El Cid presta batalla a los elementos y se alza victorioso en Molina de Aragón

Publicado por: Marta Perruca
23/06/2025 01:22 PM
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La representación teatral "El Cid y Albengalbón: Relato de una amistad" es el acto central de la Feria Medieval de la Convivencia de las Tres Culturas, una de las más antiguas de la provincia, declarada de Interés Turístico Provincial

 

Los aguerridos guerreros del Cid batallaron contra el viento y la lluvia y lograron alzarse con la victoria. Tomaron Valencia y volvieron a dar una lección de respeto y tolerancia a un buen puñado de molineses valorosos, que no se sintieron intimidadados por las amenazas del cielo, que por un momento parecieron materializarse. Un año más, como plato fuerte de de la Feria Medieval de la Convivencia de las Tres Culturas de Molina de Aragón, declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial, se  llevaba a cabo la representación "El Cid y Albengalbón. Relato de una amistad", bajo la dirección de José Antonio Tercero.

 

Se trata de una iniciativa que surgía hace 26 años en el seno del CEIP Virgen de la Hoz de la capital del Señorío y que, tras superar todo tipo de avatares, ha llegado hasta nuestros días de la mano de un grupo de actores aficionados, que cada año detienen el reloj para preparar y encarnar los papeles de esta particular adaptación del Cantar del Mío Cid. Incialmente se concibió como un musical, pero en los últimos años sólo ha permanecido en este formato el narrador, a modo de coro.

 

Apenas un par de horas antes de la representación, una racha de aire huracanado se llevaba los decorados que el grupo teatral había dispuesto en el entorno del castillo de Molina y en el Patio de Armas. También se desataba una tormenta, que amenazaba con aguar las espectativas que el reparto había estado alimentando durante los tres últimos meses de ensayos y preparaciones. Finalmente, el tiempo concedía una tregua y abría una ventana para poder representar la obra, aunque con un poco de retraso.

 

Esta versión teatralizada ha sacado a relucir el gran talento escénico de los molineses que realizan una magnífica interpretación del libreto. En esta ocasión, Antonio Marín Arellano volvía a empuñar la espada del Cid; Jesús Alguacil Rubio se vistió de juglar; Adrián Lorente recogía la corona del Rey Alfonso VI; Jesús Langa representaba de nuevo el papel de Alvar Fáñez de Minaya; Fernando Miralles se ciñó el turbante del Rey Moro Abengalbón;  Olga Pintor se puso en la piel de la condesa Ordóñez; Anala Busóns hizo de Petra Bermúdez y Ana Pascual fue Holly Muñoz; Miguel Ángel Rico se viste el hábito del obispo Jerónimo; Isabel Tercero volvió a encarnar a Doña Jimena; Yuris Montenegro fue Doña Elvira y Sara Herranz, Doña Sol; Los infantes de Carrión estuvieron representados por José Ángel Jambrina (Fernando) y Juan Torres Perruca (Diego); Susana Álvarez, representó al monje Dob Sacho; Inma Valentín y Magdalena Iwanka-León, a las mujeres judías Raquel y Vidas y Jaime Martínez y Sara Mateo, se hicieron cargo del atrezzo, la iluminación y el sonido. Además, varios molineses desempolvaron sus trajes medievales para acompar las escenas como extras. 

 

La obra elaborado por el propio director, José Antonio Tercero, se llevó a cabo eliminando algunas escenas, pero intentando ser fiel al propio Cantar, basándose en otros libros como “La España del Cid” de Ramón Menéndez Pidal y la versión adaptada al castellano moderno de Francisco López Estrada. “Hice una adaptación simplificando la trama y resaltando los distintos valores para acercarnos al pensamiento actual. Uno de los temas que tratábamos era la paridad, para lo que transformé los destacados guerreros del Cid en mujeres guerreras, de tal manera que Pedro Bermúdez se convirtió en Petra Bermúdez y Pérez Muñoz en Holly Muñoz; el conde García Ordóñez es condesa y los judíos, Raquel y Vidas también son personajes femeninos”.

 



Otro de los cambios que recoge el texto es que el abad Don Sancho del Monasterio de Pedro Cardeña pasa a ser el obispo Don Jerónimo, “porque entonces los obispos eran guerreros”, de tal manera que el abad se transforma en el “obispo pendenciero”, que termina protegiendo a Doña Jimena.

 


“Tampoco refiero las distintas hazañas del Cid y en la conquista de Valencia hemos omitido todo lo sangriento, porque al final es una obra para niños. Además, ejemplificamos también la tolerancia, la igualdad y la amistad como formas de integración entre las tres culturas, de tal manera que la Feria Medieval que iniciamos en1999 se denominó Feria Medieval de la Convivencia”, explica el autor. La obra, además, según Tercero, trata temas tan actuales como la igualdad del ser humano ante la justicia, la convivencia de las distintas religiones o la lucha de clases.



Las tres primeras escenas se representaron en la noche del viernes, a partir de las 22.30 horas.

 

La Escena I,  en la Plaza del Ayuntamiento, se corresponde con la Jura de Santa Gadea, que tal y como explica Tercero “es un romance anónimo en el que se cuenta cómo a Alfonso VI le obligan a jurar que no había intervenido en la muerte de su hermano Sancho II de Castilla, que murió en el cerco de Zamora. En esta escena el público comprende de dónde viene el destierro del Cid”.


La Escena II se representa en la casa de los Chocolateros, en la Costanilla de Santa Clara y se corresponde con el destierro a través del poema “Castilla” de Manuel Machado.

 


La Escena III tuvo lugar en la preciosa portada románica de la iglesia de Santa Clara, que representan al Monasterio burgalés de San Pedro Cardeña, donde El Cid se despide de Doña Jimena y de sus hijas, Elvira y Sol, dejándolas al cuidado del obispo Don Jerónimo (en el poema, el abad de San Pedro de Cardeña, Don Sancho)

 



El sábado por la tarde,  la trama se trasladó al castillo de Molina, donde para las siguiente escena IV regresa al Monasterio de San Pedro Cardeña.

 


La escena V se centra en las Cortes de Castilla y la VI se desarrolla en una jaima, donde el rey musulman de Molina, Abengalbón, recibe al obispo cristiano que viaja junto a las hijas del Cid hacia Valencia y les da posada.

 





El resto de las escenas se llevaron a cabo en el interior del Patio de Armas de la fortaleza que se convierte en el reino de Valencia, donde tiene lugar las bodas de las hijas del Cid con los Infantes de Carrión; la afreta de Corpes; la venganza hacia las hijas del Cid; la convocatoria de Cortes en Toledo para hacer justicia y la última escena de las judíos, que piden al Cid que se les sean devueltos los dineros prestados para las campañas a cambio de unas arcas llenas de arena. El Cid devuelve a las prestamistas su dinero y les agradece que hagan favores y ayuden a cualquier ser humano sin hacer discriminaciones por raza, sexo o religión.

 

 

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