Tras la introducción realizada por Julio Martínez, intervino Raffaella Corrales, representante de la asociación EACEC. Esta activista política y cultural repasó la relevancia e impacto del movimiento Trans en diferentes puntos del mundo
Cuando se habla de Orgullo LGBTQIA+, muchos piensan –casi al instante– en las grandes marchas que se desarrollan durante estas fechas en las mayores megalópolis del mundo, como Madrid, París o Ciudad de México. Sin embargo, en otros lugares también se están proponiendo actividades diversas, que pretenden reivindicar una sociedad más plural. Y para muestra, Mareta –emplazada en Guadalajara, España–, donde el pasado viernes, 27 de junio, se calendaba un encuentro en el que se apostó por una comunidad plural e inclusiva. Este objetivo se encauzó –además– a través de la cultura y la literatura.
El evento, que recibió el nombre de «QUEER LEER: Diversidad y visibilidad en las letras», se constituyó como una tertulia, en la que participaron Raffaella Corrales –representante de la asociación EACEC– y Julio Martínez, uno de los responsables del negocio. La cita fue “un encuentro para reflexionar sobre las representaciones e identidades en la literatura”, señalaban desde el espacio cultural, domiciliado en la plazuela de Don Pedro, 1C, de la capital.
La charla comenzó con Julio Martínez Martínez, quien hizo una panorámica general de lo que –realmente– supone el «enfoque queer», frente a los ataques injustificados que está sufriendo en los últimos tiempos. Se trata de “la elaboración teórica de la disidencia sexual y de la deconstrucción de las identidades estigmatizadas, que, a través de la resignificación del insulto, consigue reafirmar que la opción sexual distinta es un derecho humano”, explicaba el especialista. “Las sexualidades periféricas son todas aquellas que se alejan del círculo imaginario de la normatividad tradicional y que ejercen su derecho a proclamar su existencia”. Así, el adjetivo «queer» significa «raro», «torcido», «extraño».
En consecuencia, el concepto aludido reflejaría –por ejemplo– “la naturaleza subversiva y transgresora de una mujer que se desprende de la costumbre de la femineidad subordinada; de una mujer masculina; o de un hombre afeminado o con una sensibilidad contraria a la dominante”, explicaba Julio Martínez. Seguidamente, este investigador hizo un repaso a los orígenes del referido enfoque y a su elaboración académica en diferentes universidades de Estados Unidos, Europa y América Latina, con especial atención a España y México.
Tras la introducción realizada por Martínez, intervino Raffaella Corrales, representante de la asociación EACEC. Esta activista política y cultural repasó la relevancia e impacto del movimiento Trans en diferentes puntos del mundo. Además, hizo hincapié en las diferentes marginaciones que sufren sus componentes y que –en muchas ocasiones– son acumulativas. Y como muestra, el caso de las “mujeres Trans racializadas”, que padecen el machismo, la transfobia y el racismo de forma simultánea… Por ello, Corrales abogaba por la inclusión y por la igualdad de todos los ciudadanos. “No debemos dejar espacio a los discursos intolerantes”, enfatizaba. “Sólo hay dos géneros: los fascistas y los antifascistas”. Y en este último grupo nos debemos incluir “la totalidad de los demócratas”.
A lo largo de la intervención, Raffaella también recomendó varias obras Queer. Entre ellas, la de «Mansos», de Bob Pop. Un consejo literario al que se unió los realizados por Julio Martínez, entre los que se encontraron «El viaje de Marcos» y «Cincuenta años no son nada», de Óscar Hernández Campano, o «Los novios de Federico», de Pablo Ignacio de Dalmases –la totalidad de estos títulos se pueden encontrar en Mareta–. Tras estas sugerencias, se abrió un interesante debate entre el público, en el que se abordaron algunos de los problemas del colectivo LGBTQIA+ y se lanzaron una amalgama de soluciones. Así, con este futuro esperanzador, concluía el encuentro «QUEER LEER: Diversidad y visibilidad en las letras».