OPINIÓN. Cronología de hechos y análisis de un proceso lógico (2)

28/07/2025 08:00 AM
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El día 30 de mayo de 1982 nos convertimos en el 16º país miembro, de pleno derecho, y con plenas obligaciones, de la OTAN. Que es, hay que reafirmarlo, una organización de defensa colectiva de Occidente. Solo eso, y nada menos que eso. Toda persona que nace se advierte en la necesidad de defenderse. Lo proclaman, en línea de pensamiento, Hobbes (nacido en 1588), el hombre es un lobo para el hombre, y el existencialista cáustico de mediados del siglo XX, Sartre: están en la dirección opuesta al buenismo de Rousseau (siglo XVIII) y al pacifismo hippy -contagiado a los 'populismos' -que sigue cuando los efectos de la segunda guerra mundial (lean 'Los diarios de Berlín', de María, Missie, Vasilchikoff, o el soberbio relato del odio interior del continente, obra de Vassili Grossman en Vida y sentido).

 

La historia universal confirma con hechos y desde sus orígenes la necesidad humana de su autodefensa: en cuanto el hombre se asoma a su existencia, busca repeler la agresión ajena. Se cobija (más que contra la intemperie, contra las fieras pero sobre todo contra sus enemigos de clan) en cuevas, tras murallas, en castillos, finalmente en bunkers. El aforismo filosófico primum vivere, deinde filosofare es un puente con un arco vacío en medio, que diría: "y, en todo caso, hay que defenderse del próximo a lo largo de todo el proceso personal y social".

 

Es la percepción de esa realidad la que aflora en los hallazgos arqueológicos, por ejemplo en los últimos descubrimientos de abundantes cascos celtibéricos. Realidad reiterada de conducta que, desde la atalaya del poder y con una mínima visión, advierten los políticos para establecer su acción pública, ciudadana, como un auténtico arte de lo posible y…necesario. El de la defensa adecuada. No hay época, país y gobierno sin una eficaz gestión de defensa colectiva, al menos como proyecto. Y así se comportó el PSOE en España, tras cuarenta años de régimen policial, más o menos flexible, en cuanto se acercó a la responsabilidad política efectiva en 1982. En su previa campaña electoral esgrimió el eslogan, recuerdan los ciudadanos con perspectiva: Otan: de entrada, no. Para, racional, responsablemente, convertirnos enseguida en uno de sus socios relevantes. Luego, pronto, el PSOE gobernante cumplió con un compromiso electoral, y sometió tal decisión a los ciudadanos en referéndum. Lo hizo en 1986, con una izquierda responsable y cumplidora de sus compromisos.

 

Para el 31 de enero de 1986 se convoca por el gobierno de Felipe González, pues, referéndum sobre la adhesión a la OTAN. Y las urnas arrojan el voto positivo del 56'85% de votos válidos. Es interesante -necesario- explicar que, desde la Moncloa, se cambió la argumentación, razonándola con circunstancias internacionales que hoy perviven, agudizadas: la CEE, luego UE, es, ¡por fin! una realidad social, cultural y económica merecedora de elogio y de protección.

 

Esa realidad había estado amenazada por 'la guerra fría' que, paradójicamente es una brasa que puede avivarse en cualquier momento (Rusia siempre ha oscilado, incluso en tiempos de los zares, entre el amor y el odio al Occidente europeo, repásese su novelística de los siglos XIX y XX). Y quizás, solo quizás, los más sensitivos de los pensadores occidentales (no ignoremos a Camus) no quería olvidar que la revolución rusa del 19 no fue solo obra de un colectivismo social, sino de un imperialismo (que, algún día, reviviría con los populismos). En eso estamos. Y aquella consciencia, poco a poco consolidada, justificó el resultado del referéndum de 1986, en un vuelco espectacular sobre el que hay que reflexionar para sacar conclusiones válidas, y permanentes. En 1979 el 74% de los votantes del PSOE, y la UGT como tal, estaban instalados en el citado prejuicio “Otan: de entrada, no”. Siete años después, votan por la incorporación a la defensa común (tal vez porque se ha asumido que hay una economía y una cultura comunes que proteger) grupos y mentalidades tan diversas como el socialismo, intelectual y de clase (UGT), los partidos CDS, PNV y CIU, y los territorios periféricos, es decir Canarias, Galicia o Navarra.

 

Esa concienciación continúa con más razones en la actualidad, ¿a quién se le puede ocurrir que un miembro pleno de la UE, que ha sentido en el continente la voracidad territorial de Rusia, en Ucrania, y con amenazas a países bálticos y Polonia, pueda dejar de contribuir a la defensa de esa realidad común? La debilidad, el mero titubeo, ¿no provocan la agresión? A más, más, es un axioma que arranca del derecho romano que, pacta sunt servanda. Y una comunidad de iguales, con contribuciones también iguales, proporcionalmente a su nivel de riqueza, en cuya creación, además, ha participado con vistas a la paridad interna, una UE cuyos miembros fijan, o aceptan, están moral y jurídicamente comprometidos a participar en los gastos de la defensa con un único criterio de contribución: un porcentaje del PIB.

 

Pero el presidente Sánchez, nuestro representante legal, cuestiona, o regatea (palabra de incumplidor), y a pesar de previamente haber firmado la resolución común, el acuerdo de participación en una cuota invariable, única, del PIB nacional, a los gastos de defensa-rearme del instrumento militar defensivo, cada vez más comunitario (debería serlo en casi todo; en lo militar, en lo social, y en lo económico, respetando las diversidades históricas y culturales). ¿Se ajusta, el portavoz de nuestra nación única y convergente con Europa, con esa actitud de divergencia singular, que podría generalizarse, en su caso, destruyendo la construcción general? ¿Someteremos el impulso comunitario efectivo al 'instante' de las ideologías, a pulsiones sociales minoritarias?

 

No bastarán diferencias socio-históricas, que ya han sido tenidas en cuenta, y superadas, en la integración de Europa (fondos Feder, por ejemplo). El presidente, nuestro presidente, alega que -sin considerar la inexistencia de Presupuestos Generales- las cargas sociales ya existentes no soportarían tales aportaciones a la defensa. Esa argumentación puede ser real: pero solo sería consecuencia de una mala gestión gubernativa: hemos propuesto, quizás, y conseguido que el gasto público supere las posibilidades de nuestra economía.

 

No es 'razonable' que el número de empleados públicos crezca por encima del de empresarios autónomos. Existe, por otra parte, una insostenibilidad del sistema de pensiones que ha llevado a dimisiones-ceses sonados en el Banco de España, por alertarse del hecho en el borrador de su informe anual de la economía española. O se subsidian ocios -que no actividades formativas- de la juventud, entre las que se incluye el ensanchamiento del PER, creando graves problemas de empleo-droga, en las comunidades afectadas. ¿Van a consentir los demás países afectados por repercusión, en esta desmesura a la baja, que blanquee errores políticos, y precisamente del país más amenazado por los peligros que vendrán del Sahel, y, en pinza, de los proyectiles balísticos de una Rusia relanzada hacia la nueva URSS?.

 

El presidente de la nación, escorado por el ala pacifista mínima que mantiene a flote su gobierno, parece querer despistar -mentir- a la Otan, y/o a los españoles, o a ambos. La España del confort no puede aspirar a vivir en paz sin sufragar su gasto justo en defensa, ni instalarse en la excelencia de un confort que no puede pagar y que, en su mayor parte, solo el don del sol (imán del turismo) sostiene.

 

Va a ser difícil -se rema aguas abajo- un cambio de ciclo. Pero resulta necesario para la supervivencia colectiva.

 

Santiago Araúz de Robles. Abogado y escritor.

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