El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, ha optado por mantener su política monetaria restrictiva entre el 4,25% y el 4,5% en esta última reunión de mayo, ajeno a las presiones. Un problema añadido a los aranceles para los exportadores de la zona euro
Se trata, por tanto, de la tercera reunión seguida sin cambios, después de rebajar los tipos de interés en un cuarto de punto en diciembre para un total de un punto en 2025, a pesar de las intensas presiones de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, para que la reducción de las tasas ayude a contrarrestar su agresiva política arancelaria en busca de lograr un nuevo paradigma comercial con el resto del mundo.
Al respecto, en su discurso, Powell ha advertido de los elevados los riesgos a un empeoramiento tanto del desempleo como de la inflación. La incertidumbre sobre las perspectivas económicas ha aumentado aún más ante la amenaza de un mayor desempleo y de incremento de los precios. Ese elevado nivel de incertidumbre, ha señalado, les obliga a mantener un nivel más alto de alerta para responder con rapidez a una y otra cosa si fuera necesario.
En este sentido, apunta a que la posición arancelaria actual de la administración Trump podría conducir a una mayor inflación, a un menor crecimiento y a un mayor desempleo de continuar por esta senda. En esencia, señala Christian Scherrmann, economista jefe para Estados Unidos de DWS, "el presidente Powell no ha hecho más que reiterar declaraciones anteriores, pues las aportaciones clave a la política monetaria -el gasto fiscal y los aranceles- siguen sin ofrecer una orientación clara".
De este modo, la opción de esperar y ver se mantiene como la estrategia dominante dentro de la entidad norteamericana. Eso supone un escenario de mayor debilidad del dólar frente a otras economías con menos restricciones al crédito, como la europea, facilitando las exportaciones.
Los expertos monetarios esperan un escenario base para el cambio euro dólar entre 1,15 y 1,20 a finales de año. A la larga eso implica también un problema añadido para las exportaciones de la zona euro a sumar a los aranceles a la espera de un acuerdo comercial.
Por el contrario, la debilidad del dólar lleva a encarecer las importaciones por parte de Estados Unidos con un serio riesgo de generar mayores presiones inflacionistas. En este sentido, los analistas empiezan a poner en duda, al igual que Trump, las reticencias de la Fed a bajar tipos ante la posibilidad de repetir el error cometido durante la pandemia.
Este analista de DWS, sin embargo "considera poco probable un posible choque de oferta similar al provocado por la pandemia, por no hablar del exceso de demanda derivado de la política fiscal". Por este motivo, considera que la entidad norteamericana se mantendrá en una ´pausa hawkish´, es decir restrictiva, hasta que se cumplan dos condiciones.
La primera será que los aranceles no desencadenen de hecho un efecto de segunda ronda, más allá del cambio puntual en el nivel de precios y, en segundo lugar, que la demanda y la mano de obra se hayan enfriado lo suficiente como para formular expectativas desinflacionistas.
En cualquier caso, el consenso del mercado considera que la Fed deberán recortar sus tipos de interés de referencia en hasta tres veces en lo que queda de año. Sin embargo, tras esta última reunión, los principales indicadores de renta variable siguen sin inmutarse avanzando con paso firme hacia máximos más pendiente de los titulares sobre acuerdos, como el cerrado con el Reino Unido, o las conversaciones con China.
Para David Macià, analista de Crean Asset Management, "en un entorno en el que los aranceles pueden llevar a una mayor inflación, a la vez que reducir la actividad económica, el dilema es evidente". Ante la duda, insiste, Powell no bajará los tipos, salvo que la desaceleración económica sea evidente.
La herramienta más poderosa de un banco central probablemente no sea ni la capacidad de fijar tipos de interés ni la de 'crear' dinero, sino su credibilidad. Las amenazas de Trump, que llegó a considera seriamente cesar al presidente de la Reserva Federal -algo que ni siquiera parece legalmente posible-, han conseguido de hecho justo lo contrario de lo que buscaba: la Fed tiene que asegurarse que una reducción de la tasa de interés no se interprete como una concesión al presidente con una repercusión directa en el resto de economías, sobre todo la europea.
Julio Muñoz. Periodista de información económica y experto en comunicación