Joaquín Yagüe, técnico del conjunto alcarreño, señala las claves que han llevado a su equipo a hacer historia
El ascenso del Dínamo Guadalajara a Segunda Federación no es una casualidad, ni un golpe de suerte. Es la consecuencia natural de un trabajo constante, de un compromiso total y de un grupo humano excepcional. Así lo resume su entrenador, Joaquín Yagüe, al hacer balance de una temporada que ya es histórica para el club: “El balance no puede ser otro que excelente. No solo por el resultado final con este ascenso tan maravilloso y que tanta ilusión y felicidad nos da, sino por todo el desarrollo del año. Este grupo humano es increíble, disfrutamos cada día del trabajo y del tiempo que compartimos juntas”.
El técnico, que ha guiado al equipo con una mezcla de exigencia y empatía, asegura que la confianza en lograr el objetivo estuvo presente desde el primer día: “Estaba seguro de que podíamos conseguir este ascenso. Sabía que era difícil, que dependía de muchos factores, pero también sabía que este equipo podía dar el nivel que ha dado. Me gusta trabajar en lo que pretendo, no solo soñarlo. Y aunque todo dependía de cómo llegásemos al final, la progresión que hemos tenido ha sido tan buena, que el ascenso ha sido casi una consecuencia lógica”.
Una de las claves, asegura Yagüe, ha sido la calidad personal de las integrantes del vestuario: “Para que un equipo funcione como este, se tienen que dar muchos ingredientes. Destaco el nivel humano de todas las jugadoras, del cuerpo técnico y de las personas del entorno. Son humildes, trabajadoras, responsables… Se dejan dirigir, están abiertas a mejorar, y han creído en mí desde el primer momento. Eso, para un entrenador, es oro”.
A nivel personal, el técnico reconoce haber vivido la temporada con una intensidad absoluta: “Me tomo mi profesión con responsabilidad, dedicación y entrega al cien por cien. La mayoría de los momentos son de trabajo, duda… pero este grupo lo recompensa todo. Se han preocupado por mí, han valorado mi trabajo y eso te llena. Me he quitado un pequeño peso de encima porque quería darles mi mejor versión. El resultado ha sido el mejor posible, y eso ha hecho feliz a mucha gente. Ahí tengo una pequeña parte de responsabilidad y me siento muy contento”.
El Dínamo Guadalajara culmina así una campaña que ya forma parte de su historia. No solo por el ascenso, sino por el espíritu de equipo, por la entrega diaria y por demostrar que, cuando se trabaja con el corazón, los sueños acaban cumpliéndose.