Un esbozo de historia económica de la provincia de Guadalajara

27/09/2025 08:00 AM
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Gabriel María Vergara y Martín//Imagen: Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
Gabriel María Vergara y Martín//Imagen: Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.

El catedrático Gabriel María Vergara Martín, publicó en 1936, en el Boletín de la Sociedad Geográfica Nacional, el un artículo 'Aproximación a la historia económica de la provincia de Guadalajara”, el primer intento de elaborar un estudio sobre el devenir de las gentes de Guadalajara en su afán por arrancar a la tierra todo lo que esta provee y la transformación de estas materias en productos útiles, desde el medioevo hasta los años treinta del pasado siglo

 

Gabriel María Vergara Martín (Madrid, 19 de enero de 1869-Madrid, 20 de diciembre de 1948) fue un catedrático de Geografía e Historia que ejerció la docencia en el Instituto de Enseñanza Media de Guadalajara desde 1898, hasta su jubilación en enero de 1939. 

 

Cursó estudios en la Universidad Central madrileña, donde logró en 1892 el grado de Doctor en Filosofía y Letras con su tesis sobre 'Colmenares y su Historia de Segovia' y en Derecho desde 1894 con su estudio sobre 'La esclavitud: sus causas y vicisitudes porque ha pasado desde su origen hasta la actualidad'. Fue autor de un buen número de obras sobre diversos temas, entre los que destacan de las concernientes a la provincia de Guadalajara: 'Cantares, refranes, adagios, proverbios, modismos, locuciones y frases proverbiales referentes a Curas, Frailes, Monjas y Sacristanes' (1929), 'Noticias de algunos naturales de Guadalajara que se distinguieron en América' (1930), 'Algunas cosas notables y curiosas de la provincia de Guadalajara' (1931),  'Cantares populares recogidos en la provincia de Guadalajara' (1932), 'Algunas palabras de uso corriente en la provincia de Guadalajara que no se hallan en los diccionarios' (1946), etc.

 

En enero de 1936, publicó  en el Boletín de la Sociedad Geográfica Nacional un artículo titulado 'Aproximación a la historia económica de la provincia de Guadalajara', que puede considerarse el primer intento de elaborar un estudio sobre el devenir de las gentes de Guadalajara en su afán por arrancar a la tierra todo lo que esta provee, desde los productos de la agricultura hasta los preciados minerales de sus entrañas, y la posterior transformación de estas materias primeras en productos útiles para la vida, desde el medioevo  hasta los años treinta del pasado siglo. El texto comienza así:

 

"La historia interna de la provincia de Guadalajara está por hacer,  en particular desde el punto de vista económico, porque los escritores que han tratado de los hechos notables ocurridos en ella no han fijado su atención en el desenvolvimiento que ha adquirido la vida económica de esta región, tal vez por ser esencialmente agrícola, sin reparar que no por eso han dejado muchos de sus habitantes de emplear su actividad en diferentes manufacturas, habiendo períodos en que han alcanzado gran prosperidad algunas industrias, como, las de los paños y tejidos, negando a competir las labores de las fábricas de Guadalajara y Brihuega, durante el siglo XVIII, no sólo con las más afamadas producciones de otras localidades españolas, sino también con las de Inglaterra y los Países Bajos".

 

Y el autor pone negro sobre blanco toda la sucesión de fechas con arreglo a su juicio y nivel de información sobre acontecimientos económicos tales como la concesión de ferias a Guadalajara y Brihuega en el siglo XIII por los monarcas castellanos o, ya en el siglo XVI, más concretamente en 1575, la constitución en Guadalajara del Cabildo de Hacendados y de Labradores y el hecho que la entonces Villa de Molina y su tierra solicitaran permiso a las Cortes de Madrid en 1576 para revender sus lanas al extranjero.

 

Primeras industrias en la provincia

 

En el siglo XVII destaca el año de 1640, en el que el rey Felipe IV fundó en Corduente una fábrica de artillería para emplear sus productos en la guerra contra los catalanes. Una industria de cintas se estableció en Pastrana en 1684 y otra en Fuentelaencina en 1687, compitiendo entre ellas por un débil mercado para sus productos que no daba para la supervivencia de las dos, por lo que hubo de cerrar la de Fuentelaencina, a instancias de la de Pastrana.

 

En el contexto de la recuperación de la economía castellana en las décadas finales de este siglo, se instaló en Sigüenza una fábrica de bayetas que contó con el apoyo del rey Carlos II y el obispo de la Diócesis seguntina.

 

El comienzo del siglo XVIII y con él la Guerra de Sucesión, no fue bueno para las pañerias de Horche que fueron saqueadas el 3 de diciembre de 1710. Pero contra lo que podría interpretarse como un mal auspicio económico para la centuria, fue precisamente en ella en la que la industria alcanzó un desarrollo sin igual hasta entonces en la provincia.

 

Como a consecuencia del colapso económico de Castilla en el siglo anterior, se habían perdido hasta los oficios, en 1718 el barón de Riperdá trajo de Holanda a cincuenta compatriotas suyos especializados en la elaboración de paños que tras un tiempo en la Casa Real de Aceca, en el pueblo toledano de Villaseca de la Sagra, vinieron a Guadalajara donde instalaron sus telares y comenzó a funcionar la Real Fábrica de Paños desde 1719, por disposición del rey Felipe V. La de Brihuega lo hará en 1750.

 

Vista de las fachadas de la Real Fábrica de Paños de Brihuega en el siglo XVIII//Procedencia imágenes: Portal de Cultura de Castilla-La Mancha. https://cultura.castillalamancha.es
Vista de las fachadas de la Real Fábrica de Paños de Brihuega en el siglo XVIII//Procedencia imágenes: Portal de Cultura de Castilla-La Mancha. http://cultura.castillalamancha.es

 

 

La manufactura de bayetas de Sigüenza seguía funcionado a buen ritmo, pues en 1732 consumía más de 4.000 arrobas de lana al año, aunque en la villa alcarreña de Atanzón en 1751, el decaimiento de sus talleres textiles, era tal que ya solo trabajaban en ellos seis tejedores y cinco pelaires.

 

El 26 de abril de 1763, la Junta de Comercio dio orden de  imponer graves penas a los fabricantes de cordobanes de Budia y  Brihuega por los fraudes que cometían en su fabricación, para abaratar su precio.

 

Las fábricas del rey de Guadalajara y Brihuega continuaban su evolución y en la primera nos dice Vergara que en 1750 funcionaban cerca de 500 telares para la fabricación de paños, lienzos y sedas y en la de Brihuega en 1787, 84 telares que empleaban a 168 obreros tejedores y 40 aprendices y canilleros.

 

En 1800 se instaló en Gárgoles de Arriba una factoría de papel con moderna maquinaria donde por primera vez se aprovecharon paja, juncos, sarmientos y esparto para su elaboración.

 

No se escaparon al autor los problemas entre el trabajo y el capital, aun cuando este fuera estatal, pues señala que el 30 de noviembre de 1816 se dictó una Real orden dirigida al Superintendente de las Reales Fábricas de Paños de Guadalajara y Brihuega, mandando que se abonaran a sus obreros los jornales que se les debían hacía meses. O que el 3 de mayo de 1820 se amotinaron los operarios de la Real Fábrica de Paños de Guadalajara por falta de pago de sus salarios, y que esta factoría cerró en 1821, por la sencilla razón que la Hacienda Real ya no podía sostenerla, como lo había hecho sus más de cien años de existencia con pérdidas, por la debacle económica de la Guerra de la Independencia. La de Brihuega sería comprada en 1840 por el acaudalado propietario alcarreño Justo Hernández Pareja.

 

El descubrimiento de las minas de plata de Hiendelaencina en 1844 por Pedro Esteban Gorriz, queda reflejado en esta cronología.

 

En ese mismo año se estableció en el ex Convento de San Francisco de Guadalajara la Maestranza o talleres de Ingenieros, constituida por una sección de carpinteros, otra de ebanistas y una de forjadores.

 

En 1846 se introdujo maquinaria en la papelera de Gárgoles de Abajo para hacer papel continuo.

 

El declive de la industria pañera estatal dejó paso en el caso de Brihuega a la iniciativa privada y en 1857 y 1874 respectivamente,  Ramón Casas y Tomas Ortega instalaron fábricas textiles.

 

Siendo gobernador civil de Guadalajara  Antonio Alcalá Galiano, y Ministro de Fomento el Conde de Toreno se inauguró un 17 de octubre de 1876 la Exposición Provincial de Guadalajara, en la que se presentaron los productos agrícolas e industriales de la provincia, habiendo sido el principal organizador de este certamen el mencionado gobernador.

 

Fue un 5 de febrero de 1920 cuando los reyes  Alfonso XIII y Victoria de Battenberg asistieron a la inauguración oficial, en Guadalajara, de La Hispano, fábrica de material de guerra y de automóviles, construida en terrenos próximos a la estación del ferrocarril.

 

La Hispano, de Guadalajara. Taller de montaje, fuselajes del avión Hispano- Nieuport 52 sobre los bancos de trabajo. Archivo fotográfico José López. Reg. JL-NC 1289.Cefihgu. Guadalajara.
La Hispano, de Guadalajara. Taller de montaje, fuselajes del avión Hispano-Nieuport 52 sobre los bancos de trabajo//Archivo fotográfico José López. Reg. JL-NC 1289.Cefihgu. Guadalajara.

 

La importancia de la formación

 

El 1 de diciembre de 1922 empezó a funcionar en Guadalajara la Escuela de Artes y Oficios, en la casa número 46, de la calle del Ingeniero Mariño, donde estaba instalada la Fundación Nieto, esta de carácter laico. En el mes de julio de 1932 comenzó su andadura en Guadalajara la Escuela Elemental de Trabajo, al tiempo que dejaba de hacerlo la mencionada de Artes y Oficios.

 

En línea con las palabras de Karl Marx, aquellas que decían, 'La ignorancia  nunca ayudó a nadie', el 31 de mayo de 1925, la Casa del Pueblo de Guadalajara inauguraba su biblioteca, para combatir la ignorancia del proletariado.

 

El autor finaliza esta cronología recogiendo la fecha de 2 de diciembre de 1934 en la que se publicó el decreto por el que se creaba en Guadalajara la primera Escuela Nacional de Obreros y Capataces Agrícolas.

 

Todas estas efemérides y otras de menor alcance quedan expuestas en la cronología económica provincial de Gabriel M. Vergara.

 

Como todo lo nuevo, esta ordenada sucesión de hechos económicos tiene sus debilidades, que saltan enseguida a la vista, siendo la primera el que no haya ninguna referencia a las salinas de la tierra de Atienza, teniendo en cuenta su importancia económica a lo largo de los siglos y que aún la mantenían cuando se elaboró este artículo.

 

Tampoco la hay a las distintas fases de explotación de las minas de plata de Hiendelaencina, ni a la llegada del ferrocarril a Guadalajara y Sigüenza, ni a los pinares del Ducado de Medinaceli y a su industria resinera, ni al salto de Bolarque que abastecía de energía eléctrica a Madrid, ni a las minas de hierro de Setiles, puestas en explotación a gran escala desde principios del siglo pasado por los empresarios vascos Eduardo Aznar y Ramón de la Sota.

 

De la moderna industria solo cita:

"[…la magnífica fábrica de cemento portland, marca El León, construida junto a la estación del ferrocarril de Matillas por una sociedad inglesa]"

 

así como las:

 

"[…fábricas y talleres que se establecen por todas partes, existiendo actualmente en la ciudad de Guadalajara -en sus alrededores fábricas de chocolate, de pastas para sopa, de jabón, de aceite, de vinos, de aguardientes, de gaseosas, de harinas, de curtidos, de cacharros ordinarios, de tejas, de ladrillos y baldosines, de mosaico hidráulico y piedra artificial, de uralita, de electricidad…]"

 

Con todo, este calendario de la actividad económica provincial en distintas épocas tiene el valor de la originalidad, de ser el primero en algo, permaneciendo a la espera de ser completado y desde luego aumentado, con una extensa y bien documentada historia del quehacer económico a lo largo de las centurias en las tierras de Guadalajara.

 

Fuentes consultadas para la elaboración de este artículo

- Boletín de la Sociedad Geográfica Nacional. Enero de 1936. Tomo LXXI. Número 1.

- CaleroDelso,J.P.,“GabrielMaríaVergaraMartín”,en diccionariobiográficodecastillalamancha.es

 

Enrique Alejandre Torija. Investigador de temas históricos, autor de 'El movimiento obrero en Guadalajara. 1868-1939' y 'Guadalajara, 1719-1823.Un siglo conflictivo' y 'La mujer trabajadora en Guadalajara.1868-1939'.

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