Camino de concluir este 2025, el primer cuarto de siglo presenta un balance abrumador de crisis financieras. En este período se han producido siete grandes sacudidas en los mercados financieros y otras tantas crisis de menor calado debido a la aparición de los denominados Cisnes Negros. Esos eventos inesperados o imprevistos que acaban provocando importantes caídas en los indicadores bursátiles
Pese a todo, las bolsas mundiales han logrado mantener un crecimiento robusto, superando estos vaivenes, y van camino cerrar este período en máximos históricos y muy cerquita de ellos. Evidencia de la alta resiliencia de la renta variable que confirma el viejo adagio de que la Bolsa siempre es rentable a largo plazo.
Pero para ser más precisos, en Creand Wealth Management, entidad especializada en banca privada, han querido analizar con detalle estas grandes crisis y la posterior evolución de los mercados financieros después de estos períodos de inestabilidad. El objetivo es comprobar cuánto tiempo tardaron en recuperarse los mercados financieros y ver el impacto de esas crisis en el desarrollo de las bolsas en el medio y largo plazo.
La entrada del nuevo siglo recuerda la firma, llegó precedida por el estallido de la burbuja de las puntocom en entre 1999 y el año 2000. El rápido avance de la tecnología desató la especulación hacia las compañías del sector debido al desconocimiento de los nuevos modelos de negocio y el cálculo erróneo sobre las expectativas de generación de beneficios dando lugar a numerosas sobrevaloraciones.
El estallido de la burbuja, al no cumplirse las expectativas, dio paso a la quiebra masiva de empresas tecnológicas y una reducción de empleos relacionados con el sector, con una caída de más del 82% en el Nasdaq-100, el índice bursátil de Estados Unidos que recoge a los 100 valores de las compañías tecnológicas más importantes, en el periodo transcurrido entre el 27 de marzo de 2000 y el 9 de octubre de 2002.
En este caso, el índice tardó en recuperarse 15 años, aunque el crecimiento experimentado a partir de 2015 le ha permitido multiplicar por más de cinco su valor en bolsa en la última década.
Sin lugar a duda, la crisis financiera más grave desde la Gran Depresión de 1929 por su magnitud y sus consecuencias fue la crisis financiera global de 2008. En esta crisis confluyeron otros factores relevantes como el exceso de crédito y la laxitud para otorgar hipotecas a personas con bajo perfil crediticio (subprime). Multiplicando las deudas de dudoso cobro.
Con el tiempo, esta bola de nieve acabó generando una avalancha de ejecuciones hipotecarias que terminó por empujar a la quiebra a entidades sistémicas, como el caso de Lehman Brothers en septiembre de 2008. Esta situación derivó en una crisis de confianza global y una paralización del crédito concedido, tanto a empresas como a particulares, con un efecto demoledor en el sector inmobiliario.
Como consecuencia se produjo una caída sostenida en los mercados financieros a nivel global, que se prolongó hasta el año 2010. "Si tomamos como referencia el índice MSCI World, un amplio índice de renta variable global que representa el rendimiento de la renta variable de mediana y gran capitalización, los mercados tardaron en alcanzar los máximos previos a la crisis casi seis años, en febrero de 2013", señalan en Creand Wealth Management.
Sin solución de continuidad, el aumento de los niveles de deuda pública y privada en todo el mundo, para estimular el crecimiento y rescatar entidades acabó desembocando en una crisis de la deuda soberana del sistema bancario y del sistema económico de la Unión Europea. Este escenario desencadenó una ola de caídas en la calificación crediticia de la deuda gubernamental de varios Estados europeos.
El impacto fue especialmente significativo en países como España, Italia, Portugal y Grecia, que pasaron a ser conocidos como los PIGS, cuyos niveles crónicos de déficits se agravaron ante la falta de control. La pérdida de confianza en estos mercados derivó en una venta masiva de deuda de países con mayor exposición al riesgo y un incremento de la prima de riesgo con una pérdida generalizada de confianza.
Si tomamos como referencia la evolución de los principales índices de España e Italia, las dos economías más importantes de la zona euro que sufrieron el impacto de la crisis de la deuda, observamos que, en España, el Ibex 35 no ha vuelto a alcanzar niveles de 11.900 puntos hasta enero de 2025, pese a que ya venía de una racha bajista por la crisis de 2007, cuando había logrado alcanzar los máximos históricos, situándose en los 15.945 puntos en noviembre de 2007.
En el caso de Italia, su índice de referencia, el Ftse MIB experimentó una caída del 72% desde el 18 de mayo de 2007 hasta el 9 de marzo de 2009. Tras una leve recuperación durante ese ejercicio, tardó en recuperar los niveles alcanzados en septiembre de 2009 (23.900) casi nueve años, en abril del 2018.
La salida del Reino Unido aprobada en el referéndum realizado a finales de junio de 2016 supuso la mayor caída hasta entonces en la historia de las bolsas mundiales. Las pérdidas en Bolsa superaron los 2 billones de dólares frente a los 1,9 billones por la quiebra de Lehman. El Ibex 35 se desplomó ese viernes algo más de un 12%, mientras la libra retrocedía un 8%, hasta mínimos no vistos desde 1985.Al selectivo español le costó tres meses en recuperarse de esa abrupta caída.
La pandemia mundial ocasionada la Covid representa por 'excelencia' el ejemplo de Cisne Negro para los mercados. Su rápida e inesperada propagación por todo el planeta a principios del año 2020 supuso confinamientos y cierres nunca vistos de forma global.
Tomando como referencia el MSCI World, en solo dos meses, los mercados se desplomaron un 34%, de febrero a marzo del 2020 fruto del nerviosismo y la parálisis de la actividad económica. De hecho, dos de las cinco mayores caídas en Bolsa de la historia se sufrieron casi consecutivamente durante los primeros días de la crisis sanitaria, el 12 de marzo y el 16 de marzo de 2020, en ambos casos con caídas del 9,9%.
Pese a esa caída cercana al 20%, entre enero y marzo de 2020, la recuperación también fue muy rápida. Los mercados ya habían recuperado los niveles prepandemia en el mes de diciembre de ese mismo año y, a partir de ese momento, las bolsas han experimentado un robusto crecimiento, empujadas por el impulso de las grandes empresas tecnológicas.
Tras la pandemia la economía mundial se enfrentó a un escenario de incremento del precio de la energía, estímulos fiscales nunca vistos y una crisis en la cadena de suministros. Factores que derivaron en un aumento significativo de la inflación global. La subida de precios, junto a las políticas monetarias restrictivas por parte de los principales bancos centrales, plantearon algunos retos para la economía: minimizar el encarecimiento del crédito y la caída de inversiones y consumo, la volatilidad de los mercados y el riesgo de estancamiento de la economía.
No obstante, el impacto fue limitado en los mercados, recuerdan en Creand Wealth Management. Según el MSCI World, desde el máximo histórico alcanzado en diciembre de 2021 hasta ese momento, donde los mercados venían con una inercia alcista empujados por la recuperación progresiva de la normalidad post pandemia las bolsas tardaron en recuperarse 26 meses (febrero 2024) y, a partir de ese momento, han experimentado un crecimiento sostenido.
El potencial de crecimiento de las bolsas en estos últimos años, principalmente al abrigo del impulso de las empresas tecnológicas, se ha visto paralizado tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Su agresiva política arancelaria en su segundo mandato ha llegado a generar caídas superiores al 10% en los mercados financieros a nivel global.
El MSCI World cayó un 11,29% y recuperó niveles anteriores al anuncio (3.668 puntos) el 1 de mayo de 2025. En especial, los mercados sufrieron grandes caídas tras el denominado Día de la Liberación, el pasado 2 de abril, cuando Trump anunció su paquete arancelario masivo. No obstante, todavía es pronto para ver el impacto en el corto y medio plazo y cómo será la recuperación de las bolsas.
En un entorno financiero que está en constante cambio y evolución, los cisnes negros, esas sorpresas impredecibles que pueden alterar drásticamente los mercados, siempre estarán sobrevolando por los mercados.
Desde crisis económicas hasta pandemias globales, los eventos que parecen lejanos e improbables pueden ocurrir en cualquier momento y afectar a la estabilidad de los activos y desafiar las estrategias tradicionales. Sin embargo, subrayan en Creand Wealth Management la historia enseña una lección fundamental: que a paciencia y la disciplina, junto con una adecuada diversificación, son las claves fundamentales para sobrevivir y prosperar en tiempos de incertidumbre en los mercados financieros.
Mantenerse invertido durante las caídas pronunciadas, lejos de ser una estrategia arriesgada, es en realidad una de las decisiones más prudentes que un inversor puede tomar. Juan Litrán, analista en Creand Family Office, explica que "las correcciones del mercado, por más dolorosas que puedan parecer en el corto plazo, han sido históricamente el caldo de cultivo para las oportunidades de largo plazo. Los cisnes negros, aunque desafiantes, también traen consigo una recalibración del mercado que, para aquellos que se mantienen fieles a sus estrategias de inversión diversificada, ofrece rentabilidades significativas cuando se supera la volatilidad".
Por otro lado, la diversificación, lejos de ser solo una técnica para mitigar riesgos, se convierte en un salvavidas ante la incertidumbre global. Según Litrán, "al distribuir el riesgo a través de diferentes clases de activos, sectores y geografías, los inversores no solo protegen su cartera ante los imprevistos, sino que también se posicionan para captar el crecimiento cuando el mercado se recupera".
Así, lo que hoy parece un Cisne Negro siempre acaba convirtiéndose en una oportunidad con el paso del tiempo. "Por eso resulta fundamental que los inversores no se dejen llevar por las emociones o el pánico que los alejen de su objetivo a largo plazo. La inversión requiere de visión, disciplina y, sobre todo, de una estrategia bien diversificada que resista la prueba del tiempo, incluso en los momentos más turbulentos", puntualiza Litrán.
Julio Muñoz. Periodista de información económica y experto en comunicación.