Isaína

Publicado por: Nacho Redondo
02/02/2023 06:30 AM
Reprods.: 229

Tengo un sentimiento de gratitud infinita a la vida por haberme proporcionado fantásticas personas a mi alrededor, personas que de una u otra manera conforman mi forma de ser, personas que se complacen con mis cosas, personas de las que me siento cerca y de las que aprendo todos los días, personas que son parte de mí.

 

La vida, en ocasiones, viene de lado y tenemos que sortearla como podemos, a veces con menos fuerza que otras y, a veces, sintiéndonos solos. Pero es parte de ésta y tenemos que seguir hacia adelante. De todo ello seguro que podemos extraer conclusiones, siendo una fundamental la importancia de las personas que nos acompañan, incluso aquellas con las que nos decepcionamos en algún omento.

 

Mañana, tres de febrero, se cumplen 18 años de la partida de una de las personas más importantes de mi vida, una persona que me enseñó lo que es la bondad sin fisuras, una persona que siempre tenía una sonrisa para los demás, tuviese ella lo que tuviese. Alguien que me hizo entender a la perfección aquella frase famosa de Teresa de Calculta de “que nadie se acerque jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz”. Una persona volcada en los demás y que nunca pidió nada a cambio. Es mi madre.

 

Me enseñó muchas cosas que tienen que ver con las personas, con la forma de relacionarnos unos con otros y con los sentimientos. Me enseñó el verdadero valor que tiene una sonrisa, lo especial de coger a alguien de la mano y de lo importante de un abrazo, sea de forma física o tan solo con el hecho de estar. Me enseñó lo importante de hacer ver a los demás que, de la forma que sea, pueden contar contigo porque si te llaman vas a ir.

 

Hay personas que me recuerdan mucho a ella, en las que reconozco mucho de su forma de ser, de mirar y de sentir.

 

No es fácil resumir tantas enseñanzas en solo algunas, pero hace tiempo que descubrí cinco definiciones que pueden servir como los cinco grandes ejes para que tenga sentido lo que hago, y es parte del legado que me dejó:

 

1. Resiliencia. Como decía antes, la vida viene de lado y nos sorprende, en muchas ocasiones, de forma muy negativa pero el ser humano tiene la capacidad de superar cualquier circunstancia traumática, sea del ámbito que sea. Es la forma que tenemos de adaptarnos a la adversidad, a una tragedia, a una enfermedad o a una decepción.

 

2. Humildad. Hay que aceptar las propias debilidades y admitir las equivocaciones. Aprender de ellas reconoce la dignidad de cada persona con la que nos relacionamos y de ahí se desprende gran cantidad de modestia sin renunciar a la dignidad como personas.

 

3. Integridad. Se refiere a la conservación de valores e ideas lo que hace que nos convirtamos en confiables. Esto no quiere decir que la razón propia deba estar por encima de la de nadie, de lo que trata es de actuar en consecuencia desde el pensamiento propio, sabiendo que éste se construye de forma subjetiva.

 

4. Compromiso. Es lo que habla de nuestras intenciones y de poner nuestras capacidades al servicio de las tareas que hacemos, pero también al servicio de los demás. El mayor compromiso es el que hacemos con nosotros mismos y que nos proporciona calidad de vida en las relaciones con los demás porque sabremos siempre el lugar que queremos ocupar.

 

5. Responsabilidad, ligada íntimamente a la conciencia para afrontar cualquier circunstancia de una manera positiva para poder ayudar. Me gusta decir que es responder ante las adversidades que se nos presentan de una forma asertiva y de esta manera poder responder a las inquietudes propias y ajenas.

 

Por descontado que son muchas más cosas las que me enseñó mi madre, pero quizás en estas cinco se resumen todas ellas, llevándolas siempre a las relaciones con los demás. No es la perfección, pero bien podría ser una aproximación a la misma.

 

Han pasado ya dieciocho años y sigo acordándome de ella todos los días porque intento seguir poniendo en práctica, aunque sea inconscientemente, todas las enseñanzas que me trasladó. Fue una persona muy especial que hizo al resto especiales y que miraba con ternura anestésica. Siento que me habla y me da consejos y así intento hacerle caso. Y por todo ello quiero decirle desde aquí, como si fuese un mensaje en una botella que no sabemos cuándo llegará: GRACIAS.

 

Nacho Redondo es coach, mentor de emprendedores, formador y conferenciante

Vídeos de la noticia

Imágenes de la noticia

Categorías:
Powered by WebTV Solutions