La política arancelaria de Donald Trump. Quiere cambiar en el mundo y en su provecho el orden económico actual

La política arancelaria de Donald Trump tiene una cierta similitud con el Covid 19, que cambió la vida de los ciudadanos del universo. Su política arancelaria, aunque no es letal, quiere cambiar la economía universal, sólo en provecho de los Estados Unidos y en perjuicio del resto de las naciones, basados esos cambios en el espíritu del que dice ser un patriota norteamericano ejemplar y quiere romper el comercio habitual con los demás países del mundo para no importar productos de otros lugares y así se favorezca la creación de empresas que los hagan en su propia nación.

¿Cómo lo quiere lograr? Subiendo los aranceles, el arancel 'ad valorem', el que se aplica sobre el precio del producto y que pagan los importadores, es decir, en este caso las empresas o entidades que los reciben, que serían las norteamericanas y que al ver aumentados sus costes se verían obligados a elevar su precio de venta.

El anuncio de esta política arancelaria, que aún no se ha aplicado, está ya afectando a las bolsas de todo el mundo, incluso y con mas fuerza a las de norteamerica, ya que las subidas anunciadas llegan hasta las que aplicaría a China al 145 %, iniciándose una  'lucha' de subidas recíproca, del país asiático a Estados Unidos del 125%. Los aranceles anunciados por Trump, al poco de tomar posesión de la Presidencia el 20 de enero de este año, dan una especial importancia a la importación de automóviles, que subirían al 25 %; al acero, un 20%; a los aparatos electrónicos; ropa; televisores; productos alimenticios; gasolina, ... Los ha fijado en una media del 50% cuando ahora están cercanos al 10%, con la esperanza de que norteamérica deje de importar y crezca su PIB, fijado en 23 billones de dólares, el segundo después de la Republica Popular China, de 35 billones.

Pero la respuesta hasta ahora no ha sido bien acogida ni hasta en su propio país, donde los grandes empresarios de la electrónica han mostrado su descontento, ya que muchos de esos productos venían de otros países como China o Corea del Sur, mucho más baratos de lo que saldrían en Estados Unidos, por lo que en estos casos la inflación norteamericana se dispararía.

A esta política arancelaria se une la aplicada a los emigrantes, a los que intenta echar de Estados Unidos y levantar un muro a lo largo de toda la frontera con México. Todo ello unido a la disminución del personal de la Administración estatal, ha motivado la marcha de miles de personas en toda la nación protestando contra el presidente, que con sólo en tres meses de mandato ha visto en las encuestas el rechazo del 55 % de los ciudadanos, lo que nunca se conocía de la gestión de los presidentes del pasado.

Es más, uno de los asesores presidenciales que más presencia tuvo al inicio, Elon Musk, la persona más rica del universo, ha sufrido enormes pérdidas en sus empresas y eso le ha hecho frenar en sus pretensiones y en su asesoramiento a Trump, que se ha visto obligado a aplazar su política de aumento de los aranceles.

España esta dentro de esa 'guerra', aunque no somos de los más perjudicados, ya que tampoco somos de los que más exportamos a Estados Unidos, pero sí afectaría el aumento de nuestros aranceles, que están en el 10%, y que pasarían, como minimo, al 20% a los vinos; a elementos de automoción; a productos alimenticios como los jamones; a la artesanía; al material eléctrico; a la maquinaria, al aceite,... por un valor de 18.179 millones de euros, mientras que lo que importamos del país norteamericano asciende a 23.172 millones de euros (gas petróleo, medicamentos, cultivos,...).

Esperamos y deseamos que el orden económico se estabilice, se llegue a acuerdos con otras naciones y los sueños americanos de Trump, pesadilla para el resto del mundo, se queden en eso, en sueños, y Estados Unidos siga siendo la nación ejemplo de la libertad y uno de los guardianes de la paz en el universo.

José María Bris Gallego. Funcionario del Estado. Diputado del Congreso con UCD (1979-1982) Senador con el PP (1986-2000) Vicepresidente de la Diputación Provincial (1983-1987) Alcalde de Guadalajara (1992-2003) Diputado Regional (2003-2011)