Alrededor de 300 personas, entre vecinos, alcaldes y otros representantes municipales de los pueblos afectados se concentraban este domingo en Alcolea del Pinar para protestar contra el anteproyecto de Ley que elimina en torno a 30 paradas de la línea de autobús que conecta la Comunidad de Madrid con Valencia a su paso por Guadalajara.
El propósito era llamar a la unidad una vez más ante una medida que consideran que atenta directamente contra la España más rural, la que adolece de los problemas más severos de la despoblación, conscientes de la que la unidad hace la fuerza y que, tal y como recordaba el alcalde de Molina, Francisco Javier Montes, si bien es cierto que el Gobierno central ha asegurado que las paradas se van a mantener, no tienen nada por escrito que lo certifique.
Sin hacer mucho ruido, pero volviendo a estrechar lazos, esta vez no por el Fraking o la falta de seguridad, sino por mantener un servicio que conecta a los pueblos del Señorío de Molina, la Alcarria y en menor medida, también la Sierra Norte, con los servicios sanitarios, educativos y aquellos otros de distinta índole que sólo encuentran en estas capitales, teniendo en cuenta que en estos pueblos, con una población cada vez más envejecida, a menudo constituye el único medio de transporte con el que cuentan para realizar esos trámites.
El alcalde de Selas, Jesús Langa, que presidió el acto junto con los alcaldes de Alcolea del Pinar, Alberto Gerrero, Molina de Aragón, Francisco Javier Montes, Saúca, Eduardo Álvarez, y Torija, Álvaro Murillo, fue el responsable de dar lectura a un manifiesto en el que mostraba “nuestra más rotunda oposición a la anulación del servicio de autobús en nuestros pueblos”. Un nuevo mapa concesional que, según leyó, representa “un ataque directo y humillante al mundo rural”.
El edil recordaba que este servicio público “vertebra buena parte de nuestra provincia siendo fundamental e imprescindible en las áreas rurales y constituyendo un recurso vital y al que tenemos derecho todos los ciudadanos, sin distinción. Los que vivimos en los pueblos también merecemos la igualdad de oportunidades; por ello, no podemos permitir que al déficit de transporte que ya tenemos se sume ahora la anulación completa”.
En este sentido señaló que “no hablamos solo de movilidad, sino de una cuestión que afecta directamente a nuestra calidad de vida y al acceso de servicios esenciales. La eliminación de las paradas de autobús atenta contra nuestros derechos, nos priva de oportunidades y nos merma aún más cualquier tipo de esperanza para seguir viviendo en nuestros pueblos invitándonos a irnos”.
El plan nacional del Gobierno de España, continuaba el alcalde de este pueblo enclavado en el Señorío de Molina, “contempla la supresión de 9.305 paradas, lo que puede tener un grave impacto en la provincia de Guadalajara con la eliminación de casi 30 paradas. Se eliminan las únicas conexiones de autobús existentes en múltiples municipios” que según dijo, van a ver cómo desaparecen las mismas sin ninguna alternativa sobre la mesa por parte de ninguna administración pública.
La falta de transporte público, insisten, impacta en el acceso a servicios básicos como la sanidad o la educación. “Muchas personas en nuestra comunidad se enfrentan a diario con dificultades para llegar a sus consultas médicas. No podemos permitir que la falta de transporte se convierta en un obstáculo para la salud de nuestros vecinos. Debemos recordar que el transporte público es una cuestión de equidad. Todos deberíamos tener el mismo acceso a las oportunidades”.
Una vez más, la Guadalajara más rural puso de manifiesto su sentimiento de abandono y señaló los ataques que continuamente sufre la parte de la provincia más despoblada: “Quieren acabar con el mundo rural: ahogan a nuestros ganaderos y agricultores, no nos dejan limpiar los cauces de los ríos ni los montes, exprimen a nuestros secretarios y secretarias, nos cierran colegios, consultorios y cuarteles de la Guardia Civil. Y ahora, también las paradas de autobús. Poco a poco nos van condenando a la muerte”.
El manifiesto llegaba a su final con un llamamiento a la unidad: “Es cierto que nos encontramos en una situación difícil, solos y desamparados y puede parecer que estamos en un callejón sin salida. Pero no está todo perdido. Tenemos la oportunidad de unirnos. Esto no va de colores políticos, sino de personas. Se trata de trabajar juntos como comunidad para exigir y crear un cambio real, y asegurar que todos los habitantes de España tengamos las mismas posibilidades, sin importar dónde vivamos. Si no nos defendemos nosotros, no nos defenderá nadie”.