El Ayuntamiento de Brihuega ha culminado la restauración de la Picota, uno de los símbolos más representativos de la villa, con una inversión superior a los 10.000 euros procedentes íntegramente de fondos municipales. El monumento, datado en el siglo XVI, presentaba un grave deterioro estructural que ponía en riesgo su estabilidad y conservación.
La intervención, guiada por criterios de mínima alteración y máximo respeto al original, ha sido ejecutada por las especialistas en restauración de bienes culturales María Campoamor Martínez y Cecilia Hernández de la Torre. El proceso fue presentado este lunes en el Salón de Actos municipal, en una mesa redonda que contó también con la participación del historiador briocense Antonio Caballero García y el alcalde, Luis Viejo, quien destacó la firme apuesta del consistorio por la recuperación del patrimonio local.
La Picota, construida en piedra caliza actualmente erosionada, cumple una doble función histórica: como símbolo de la autonomía judicial de Brihuega tras obtener el rango de villa, y como elemento de escarnio público para la exposición de reos. Antes de la restauración, su estado era crítico, con riesgo de desplome, pérdida de material pétreo, reparaciones previas con morteros de cemento inadecuados y presencia de líquenes que favorecían la humedad.
Entre los trabajos realizados destacan la limpieza en seco, la reposición de piezas con piedra de idénticas características, el desmontaje y recolocación pieza a pieza para garantizar la estabilidad, la reintegración volumétrica y cromática, y la aplicación de un tratamiento hidrofugante final.
La jornada concluyó con una visita in situ al monumento restaurado, donde el alcalde anunció la próxima intervención en la Picota de Villaviciosa, reafirmando el compromiso del Ayuntamiento con la conservación del legado histórico briocense.