístico o el riesgo de contaminación de los acuíferos o los ocasionado por el tráfico.

 


La existencia de este tipo de figuras de especial protección de la Red Natura 2000, explica Gímenez, “priman la conservación de la biodiversidad, pero eso no quiere decir que no se pueda hacer nada. Se puede hacer siempre que se demuestre que la actividad que se va a poner en marcha no afecta a la conservación de las especies. Si se entiende que esas granjas encajan dentro de lo que se llama adaptación de instalaciones de ganadería y agricultura podrían hacerse, pero sólo si se demuestra que su puesta en marcha y explotación no afecta de ninguna manera a alimoches, águilas reales y buitres leonados”. A este respecto, reconocer que “ese análisis no lo ha hecho la Administración todavía y nosotros tampoco”

 


En definitiva el responsable de SEO/Birdlife conclye que “estamos preocupados, pero todavía no tenemos una valoración definitiva del impacto que puede causar a la zona ZEPA”.




EA muestra su preocupación por los consumos de agua y la eliminación de cadáveres, entre otros riesgos

Desde Ecologistas en Acción, su portavoz en Guadalajara, TinoTovar, que también está pendiente de la evolución del proyecto para aportar sus alegaciones, muestra igualmente su preocupación por el enclave de estos proyectos en zona ZEPA y añade otras cuestiones como los malos olores, puesto que, aunque fuera de los núcleos de población, las granjas se encuentran a poca distancia, entre dos y tres kilómetros; o el riesgo de contaminación de los acuíferos.

 


“Al final, todos sabemos que muchas de las cuestiones que se reflejan en los proyectos iniciales y en las declaraciones de impacto ambiental no se cumplen o se cumplen mal, por lo que tememos que puedan producirse filtraciones hacia los acuíferos, teniendo en cuenta, además, que los vecinos de Maranchón nos han comentado que algunos veranos tienen problemas de abastecimiento”, afirma en declaraciones a El Decano.

 


Asimismo, apunta que los proyectos no especifican “qué consumo de agua van a necesitar esas macrogranjas”, una cuestión que pusieron de manifiesto en las alegaciones que presentaron en las fases previas.

 


Por último, advierten que este tipo de explotaciones “al no cumplir en muchos casos con los mínimos requisitos de bienestar animal, pueden ocasionar muchas muertes, enfermedades y contagios y tampoco queda bien reflejado cómo se van a deshacer de estos cadáveres, teniendo en cuenta que al ser zona ZEPA hay muchas rapaces necrofágas como buitres y alimoches que podrían llegar a estas macrogranjas atraídas por los despojos, si no se tratan adecuadamente”.

 


Tramitación del proyecto

El Ayuntamiento de Maranchón lleva varios meses salvando trámites. El 31 de enero informaba a través de su página web de la aprobación por parte del Pleno, celebrado el día anterior, de la declaración de Interés para el Municipio de este proyecto, fundamentada en la creación de “30 puestos de trabajo directos y de calidad” y el “aumento de la actividad económica que se inicia con una inversión cercana a 18 millones de euros y que se comenzará a ejecutar en pocos meses”.

 


Esta declaración, según se afirmaba en esa nota informativa, “da luz verde a la tramitación administrativa de la licencia del proyecto, que será expuesto inmediatamente a información pública” y da inicio al “proceso de calificación urbanística, necesario por tratarse de suelos rústicos de especial protección, por causa de la ZEC-ZEPA "Parameras de Maranchón, hoz del Mesa y Aragoncillo ES4240017-ES0000094".

 


Al mismo tiempo se reconoce que dicha tramitación administrativa “ha de pasar por los controles de la administración regional, ambiental y urbanística” y añade que “lleva varios meses en los procesos de obtención favorable de la declaración de impacto ambiental (DIA) y autorización ambiental estratégica (AAE), estando próxima su finalización”.

 


El 5 de febrero salía a información pública la recalificación de los terrenos necesarios para levantar estas granjas, dos en Maranchón, dos en la pedanía de Turmiel y una en la de Clares. El Consistorio también publicaba las memorias de los proyectos elaboradas por Aviagen.

 

Especificaciones del proyecto


Según estas memorias, en Clares, el objeto del proyecto es la construcción e implantación de una nueva explotación para albergar gallinas abuelas reproductoras en su fase de cría y recría, necesaria y previa a la fase de producción”. La explotación consiste en cuatro naves con una capacidad de 16.000 plazas por nave y 64.000 en total, en el paraje La Velasca, con una superficie de 76.700 metros cuadrados, de los cuales se construirá en 13.356 (17,4%), con cuatro a siete metros de altura y a 100 metros de distancia de cauces.

 


Entre las infraestructuras más relevantes enumeran placas fotovoltaicas de 300 Mw y equipo electrógeno de apoyo; 20.000 litros de gas GLP; un sondeo profundo con aljibe de 100 m³ para el suministro de agua; aseos y vestuarios con una fosa séptica de 8.000 litros; y un depósito de 30 m³ para aguas sucias de lavado. También señalan los caminos interiores como viales de acceso y un vallado de dos metros de alto.

 


Con el mismo objeto, número de naves, capacidad y las mismas infraestructuras asociadas se construirá otra explotación de los parajes de El Cabezo Grande y El Morenal de la pedanía de Turmiel, con 13.356 m² construidos.

 


En Maranchón, en el paraje conocido como Los Lebrones, está proyectada otra explotación con el objeto de albergar gallinas abuelas para la producción de huevo fértil, con capacidad para 55.000 gallinas. La explotación se compone de cinco naves, cuatro de ellas con una capacidad de 10.800 ejemplares y una para 11.800, con una superficie total de 15.662 m² construidos . Las características e infraestructuras aparejadas son similares las anteriores explotaciones, con algunas variaciones poco significativas.

 


Con el mismo objeto y capacidad se proyecta la explotación de los parajes de Fuente Molino, en Turmiel y las Navas en Maranchón, con 15.661 m² construidos cada una.

 

 

 

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