Accem atendió a lo largo del pasado año a cerca de 250 refugiados ucranianos

Un año después de la guerra de Ucrania, la mayor parte de los refugiados que llegaron a la provincia intentan rehacer sus vidas. Algunos han retornado y los que se han quedado se enfrentan al problema del acceso a la vivienda y a cuadros de salud mental. Un 40 por ciento de ellos, especialmente mujeres, han precisado atención psicológica

La pasada semana se cumplía un año del inicio de la invasión rusa a Ucrania, un hecho que provocó la salida dramática de su país de miles de personas, en su mayoría mujeres y niños, que tuvieron que dejar atrás sus vidas en busca de seguridad. 

Además de los 1,3 millones de ucranianos refugiados en países fronterizos como Polonia, Eslovaquia, Rumanía, Hungría y Moldavia, otros 5,7 millones de refugiados se encuentan en Rusia, Bielorrusia y otros países europeos como Francia, Reino Unido y España, entre otros. De los 29.096 que llegaron a nuestro país, un total de 2.510 fueron acogidos en Castilla-La Mancha y, de ellos, 253 fueron acogidos en Guadalajara a través de Accem, organización que ha llevado a cabo con ellos casi un millar de actuaciones en las distintas fases de las que consta su programa de Protección Internacional.

Braulio Carlés, responsable territorial de Accem en Castilla-La Mancha, ha señalado que los que no han podido regresar a su país por unas causas u otras se enfrentan ahora a dos problemas: el acceso a la vivienda y problemas de salud mental. "Casi todos siguen estando aquí y tienen problemas complejos porque muchos esperaban volver pronto a su país y no ha sido así. Y esto les genera un estado de nerviosismo y ansiedad" De hecho, según los datos facilitados por la entidad social, cerca de 60 personas, la mayoría mujeres, han necesitado y continúan necesitando asistencia psicológica. "Mucha gente que ha salido de su país llega a aquí y se empieza a poner rara y exigente, porque ese desajuste cultural les afecta de tal manera que han perdido sus referencias y empiezan a generar problemas psicológicos con patologías que requieren una especialización y una respuesta adecuada a su problemática. Y eso no se resuelve solamente con integradores sociales, educadores o psicólogos. Hacen falta estructuras adecuadas para dar respuesta a estas problemáticas que son transversales pero que cada día nos encontramos con más frecuencia. Hacen falta más dispositivos de salud mental", ha manifestado Carlés.

El otro problema es el de la vivienda. Los alquileres tienen precios prohibitivos para unas personas que han huído dejando todo atrás, lo que provoca no pocos abusos a la hora de alquilar las viviendas a estos refugiados. Además, existen reticencias ya que los propietarios sospechan que no van a poder pagar o que les van a destrozar la casa: "En las viviendas está habiendo mucho abuso en estos momentos. No hay viviendas y las que hay son a precios demasiado elevados. No puede ser que en un barrio humilde les cobren 600 ó 700 euros y 3 ó 4 meses de adelanto. Eso es desproporcionado porque por un piso que no cuesta más de 350 ó 400 euros al mes se les está pidiendo ese disparate. No es normal. Yo también entiendo a los propietarios porque a veces han tenido malas experiencias, desconfían. Pero estos son apenas dos casos, la inmensa mayoría de la gente es gente honrada, honesta, que paga religiosamente y quiere vivir con dignidad", ha selañado el responsable regional de Accem.

A lo largo de 2022 Accem realizó una primera fase de acogida de 147 refugiados ucranianos. Acogió temporalmente a 126 en alguno de sus recursos de la capital y otros pueblos de la provincia. De ellos, 37 ya están en la fase de autonomía en programas de búsqueda activa de empleo para lograr la independencia tanto social como económica de la entidad, y 56 han conseguido un empleo: 44 son mujeres y 12 hombres. Un total de 32 han requerido asistencia legal y jurídica y 37 han participado en los programas de atención e intervención social de Accem.