Aquel verano del 74 en que se ‘avistó’ un OVNI en el Cerro del Pimiento

Publicado por: Ana María Ruiz
27/07/2025 08:00 AM
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Vista de la ciudad desde el Cerro del Pimiento//Imagen: Tomás Camarillo (1866)/Cefihgu.
Vista de la ciudad desde el Cerro del Pimiento//Imagen: Tomás Camarillo (1866)/Cefihgu.

En la década de los 70 y 80 Guadalajara fue la provincia de la región en la que más ‘platillos volantes’ se vieron. La explicación es muy terrenal. Y preocupante 

 

Guadalajara es una tierra que está llena de misterios y prodigios, tal y como se relata en el libro que lleva el mismo nombre del biólogo y aficionado a los temas de misterio, Ángel Arroyo. Fantasmas, apariciones, brujas, exorcismos, milagros y fenómenos celestes que han corrido de boca en boca durante siglos y han sido recopilados en sus publicaciones. 


Entre todos los sucesos extraños y todavía sin resolver se encuentra el fenómeno OVNI, que también llegó a la provincia, importado de la ‘moda’ que se impuso en Estados Unidos en 1947. Allí, el piloto Kenneth Arnold aseguró haber visto desde su avioneta, en Seattle (Washington), nueve discos en forma de media luna que se desplazaban, según sus palabras, "como platillos rebotando sobre el agua". De ahí que desde ese momento se calificara estos objetos voladores no identificados como 'platillos volantes'. 


La prensa estadounidense, concretamente la agencia Associated Press, se encargó de difundir la noticia a nivel mundial, lo que dio origen a numerosos avistamientos en todo el planeta que, lógicamente, llegaron a España. Y Guadalajara no se quedó atrás. Aunque hubo que esperar hasta tres años después para que los alienígenas se 'decidieran' a visitar nuestra tierra. 


En 'Prodigios y misterios de la provincia de Guadalajara', Ángel Arroyo relata que el primer avistamiento se produjo en 1950 en la capital, tal y como relató entonces la prensa local de la época, que fue bastante socarrona al hablar de los 'platillos volantes'. "En aquellos años todo el mundo empezó a ver platillos por toda la península. En aquel momento la prensa lo trató con mucha sorna pero después, viendo el potencial de lectores atraídos por lo que eran simplemente 'serpientes de verano', lo utilizaron para hacer publicidad de determinados negocios", afirma Arroyo. 


Como ejemplo, encontramos un texto publicado el 15 de abril de aquel año en Nueva Alcarria sobre el citado OVNI: "En Guadalajara ya hemos podido comprobar su hechura cuando hizo escala, cuyos ocupantes, al recorrer la población compraron varios artículos de piel, estilográficas, objetos para regalos, bisutería, perfumería, etc, en la calle Miguel Fluiters 25, en un establecimiento que se titula 'Bazar de Guadalajara', de donde se fueron muy satisfechos del obsequio que se les hizo, ya que ascendía a las cien pesetas de gasto y no quisieron esperar al sorteo mensual por si les salía premiado y les salía gratis, pues dijeron que no piensan volver por ahora'.

 

Los primeros 'avistamientos' se tomaron con mucha sorna en la prensa provincial//Imagen: Cortesía Ángel Arroyo.
Los primeros 'avistamientos' se tomaron con mucha sorna en la prensa provincial//Imagen: Cortesía Ángel Arroyo.



Susto en el Cerro del Pimiento

 

Según comenta Ángel Arroyo a El Decano de Guadalajara, desde esa fecha y hasta 1987 se produjeron numerosos avistamientos en los cielos de la capital. 


El 27 de julio de 1965, el semanario Flores y Abejas titulaba como '¿Satélite? ¿Platillo volante?' la información sobre un "objeto luminoso semejante a una estrella, que se desplazaba a gran velocidad". 


En 1969, la prensa recogía otro suceso similar: "Un vecino, residente en la parte baja de la capital ha desvelado que a las dos de la madrugada del pasado día 25 vio sobre la vertical del polígono residencial de El Balconcillo un extraño objeto volador que se desplazaba sin ruido con dirección a la Sierra de Guadarrama. Tenía en principio forma semicircular y color anaranjado con destellos del mismo color, aunque al poco rato adquirió forma triangular y blanco".

 

IMagen: Cortesía Ángel Arroyo.
IMagen: Cortesía Ángel Arroyo.



Hubo que esperar hasta el final del verano de 1974 para el siguiente avistamiento en la ciudad. Quizás fue uno de los más curiosos porque contó con hasta cuatro testigos y el OVNI llegó a ‘tocar tierra’ en pleno casco urbano. Ocurrió en el Cerro del Pimiento, un barrio humilde ubicado en la zona cercana al entorno del actual IES Buero Vallejo, el Museo Francisco Sobrino y el Centro San José. 


El reportero del semanario Flores y Abejas, Fernando Chápuli, muy aficionado a estos temas, acudió en busca de algún testigo que pudiese dar fe de lo que había visto. Publicó la entrevista que le concedió una mujer que prefirió guardar el anonimato. Así, le confirmó que entre el 2 y el 15 de septiembre, pocos días días antes de las Ferias de Guadalajara, vio "como una columna de color rojo y púrpura, como con forma humana, que se elevaba al cielo. Al principio era muy bonito pero luego sentí miedo. Después esa columna iba bajando y se iba haciendo cada vez más pequeña hasta que caía al suelo, como con forma de estrella, y después se apagaba". 


La mujer afirmó haberlo visto hasta en seis o siete ocasiones: "Hemos pasado una semana con mucho miedo- le contaba al reportero- No se me podrá olvidar". Asegura la testigo que el suceso dudaba unos diez minutos, que lo vio claramente pero que no pudo atisbar ningún tipo de ser, ni terrestre, ni extraterrestre. Al ser preguntada por lo que creía que podía ser contestó: "No lo soñé. No lo puedo explicar. Pero de lo que sí estoy segura es de que no estamos solos". 


El resto de testigos corroboraron esta visión. De hecho, a día de hoy, antiguos vecinos de la zona -ya mayores- y sus hijos -entonces niños- recuerdan con toda nitidez cómo se hablaba de aquello, que corrió de boca en boca por toda la ciudad.

 

También en El Clavín, la plaza de Santo Domingo, El Balconcillo y la calle Cifuentes


A estos casos documentados por Arroyo hay que sumar otros tres en diferentes puntos de la ciudad. 


En enero de 1978, se observó “un objeto con forma de casquete de esfera, con la base redonda, recubierto con una capa ígnea de color anaranjado” que subía por la calle Cifuentes hasta el cruce de la calle Constitución con la avenida de Castilla. El testigo ofreció todo lujo de detalles en el cuestionario que repartía el Centro de Estudios Interplanetarios a todas las personas que decían haber visto un OVNI. El objetivo: recopilar los casos que se registraban en toda España para crear una base de datos. 


Los dos últimos avistamientos que se produjeron en la capital están relativamente cercanos en el tiempo y se encuentran recogidos en el libro 'Guadalajara, tierra de leyendas', del historiador, periodista y editor, Julio Martínez García


Uno de ellos tuvo lugar en agosto de 1986, sobre las cuatro de la madrugada, cuando dos testigos divisaron cerca de la urbanización El Clavín "una corona circular de color naranja que emitía una gran luz y que parecía girar sobre sí misma". Según afirmaban, tenía un tamaño de 20 metros aproximadamente, se emplazaba a unos 100 metros de distancia durante 35 minutos "para ascender hacia el cielo y desaparecer de la visión". 


El caso más reciente se registró en la plaza de Santo Domingo, el 13 de septiembre de 1987, en plenas Ferias, cuando -relata Julio Martínez- "entorno a las 21:45 horas, el cielo se iluminó de manera inusitada y la concurrencia miró hacia el firmamento para divisar cómo un objeto grande y luminoso iba cruzando de norte a sur hasta desaparecer de nuevo". Este fenómeno también fue visto en otros puntos de la ciudad: "Un conductor que estaba a punto de entrar en Guadalajara describió que había sobre la ciudad una bola de color anaranjado, más pequeña que una luna llena y que se desplazaba hacia el territorio meridional".

 

Dibujos y explicaciones en los cuestionarios que remitía el Centro de Estudios Interestelares//Imagen: Cortesía Ángel Arroyo.
Dibujos y explicaciones en los cuestionarios que remitía el Centro de Estudios Interestelares//Imagen: Cortesía Ángel Arroyo.

 


En comparación con el resto de la provincia la capital tuvo pocos avistamientos. Según una entrevista realizada a Enrique de Vicente, asiduo colaborador de los programas de misterio de Iker Jiménez, fundador y director de la revista Año Cero, Guadalajara fue la provincia de la región donde más OVNIs se vieron en los años 70 y 80. Cuando era joven, el periodista recorrió toda la provincia investigando temas ufológicos, acompañado por el doctor, especialista en parapsicología y director del programa de televisión Más Allá, Fernando Jiménez del Oso. 


El más famoso de todos los casos OVNI de la provincia fue el llamado ‘Caso Sacedón, Expediente 21’, en 1969, que se encuentra entre los cientos de casos desclasificados en 1992 por la entonces Junta de Jefes de Estado Mayor. Nunca se encontró justificación científica.

 

La misma suerte corrieron los avistamientos que tuvieron lugar en 1977 en Málaga del Fresno y en Pastrana y en 1979 en Mohernando. Todos ellos tuvieron en común que se produjeron en la carretera, con bolas de fuego que perseguían a los coches o incluso saliendo y entrando de las aguas del embalse de Entrepeñas. 

 

Una explicación terrenal y preocupante


La explicación para todos estos fenómenos ufológicos es mucho más terrenal de lo que podría parecer. Según ha señalado a esta Redacción Ángel Arroyo, en estos casos lo que prima es el testigo: "Ellos dicen lo que ven, pero la realidad va más allá de la interpretación que le dé el propio testigo del fenómeno".


En este sentido, analizando los datos, ha comprobado que la mayor parte fueron efectos producidos por fenómenos celestes naturales y por los primeros aviones a reacción que comenzaban a sobrevolar los cielos de España: "Eran una novedad y la gente que no sabía lo que eran. Dejaban una estela y un rastro que reflejaban la luz del sol. Esto explica que todo el mundo empezase a ver lo mismo. Los testigos no mentían porque realmente eran objetos voladores no identificados". 


Arroyo asegura que el hecho de que se relacionasen estos sucesos con la teoría de los  extraterrestres "está muy vinculado con el cine de entonces, con con la ciencia ficción, con la cultura que venía de EEUU, los primeros cómics, los marcianos, …".


Pero detrás de esto se esconde algo más peligroso: la sospecha de que pudo tratarse de pruebas con armas nucleares.

 

Por ello, ha iniciado una investigación que ayude a clarificar este preocupante extremo. "En el año 47 se dudaba de que fueran restos de tecnología militar alemana de la Segunda Guerra Mundial con las famosas bombas volantes V2. Los secretos de la tecnología militar armamentística de EEUU no se podían dejar tan abiertos. Se hizo un camuflaje, se difundió falsa información para que pareciese que todo aquello procedía de seres del espacio. Se camufló la incipiente carrera armamentística con la ciencia ficción y tuvo mucho éxito. Servía de tapadera para que no se viera lo que estaban haciendo realmente en Europa: nos estaban invadiendo con pruebas y prototipos de tipo militar cargados con algún tipo de radiactividad", afirma Ángel Arroyo. 


A ello se añade que el los 70 y 80 las centrales nucleares de Zorita y Trillo estaban en pleno funcionamiento y, casualmente, “los periodos de recarga y de ajustes siempre coincidían en el tiempo con la aparición de platillos volantes”.

 

De esta manera, asegura, que "en caso de que los experimentos militares con armas radiactivas de EEUU sobre los cielos de España produjeran algún accidente que pudiese provocar daños a la población, siempre podían echar la culpa a las nucleares". "En Guadalajara -continúa- tenían un lugar excepcional para hacer pruebas con energía radioactiva sin que llamara la atención. En este caso, tener tan cerca la Base Militar de Torrejón y dos centrales ha sido fundamental para que nosotros seamos los elegidos. Estamos en un lugar ideal para camuflar este tipo de cosas".

 

IMagen: Cortesía Ángel Arroyo.
Imagen: Cortesía Ángel Arroyo.


Recuerda además que en aquella época los índices de fallecimientos a causa de cáncer se elevaron en la provincia: "Por eso estamos investigando, para elaborar un censo. Es muy difícil conseguir ese tipo de información pero es cierto que la mortalidad en aquellas zonas de Guadalajara donde se produjeron avistamientos o que están próximas las nucleares fue superior a la media nacional. Y esto es muy grave". 


De ahí su empeño en realizar un estudio más profundo para comprobar si pudo ocurrir algo tan peligroso: "Se utilizó el término OVNI porque les daba impunidad para hacer cualquier barbaridad. Pero hay que contrastarlo. No constante, nada de extraterrestres, nada de seres de otro planeta, sino todo manipulación, encubrimiento y sobre todo impunidad para tapar las cosas que no están bien hechas”, concluye.

 


Los libros ‘Prodigios y misterios de la provincia de Guadalajara’ de Ángel Arroyo,y ‘Guadalajara, tierra de leyendas’, de Julio Martínez García, puede adquirirse en las librerías tradicionales, en la nueva librería y espacio cultural Mareta de Guadalajara (plazuela de Don Pedro, 1) y a través de las editoriales Ediciones Aache y Océano Atlántico Editores.

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