Algunos aspectos del paso de la Familia Real por Guadalajara en 1802

26/10/2025 08:15 AM
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La Casa Real visitó Guadalajara en 1802//Imagen: 'La familia de Carlos IV', cuadro pintado por Francisco de Goya en 1800. Museo del Prado.
La Casa Real visitó Guadalajara en 1802//Imagen: 'La familia de Carlos IV', cuadro pintado por Francisco de Goya en 1800. Museo del Prado.

En su viaje a Barcelona para asistir a los enlaces matrimoniales entre el futuro rey Fernando VII,  con la princesa napolitana María Antonia y de la infanta de España, María Isabel con Francisco Genaro, el príncipe heredero de las Dos Sicilias, Guadalajara se convirtió en ciudad de paso obligado

 

Las principales vías de comunicación que atravesaban los territorios de la actual provincia de Guadalajara en el siglo XVIII, eran al igual que las de la mayoría del Estado español: intransitables. Así las definió en 1803 el ingeniero civil Agustín de Bethancourt, sometidas a peligros como los descritos por José Cadalso en sus 'Cartas Marruecas', escritor que observó con ojo crítico los males del país en esa época:

 

"Como los caminos son tan malos en la mayor parte de las provincias de tu país, no es de extrañar que se rompan con frecuencia los carruajes, se despeñen las mulas, y los viajantes pierdan sus jornadas". (Cadalso, J. 'Cartas Marruecas').

 

El arreglo de los caminos fue abordado por los Reyes Católicos y sus sucesores de la Casa de Austria, aunque no aseguraron ni la construcción de nuevas vías, ni el coste del mantenimiento de las existentes a cargo de la Real Hacienda, -la decadencia económica del siglo XVII no permitió el arreglo de caminos, de 'herradura', en su mayoría- sino que procuraron que fueran los municipios los que asumieran su reparación en el tramo correspondiente a cada uno, por lo que autorizaron a las autoridades locales para imponer impuestos directos, indirectos o bien gastar de sus fondos para el arreglo de caminos y puentes.

 

La primera vez que se plantea la posibilidad de construirlos con cargo a las arcas públicas es en una Real Cédula de 1747, dictada por Fernando VI, por la que se crea el cargo de Superintendente General de Correos, Postas y Estafetas que expone:

 

"El Señor Superintendente General por sí o por las personas a quién lo cometiese, conocerá sobre la reparación de los caminos antiguos o apertura de los nuevos a costa de los pueblos o de cuenta de S.M".

 

En 1749, este rey en su  Instrucción a los Intendentes Corregidores de 1749, estableció  que:

 

"Los Intendentes Corregidores harán especial encargo a todas las Justicias de su provincia y subdelegados de ella para que cada uno en su término procure tener compuestos y comerciables los caminos públicos y sus puentes en que se interesa la causa común; que no permitan que los labradores se entren en ellos; y a este fin pongan sus filas y mojones, y procedan contra los que ocuparen alguna parte de ellos con las penas y multas correspondientes a su exceso, a más de obligarles a la reposición a su coste;…"

 

Todavía tras la inauguración del Balneario de Trillo en 1778, la ruta que conducía al mismo quedó establecida por El Pozo de Guadalajara, Aranzueque, Armuña, Romanones, Irueste, Yélamos de Abajo, Yélamos de Arriba, Picazo, Henche y Trillo, siendo un recorrido muy dificultoso para los carruajes, resolviéndose su reparación en 1825 sin costar un maravedí al Real erario, con la aportación del trabajo de los campesinos del entorno en días de descanso, aportando incluso sus animales de tiro, obedeciendo así la orden del Intendente provincial de construir un camino nuevo, no recibiendo sus artífices más que "un corto refresco de pan y vino costeado por los propios".(Gaceta de Madrid,25-6-1825).

 

De Madrid a Barcelona, con parada en Guadalajara

 

Tras el anuncio en febrero de 1802, de la boda del Príncipe de Asturias, el futuro rey Fernando VII, con la princesa napolitana María Antonia y de la infanta de España, María Isabel con Francisco Genaro, el príncipe heredero de las Dos Sicilias, la Casa Real tuvo que viajar a Barcelona, ciudad donde iban a tener lugar estos enlaces matrimoniales.

 

El séquito real sale de Madrid el 12 de agosto y no llegará a Barcelona hasta la tarde del 11 de septiembre. El anunció de su llegada a Guadalajara, ciudad de paso obligado en su itinerario, ha sido prevista por su alcalde y regidores "para que no haya la menor falta en ninguna cosa de quantas puedan contribuir al obsequio de sus majestades, arreglo, govierno, policía y surtido de comestibles y utensilios necesarios".

 

Guadalaxara. Acuarela de Pier Maria Baldi, Biblioteca Laurenciana de Florencia, recogida en Sánchez Rivero A, Mariutti de Sánchez Rivero A.
Imagen: 'Guadalaxara'. Acuarela de Pier Maria Baldi, Biblioteca Laurenciana de Florencia, recogida en Sánchez Rivero A, Mariutti de Sánchez Rivero A. 'Viaje de Cosme de Médicis por España y Portugal (1668-1669)', Madrid: Sucesores de Rivadeneyra, 1933.

 

Alojamientos para la Familia Real, por lo que se dispuso y acondicionó el Palacio del Infantado; hospedajes y camas, "pedidas a los pueblos para la tropa y comitiva"; iluminación de las casas consistoriales con velas; alimentos, con "el suficiente número de puestos para la venta de pan cocido y de tavernas donde se despache el vino por menor para facilitar la comodidad de los consumidores y evitar el riesgo de que del gran concurso de gentes que necesariamente ha de haver con motivo de la venida de sus majestades se puede seguir a la tranquilidad pública que deve reinar expecialmente en dichos días»; solicitar provisiones "a los pueblos y distribución de ellas a los respectivos jefes que las pidiesen".

 

La corte llega por la tarde a Guadalajara en medio de la admiración y la curiosidad del pueblo, deslumbrado por los  carruajes, los trajes, los guardias de corps... Al día siguiente, los reyes son cumplimentados por las autoridades, luego recorren la ciudad, sus calles, sus conventos, sus iglesias,…No falta una corrida de toros en una plaza de madera construida para la ocasión, para después visitar la Real Fábrica de Paños.

 

Entre los viajeros un personaje muy importante, Manuel de Godoy, príncipe de la Paz, grande de España, "generalísimo de mar y tierra, capitán general de los reales ejércitos", a quien el Ayuntamiento concede el título de regidor.  

 

Deudas tras el paso de la comitiva Real

 

Tras el paso de la comitiva Real, vuelve la vida cotidiana, pero con las deudas por los dispendios hechos, para las que no hay el dinero necesario, pues:

"…haviendo pedido a diferentes pueblos de la comarca todo género de comestibles, aves, caza, pesca, ternera, para la provisión de la corte en los días que estuvieron sus majestades en esta ciudad y traído con efecto lo que se les pidió, se estava sin satisfacer a varios lugares el importe de lo que havían traído por no haverse arreglado los precios a que cada género se devía satisfacer, y que lo reclamavan con insistencia". (Costa Oller, Francesc, “1802. Carlos IV recorre España. Geografía del último grande viaje de un monarca absoluto”).

 

El Ayuntamiento de Guadalajara hubo de "…sufragar el adecentamiento de la ciudad y los caminos así como la estancia de los reyes en Guadalajara (…), para lo que tuvo que vender un soto inmediato al río Henares y las tres casas de la Aloxeria, peso de la Harina y de la calle de Santa Clara, pertenecientes a los propios…" (Archivo Municipal de Guadalajara, sin fecha, libro de actas de sesiones del pleno municipal. Año 1802)

 

Para el desplazamiento de la Familia Real a Barcelona se invirtieron en la construcción de nuevos tramos del Camino Real de Madrid a Aragón 13.620.508 reales (r), el 84 por cien del presupuesto nacional, quedando para las demás carreteras nacionales sólo 2.179.269 r. Lo mismo que los gastos para la habilitación de caminos: 5.450.156 r. para el viaje de los reyes y sólo 1.556.092 para el resto los demás. Las obras de construcción, solamente en el tramo de Guadalajara a Torija, costaron 1.992.304,20 r. y los trabajos de habilitación otros 42.676. Los gastos de mano de obra fueron subidos debido a las prisas:

 

"…pues en muchas partes fue necesario darles a 12 y 14 reales de jornal y a proporción a los demás empleados, las caballerías, etc".

 

Muchos trabajadores se emplearon en estas obras, en 'el camino de Guadalajara', lo que contribuyó a la escasez y aumento de precio en la ciudad de un alimento tan básico como era entonces el pan:

"…se ha experimentado falta de surtido, contribuyendo a esta escasez sin duda la mucha gente que trabaja en el camino nuevo, q(u)e los panaderos según han representado no encuentran trigo en parte alguna, y el poco q(u)e hayan a precios exorbitantes como sucede en los pueblos de la comarca…", (Archivo Municipal de Guadalajara. Acta del pleno municipal  sesiones  de 9-6-1802).

 

Aunque la causa principal de la carestía no:

 

"…era otra más que el haverse dedicado varios sujetos acaudalados a comprar granos para revenderlos guardando grandes cantidades hasta hacer experimentar la falta y hacerlos subir a unos precios excesivos",

 

como se denunciaba en un pasquín fijado  ese año en Guadalajara.

 

 Viajeros a su paso por Torija. Acuarela de Pier Maria Baldi, Biblioteca Laurenciana de Florencia, recogida en Sánchez Rivero A, Mariutti de Sánchez Rivero A.
Imagen: Viajeros a su paso por Torija. Acuarela de Pier Maria Baldi, Biblioteca Laurenciana de Florencia, recogida en Sánchez Rivero A, Mariutti de Sánchez Rivero A. 'Viaje de Cosme de Médicis por España y Portugal (1668-1669)', Madrid: Sucesores de Rivadeneyra, 1933.

 

Aunque la inversión en carreteras fue cuantiosa, pero hecha con tanta precipitación, que se prevenía era necesario realizar obras urgentes para completarla si no se quería perder lo construido, una de ellas "afirmar como unas cinco leguas que quedaron abiertas el año próximo pasado desde Torija hasta el confín del obispado de Sigüenza, cerca de Almadrones". (Betancourt, A., 'Noticia del actual estado de los caminos y canales en España, causas de sus atrasos y medios de remediarlos en adelante').

 

Una de las vías de comunicación más importante del país había sido reparada -si bien precariamente- por  motivo, no del bien común, sino de una boda real. Aún a principios del siglo XIX en España, y durante bastantes años más, las prerrogativas de la realeza, la nobleza y la iglesia, tales como la exención de impuestos, tribunales especiales, monopolio de altos cargos… se imponían contra los intereses del pueblo, que carecía de ellos.

 

A día de hoy, todavía una parte de estas prebendas se mantienen. Avanzar hacia una sociedad plenamente democrática lleva implícito la eliminación de estos privilegios de casta, reminiscencia de la época feudal. 

 

Enrique Alejandre Torija. Investigador de temas históricos, autor de 'El movimiento obrero en Guadalajara. 1868-1939' y 'Guadalajara, 1719-1823.Un siglo conflictivo' y 'La mujer trabajadora en Guadalajara.1868-1939'.

 

Fuentes consultadas para la realización de este artículo:

 

- Archivo Histórico Nacional

- Archivo Municipal de Guadalajara

- Betancourt, A., 'Noticia del actual estado de los caminos y canales en España, causas de sus atrasos y medios de remediarlos en adelante'. Revista de Obras Públicas. Año 1869, números: 5, 6, 10 y 13.

- Cadalso, J., 'Cartas Marruecas'. Castalia Didáctica. Barcelona, 2023.

- Costa Oller, Francesc, '1802. Carlos IV recorre España. Geografía del último grande viaje de un monarca absoluto'. https://ub.academia.edu/Francesc Costa.

- Ringrose, D., 'Imperio y península. Ensayos sobre historia económica de España (siglos XVI-XIX)', Madrid, 1987.

- Sánchez Rivero A, Mariutti de Sánchez Rivero A. 'Viaje de Cosme de Médicis por España y Portugal (1668-1669)', Madrid: Sucesores de Rivadeneyra, 1933.

- Gaceta de Madrid

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