Molina de Aragón se prepara, un año más, para celebrar sus Fiestas en honor a la Virgen del Carmen, declaradas de Interés Turístico Regional desde 1994 por la vistosidad y solemnidad de sus procesiones, teñidas por los colores marfil y grana de los uniformes militares de la Hermandad y la fervorosa devoción que desde hace siglos le profesan los molineses.
El pasado lunes, 7 de julio, como marca la tradición, tenía lugar la bajada de la Virgen desde su Ermita, hasta la Iglesia de Santa María la Mayor de San Gil, donde cada tarde se le rezan las tradicionales novenas, hasta el propio día de la fiesta, el 16 de julio.
La Banda de Cornetas y Tambores lleva varias semanas preparando su repertorio y, no tardando mucho, empezarán los ensayos de la Salve y el Himno, que se cantan en la iglesia de San Gil en la víspera, en la noche del 15 de julio. Se trata del evento más multitudinario de la fiesta, cargado de una gran solemnidad y emotividad, que llega a su punto culminante con el Toque de Oración a los hermanos difuntos, momentos después, en la Plaza Mayor.
Son numerosas las alusiones recogidas en las actas de la Cofradía en las que la Plana Mayor hace referencia a la importancia que tiene la música en esta celebración, en un principio ejecutada por molineses con conocimientos musicales que se organizan ocasionalmente para enlucir la fiesta, a petición de la Hernandad, lo que parece que sucede desde momentos muy cercanos a la fundación de la Cofradía en 1740. También existe constancia documentada de la participación del Regimiento provincial de Sigüenza en estos menesteres, hasta la creación de la Orquesta o Sociedad Musical Molinesa de Nuestra Señora del Carmen, a principios del siglo XIX.
No obstante, salvo los testimonios documentales de los antiguos libros y legajos de la Hermandad, no existía publicación alguna que diera testimonio del origen y evolución de esta Compañía que, sin lugar a dudas, es el mismo corazón que marca los latidos del fervor de Molina de Aragón hacia la Virgen del Carmen. Sería difícil entender, hoy en día, esta fiesta sin el eco ensordecedor del bombo y los tambores y sin los himnos que entonan las trompetas y las cornetas de la Banda en cada uno de los eventos que configuran la tradición.
Ha sido el escritor molinés, Ángel Ruiz Clavo, quien recogía el guante del teniente de la Banda de Cornetas y Tambores de la Cofradía y Orden Militar de la Virgen del Carmen, José Luis Viorreta Medina, para recopilar toda esa documentación y contar la historia de esos hombres y mujeres que a lo largo de los siglos han puesto su trabajo, su esfuerzo y su voluntad para mantener vivo ese latido.
El resultado es un pequeño gran libro de 100 páginas titulado “Cofradía militar del Carmen: Origen de la Banda de Cornetas y Tambores”, que el escritor dedica a José Luis Viorreta Andrés, promotor junto con un grupo de amigos y compañeros (Santiago Azpicueta, Mariano Morales y Vicente Sagüillo), de la refundación de la Compañía de Cornetas y Tambores en el año 1985, siendo coronel-jefe Jesús Arias Fuertes y comandante secretario, Félix Gil Aguilar. Este ilustre molinés, responsable de impulsar una compañía que estaba de capa caída, sería el último capitán director de la Banda, decisión que se adoptaba en la Junta General de la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen de 2011, tras su fallecimiento el 27 de julio de 2010, “en su recuerdo, memoria y honor, al haber sido fundador de la Banda y porque siempre estuvo al frente de la dirección de la misma”.
El escritor, junto con José Luis Viorreta Medina y el coronel de la Hermandad del Carmen, Rafael Sousa, participarán esta tarde, a partir de las 19.00 horas, en Santa María del Conde, en la presentación de este trabajo que, cabe mencionar, ha sido publicado gracias a la implicación del Museo de Molina y a la importante labor editorial que realiza para la divulgación de la historia y el patrimonio del Señorío de Molina.
Un hecho tal vez casual, teniendo en cuenta que la obra lleva varios años escrita buscando una oportunidad para su publicación, pero muy oportuno, puesto que este año se celebra el 40º Aniversario de la refundación de la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Carmen, cuyos reglamentos y estatutos fueron aprobados en Junta General celebrada el día 22 de junio de 1985.
Este evento será un merecido homenaje a la gran labor y dedicación de José Luis Viorreta Andrés, pero también a todos los hombres y mujeres que desde el año 1783 han formado parte de su historia. En ello ha puesto mucho cuidado su autor, para recoger todos los nombres que le ha sido posible e incluso, en muchos casos, sus apodos.
“Lo que no se sabe no existe y Ángel Ruiz Clavo ha rescatado la historia que estaba escrita en los documentos y legajos de la Hermandad y la ha transformado en un libro que es muy fácil de leer. Ha recuperado para la memoria a todas esas personas que desde hace 242 años caminaban por las calles de Molina, pensando en la banda, en los uniformes, en las obras que se iban a ejecutar, los horarios de los ensayos… Eran personas como Fructuoso Alfaro, director de la banda desde 1876, que estaban olvidadas y las ha devuelto a la vida. Nombres escritos en los libros de actas y en los documentos del archivo del Carmen, que estaban guardados en un cajón y los ha revivido de alguna manera”, valora José Luis Viorreta Medina, en declaraciones a El Decano.
Al mismo tiempo, la historia de la Banda es un reflejo bastante fiel de la sociedad molinesa de cada momento. De la de los inicios, en el antiguo régimen, cuando existía una economía de subsistencia basada fundamentalmente en la agricultura y la ganadería, lo que explica el interés y la insistencia de los músicos por gozar de los privilegios religiosos, pero sobre todo civiles, de pertenecer a la Hermandad. El hecho de obtener la consideración de hermanos les permitía “ganar las Indulgencias Plenarias, la celebración del oficio general con vísperas para los hermanos difuntos; tener el socorro y consuelo por parte de los demás hermanos en la enfermedad; alivio espiritual de sus almas con asistencia y vela nocturna y la petición de limosnas entre los demás si fuera pobre y anduviese en necesidad”.
“La gente no tenía posibles para poder costear tanto gasto como tenía la Cofradía. Cuando se ingresaba en la Hermandad había que pagar una cuota de entrada y otra anual, que fijaba una vela de cera blanca por peso de una libra y treinta reales y además, tenían que costear otros gastos como las vaquillas y los toros”, explica el autor. Sin embargo, los hermanos músicos quedaban exentos de afrontar estos gastos, en virtud de los servicios prestados.
De esta manera, se podría decir que el primer acontecimiento importante dentro de la historia de los orígenes de la banda es la consideración de los miembros de la Orquesta o Sociedad Musical Molinesa como hermanos de la Cofradía del Nuestra Señora del Carmen, en el año 1866.
Otro hito relevante tendría lugar una década más tarde, cuando en 1876, es admitido en la Hermandad Luis Díaz Milián Ruiz de Molina, en la clase de teniente coronel, junto con siete hermanos más, quien un año más tarde, en 1877, será nombrado capitán de música en comisión permanente, con Don Tirso de Obregón, como coronel jefe. Ese mismo año, también fundaría la Compañía de Bomberos. La primera Comisión de la Banda estuvo conformada por los hermanos músicos Juan Azpicueta, Emeterio del Castillo, Mariano Hurtado, Luis Martínez, Fernando Sanz y Justo Molina.
Luis Díaz Milian y Tirso de Obregón fueron determinantes para la organización y consolidación de la Compañía de Cornetas y Tambores dentro de la Hermandad, cuyas ordenanzas serían aprobadas el 3 de octubre de 1878.
Tirso de Obregón fue un personaje bastante peculiar de la época, uno de los barítonos más famosos de entonces y el último gran intérprete de zarzuela clásica, según recoge un escrito de Azorín de 1903, del que, además, se dice que fue amante de Isabel II. De Luis Díaz Milián cabe destacar que fue autor de varios libros de historia, entre ellos el primero que se escribió sobre la Cofradía en el año 1886 bajo el título “Reseña histórica del extinguido Cabildo de Caballeros de Molina de Aragón, continuada con la Ilustre Cofradía Orden militar del monte Carmelo, instituida en la misma ciudad”. También fue padre del 10º Marqués de Embid y descendiente del 9º, Juan Díaz Ruiz de Molina, con descendencia directa del primer señor de Molina, Manrique de Lara, aunque nunca llegara a ostentar el título.
El libro profundiza en estos personajes; en los desvelos por organizar la Banda y encontrar recursos, para lo que se llegaron a organizar dos rifas y en los desencuentros de la Compañía de músicos con la Plana Mayor por diversos motivos. También dedica un espacio importante a las peculiaridades de los uniformes, tanto de la Banda, como del resto de Compañías de la Hermandad.
PLANA MAYOR (1877–1889) CON LOS UNIFORMES DE LAS DISTINTAS COMPAÑÍA
1. Tirso de Obregón y Pierra: Coronel Jefe.
2. Claro de la Muela Vázquez: Comandante.
3. Luis Díaz Milián Ruiz de Molina: Teniente Coronel, Capitán de Música, fundador de la Compañía de Bomberos y Capitán Cajero.
4. Juan de Obregón Benavides: sobrino de don Tirso, fue admitido el año 1856, a los seis años, como Cadete. En 1870 era Capitán de la Segunda Compañía.
5. Gregorio Megino Ruiz-Ricarte: Capitán de Bomberos.
6. Román del Arpa: Teniente de Bomberos.Delante, sin números: Isidoro Ibáñez (Teniente de Bomberos) y Tiburcio Alonso (maestro albañil, entró en 1877 con 45 años, como Alférez de los Bomberos).
7. Primitivo López: Subteniente de Caballería.
8. Ventura Quiñones de la Muela: entró como Teniente en 1877 con 19 años; ascendió a Comandante en 1896. Falleció en febrero de 1917.
9. León Martínez, alias Pinitos: Alférez.
10. Juan Antonio Muela: hijo del médico Muela. Entró en 1874 con 13 años como cadete. En 1877 pasó a Oficial, siendo Alférez en la Compañía de Bomberos y Abanderado.
11. Alias el Rural.
12. Celedonio Velasco Sanz: entró como cadete en 1862. En 1875 se convirtió en Subteniente de la Segunda Compañía.
Niño: Hernando de la Muela y Maestre, hijo de don Claro. En 1877, con 11 años, fue Cadete-ayudante del Jefe de Cadetes; en 1878 se le concedió el nombramiento honorífico de ayudante del jefe principal, por lo que ascendió a Subteniente. Falleció en enero de 1890.
Ruiz Clavo destaca la importancia de dos de las fotografías de los fondos de la Hermandad: La primera ilustra la Plana Mayor de 1880, sobre estas líneas, que fue descubierta hace varios años por José Carlos Doforno Sagüillo en un anticuario y es la más antigua de la hermandad hasta el momento. En ella, se puede observa la indumentaria de cada compañía. La segunda, es una instantánea de la Banda que data de 1903, en la que se puede apreciar cómo eran los uniformes entonces (imagen que encabeza la noticia). “Hablando de fotografías antiguas con Pablo Molina, nos contó que formaba parte de su álbum familiar y que el tercero por la derecha era su abuelo, Mariano Molina Hernando, que entró como hermano músico de la Cofradía el 9 de julio de 1898, cuando tenía 13 años”, comenta.
La historia reciente de la Banda también es un reflejo de nuestra sociedad contemporánea y un ejemplo de ello es que en el año 1998, consciente del avance de los tiempos y la inquietud que existía entre las nuevas generaciones por ingresar en la misma, abría la puerta a la admisión de las mujeres, siendo la primera en entrar Azucena Ruiz Herranz. En el resto de compañías de la Cofradía no se permitiría a las mujeres uniformarse hasta el año 2004.
Además, el libro recoge algunos de los hitos más importantes, como la celebración del 25º Aniversario en 2010; el homenaje a Santiago Azpicueta en 2004; el hermanamiento con la Societat Musical de Quartell en 2012 o la Coronación de la Virgen del Carmen en 2015, junto con otros acontecimientos y anécdotas que seguro que se avivarán en la memoria de los molineses, al dar lectura a este trabajo.
Dice José Luis Viorreta que después de 40 años la Compañía goza de buena salud y destaca el compromiso de sus integrantes, que aún hoy siguen renovando con savia nueva esta modesta formación musical, generación tras generación. Con su implicación y compromiso, siguen escribiendo un capítulo importante de la Historia de Molina que, gracias al esfuerzo y buen hacer de Ángel Ruiz Clavo, ha quedado plasmado y documentado para la posteridad.
Actualmente estos son los miembros que forman parte de la la Banda de Cornetas y Tambores:
Santiago Azpicueta Ruiz, Luis Azpicueta Ruiz, Pedro Guillén Checa, Vicente Saguillo Fernández, Agustín Ruiz Ruiz, José Carlos Doforno Saguillo, Alfredo Herranz Gracia, José Manuel Vicente Casalengua, Ángel Coronel Sanz, Jesús Alfaro López, Vanesa Santamaría Cubel, Francisco Izquierdo Esteban, Manuel García Sánchez, Débora Cubillo García, Ismael Cubillo García, José Miguel Martínez Muñoz, Eduardo Arias Egido, Alberto Checa Sánchez, Lucas Checa Benito, Leyre Checa Benito, José Antonio Martínez, Santos Jiménez García, Sergio Saguillo Herranz, Alejandro Doforno Saguillo, Daniel Belghil García, Diego Belghil García, Raúl Loghin Loghin, Alberto Abad, Pedro Abad, Juan Manuel Díaz Dicent, Alejandro Vicente Cubel, José Luis Martínez Valiente, Elena Herranz Benito, Julia Sánchez Holanda, Talía Establés, Ángela Establés, Cristian Hurtado Madrid, Miguel Ángel Ballesteros Herranz, Saúl Guillén Checa, Rocío Vicente Casalengua, José Luis Moreno, Pedro José Checa Cuenca, Mafalda y Manuela Guillén Asunción, Máximo Herranz Rubio, Marina Miño Guillén, Zulema Blasco Onsurbe, Carla Delgado Carrasco, Alberto Delgado Carrasco, Raúl Viorreta Monasterio, Óscar Viorreta Monasterio, Jorge Martínez Checa, Gael Ruiz Ladrón, José Luis Viorreta Medina.