Francisco Peña: " Yo sólo sé que le daba a todo lo que se movía y a todo lo que gritaba"

Publicado por: Marta Perruca
14/11/2025 06:36 PM
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Un momento de la declaración del acusado principal. Imagen: El Decano
Un momento de la declaración del acusado principal. Imagen: El Decano

Esta mañana se ha celebrado la quinta sesión del juicio por jurado popular por el triple crimen de Chiloeches en la Audiencia Provincial, en la que han comparecido los tres acusados, los peritos especialistas en las pruebas de orina y cabello para la detección de sustancias estupefacientes y una perito psiquiatra de parte de la defensa, especializada en adicciones

 

-¿Por qué cree que en esta situación acabó usted pudiendo matar a esta persona (Ángel Eugenio, que la defensa sostiene que es más alto y más fuerte y había practicado taekwondo)?

 


-Estaba histérico, estaba loquísimo y la situación y todo…

 


-Si usted no hubiera consumido ¿cree que habría sido capaz de hacer esto?

 


-No.

 


-En cuanto a las dos víctimas mujeres, Elvira y Laura, recuerda el momento de atacarlas?

 


-No, yo sólo sé que le daba a todo lo que se movía y a todo lo que gritaba, pero no.

 


- Por eso deduce que fue usted y por eso reconoce ser el autor de las tres muertes?

 


-Claro, fui yo, seguro.

 


-Recuerda el momento de quemar la casa.

 


-Recordarlo, no lo recuerdo. Amontonaría cualquier cosa, porque tampoco llevaba nada. Llevaría un mechero de fumar, porque siempre llevo mechero.

 


-¿Y por qué deduce que fue usted el que quemó la casa?

 


- Porque ahí sólo estaba yo y, de hecho, me fui a rebuscar y luego fue cuando caí en que estaba ardiendo la casa. Empecé a quemarla conmigo dentro. Eso sí lo recuerdo, porque hubo un momento en el que dije, ¡hostias!

 


-Usted por el camino perdió parte de lo que había robado.

 


- Sí, y por lo visto el móvil, que me enteré hace poco que estaba en la cama (del matrimonio), que no sabía dónde lo había echado.

 


Este es un extracto del interrogatorio del abogado José María de Pablo, a su defendido, Fernando Peña, principal acusado por el triple asesinato de Chiloeches, durante la sesión del juicio del jurado popular celebrada esta mañana en la Audiencia Provincial de Guadalajara. El acusado, atendiendo a los derechos que le asisten como tal, sólo ha respondido a las preguntas de su abogado defensor y del jurado popular.

 


En la jornada de hoy, también han comparecido dos peritos relacionados con las pruebas de orina y de cabello para la detección de drogas y una perito psiquiatra especializada en adicciones, además de los otros dos acusados, Cristian Borja Moreno y David Moreno Álvarez.

 


El letrado, tal y como avanzaba en sus alegaciones iniciales, ha sostenido la defensa en que su cliente tenía las capacidades volitivas, relacionadas con la voluntad, altemente alteradas por el consumo de estupefacientes y en que fue el padre de la familia, Ángel Eugenio, el que iniciaba el ataque por sorpresa, al escuchar los ruidos que torpemente realizó su defenido, afectado por el consumo de alcohol y cocaína. Fernando Peña aseguró haberse dado “un golpe con algo” y haber hecho ruido al abrir los cajones. “Después me viene un golpe y un empujón. Me fui contra el cristal, porque había una ventana”. Cuando el abogado le pregunta si tomó la iniciativa de atacar, él contesta que “yo no sabía que estaba ahí”, porque la luz estaba apagada. Afirma que de la pelea con el el padre sólo recuerda “empujones, que me atizaba, porque además era fuerte y era grande. Me acuerdo concretamente de un golpe que me dio por el medio cuerpo que me fui contra la pared. Era fuerte y ya me lié, no sé ni donde. Luego, aquí, viendo las imágenes… pero yo en verdad no sé dónde di, ni nada”.

 

Más tarde, afirmó haber recordado con posterioridad que intentó abrir una puerta, que resultó ser la del dormitorio del hermano superviviente, y que al ver que no podía, abandonó su pretensión.

 

Es el abogado el que lleva el relato, mientras él se limita a responder: Lo hace de manera tranquila y con distancia, casi como si hablara de un día cualquier, pero con palabras vagas e imprecisas.

 


Señala que cuando consumía cocaína se sentía “como el rey del mundo, como superman”. Afirmó consumir a diario hachís y cocaína, junto con alcohol y otras drogas; Cristal, un par de veces a la semana, MDMA cinco o ses pastillas todos los días y cocaína rosa “si tenía seis gramos en una noche, me metía los seis, aunque luego si no tenía en dos días, no me metía”.

 


El día de los hechos, por la tarde, afirma que estuvo con su novia en casa de su abuela, bebiendo vino, cerveza y tequila, “además de consumir cocaína y yo siempre tenía la bolsa también de pastillas y seguramente unas dos me tomaría, porque de esas estaba cogiendo siempre”. Dice que en realidad W. B. G. M. no era su novia y que ésta tenía un novio en Valencia, con el que se iba a casar y asegura que, en contra de lo que declaró, jamás fueron al cine: “Lo que hacíamos era drogarnos, beber y tener relaciones”.

 


Posteriormente, asegura haber consumido en otras ocasiones a lo largo de la noche, mediante un relato desordenado: en el coche, cuando se dirigía a un bar donde fueron a cobrar una deuda o en Pioz, junto a la carretera de El Pozo y cerca de la iglesia. Habla de planes que surgen: De robar una escalera para acceder a un apartamento por un balcón, de dar “un vuelco” a un narcotraficante para robarle la droga, o de atracar a alguien en un cajero y obligarlo a darles el pin de la tarjeta. Asegura que, en todo momento, él va conduciendo y David, de copiloto y que, a veces paraban y volvían a consumir.

 


En su testimonio, deja a Cristian al margen, dando a entender que si el plan inicialmente era suyo, se lo robaron para ejecutarlo en solitario: “Le quitamos la idea y lo hice yo por mi cuenta”, declara.

 


A preguntas de su abogado, afirmó que había estado con anterioridad en la casa de Laura un día de fiesta, en el que había llevado a Cristian y este le había presentado al hermano de Laura; que en el momento de los hechos, pensaba que no había nadie en casa y llevaba la bayoneta “porque siempre llevaba algo encima”; y que se equivocó varias veces antes de encontrar la vivienda, “porque estaba bebido”.

 


También admitió que se gastaba el sueldo íntegro en dos o tres días, en alcohol, drogras y en pagar las deudas, que mantenía con narcotraficantes, amigos y con entidades bacarias. Cuestionado por su abogado sobre si no pagar las deudas con narcotraficantes tenía consecuencias, se limitó a decir que no hacerlo era “mal asunto”.

 

Además, habló de reparación, de los 20.000 euros que ha reunido procedentes de préstamos de familiares y amigos a modo de indemnización al hijo y hermano de las víctimas.

 

Por último y conducido otra ver por su abogado, manifestó estar profundamente arrepentido y pidió perdón al hermana superviviente, a la familia y a los acusados que se setaban con el en el banquillo.

 

Cristian negó su implicación en los hechos y afirna que Alejandro miente


Posteriormente, declaraba Cristian Borja Moreno, que de igual manera sólo permitió las preguntas de su abogado defensor y del jurado popular. La defensa de Cristian se basó en su discapacidad, en la relación que unía al acusado con una de las víctimas y en negar la participación del acusado en los hechos del 12 de abril de 2024. De hecho, indicó que pasó toda la noche en su casa y que todo el conocimiento que tenía tanto él, como Fernando y otras personas como Alejandro, uno de los testigos, sobre la colección de relojes de Ángel Eugenio se debe a una conversación en un bar relativa a un reloj dorado que sus padres le habían regalado el 7 de agosto, por su cumpleaños, en la que Laura señaló que su padre tenía una colección de relojes. “Fue una conversación en un bar y salió porque me habían regalado un reloj, pero yo no sabía, en ningún momento, lo que tenían o lo que dejaban de tener”.

 


Señaló tener una buena relación con Laura, con la que llevaba un año y medio y tenía planes de futuro de casarse e irse a vivir juntos. Sobre la orden de alejamiento, afirmó que se debía una denuncia de terceras personas y que Laura había ido a retirarla junto con su madre, pero no había sido posible.

 


En relación a las declaraciones de Alejandro, conocido de los acusados, que afirmó que Cristian le había invitado a participar en los hechos, señalando que estaba pendiente de que Laura le dijera cuando no iban a estar sus padres en casa, el acusado descartó la implicación de ésta en el robo y dijo que el testigo mentía.

 

Además, señaló que si constestaba a los mensajes de Fernando fue por "respeto y miedo", que se agravó en los últimos tiempos debido a sus adicciones, porque al principio "no era así".

 

David Moreno: "Fernando me decía muchos robos que luego nunca llevaba a cabo, porque íbamos hasta arriba, por lo que yo no le tomaba en serio”


Por último, declaró David Moreno Álvarez, que no limitó las preguntas de ninguna de las partes, por lo que fue la intervención más larga en el jucio. La defensa se basó en el desconocimiento de las intenciones del acusado principal y en su colaboración con la autoridad en las investigaciones, asegurando que se estaba vistiendo para acudir a la Comandancia cuando la Guardia Civil llamó a su puerta; que acudió a declarar en calidad de testigo para “contarlo todo” y que fue la propia Guardia Civil la que paró su testimonio y le conminó a no declarar sin la presencia de un abogado, por el contenido de sus declaraciones. Asimismo, señaló que no se resistió a dar su móvil y a facilitar su pin de seguridad en una clara muestra de colaboración.

 


Muy nervioso y acerlerado, en todo momento, manifestó desconocer las intenciones del acusado principal, al que asegura que dejó en el entorno de la urbanización Medina Zahara para explorar el terreno de cara a la comisión de futuros robos y se fue a casa en el conche de la madre de Fernando. “Fernando me decía muchos robos que luego nunca llevaba a cabo, porque íbamos hasta arriba, por lo que yo no le tomaba en serio”.

 


En relación a los whatsapo previos en los que se intuye la planificación de un robo y en los que Fernando insta a permanecer serenos y con la cabeza fría “a ver si estamos centrados y no hacemos tonterías”, David afirma que se trataba de un plan inicial de llevar a cabo “un vuelco” a un narcotraficante, para robarle la droga. Un plan con el que estaba de acuerdo después del consumo de grandes cantidades de cocaína, pero al que en la noche de los hechos se niega, por considerarlo muy peligroso.

 


En su testimonio, describe las trayectos que realiza a partir de la medianoche con Fernando hasta ir a parar a la urbanización, después de intentar varios robos que no llevan a ninguna parte, así como los movimientos en el coche de la madre de Fernando, cuando después de marcharse a su casa y viendo un mensaje del principal acusado, decide ir a recoger a la novia de éste a casa de su abuela. En un momento posterior, también recoge a su madre y van en busca de Fernando, en un deambular errático a casa de su madre y a su casa, antes de dirigirse a las puertas de la urbanización Medina Azahara, hacia las cinco de la madrugada.

 


Señala que no tiene trabajo y que subsiste con el dinero de sus abuelos y también porque Fernando le invita a copas y a drogas.

 

Positivo en cocaína y cannabis 


Los primeros en declarar, a primera hora de la mañana, han sido los peritos  especialistas en las pruebas de orina y cabello, que explicaron que el análisis de orina realizado a Fernado arrojó resultado positivo en cannabis y cocaína, con una ventana de detección de tres días. No obstante, según dijeron, esta prueba no es capaz de determinar el momento concreto del consumo.

 

En la prueba del cabello, que tiene una ventana más amplia, de cuatro o cinco meses, arrojó consumo repetido de cocaína, metanfetamina, MDMA y quetaminac: “Suele consumirse MDMA y quetamina en lo que se conoce como Tusi o cocaína rosa”, señalaron. Además, indicaron que el acusado consume cocaína con alcohol, lo que se detecta por la presencia de un metabolito concreto.

 

Según los peritos, con los anális de orina “sólo podemos analizar que ha habido un consumo”, sin valorar cantidades, en los tres días antes de la realización de la prueba, que se realizó el 16 de abril . Mientras, en el caso del cabello,  “no indica si en un momento dado el individuo estaba en estado de intoxicación plena o bajo síndrome de abstinencia y tampoco si es drogadicto o no, porque eso lo tiene que verificar y certificar un psicólogo o psiquiatra forense. Nosotros sólo podemos certificar que este señor, con regularidad, anda consumiendo esas drogas en los cuatro o cinco meses anteriores a la fecha de la toma de la muestra, el 16 de abril de 2024”.

 


De acuerdo con los resultado de la prueba de cabello, los expertos determinan que el acusado es un consumidor medio de cocaína y de MDMA, así como de metanfetamina, pero en menor cantidad, encontrando un consumo repetido de todas las sustancias.

 

Una psiquiatra determina que el acusado padece un  tanstorno grave por consumo de alcohol y estimulantes 


Posteriormente, ha declarado Enriqueta Ochoa, psquiatra especilista en adicciones, jefa de la sección de adicciones del Hospital Ramón y Cajal y profesora de la Universidad de Alcalá. Se trata de una prueba pericial de parte, solicitada por la defensa, que si bien no pudo demostrar la afectación de las capacidades intelectivas, es decir, de las que afectan a la consciencia y conocimiento de los hechos, sí constaba una afectación de las capacidades volitivas, necesarias “para gestionar nuestra voluntad y realizar una determinada acción, es decir, yo voy a hacer esa acción aunque sé que no es la adecuada, porque para mí es prioritario el consumo o conseguir consumo”.

 


La psiquiatra considera que la afectación de estas capacidades por el consumo de sustancias estupefacientes se demuestra por la mala planificación y capacidad de adaptación del acusado en el momento de los hechos: “Se deja el móvil, pierde la mitad del dinero, provoca un incendio y se queda por ahí rebuscando, lo que demuestra que sí estaba parcialmente intoxicado y esto ve afectada su capacidad de decidir de una manera más coordinada”.

 


Para la perito, que diagnosticó un tanstorno por consumo de alcohol y estimulantes grave, o lo que es lo mismo, una adicción a estas sustancias, de acuerdo con los criteros que establece el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 5ª edición ), teniendo en cuenta los estudios clínicos, la documentación de la causa, la entrevista con el acusado, y con distintos familiares, entre otras cosas, apuntó que “los hechos que se están juzgando se relacionan con ese trastorno”. Aunque no se trata de una relación directa, que conlleve necesariamente el asesinato, para la perito, “ese trastorno por consumo y la necesidad de conseguir dinero para seguir consumiendo, asi como esa ofuscación de la intoxicación, guardan una relación con los hechos”.

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