Por Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha
Que la sociedad se desarrolla desde el punto de vista tecnológico a un ritmo realmente vertiginoso, no es una novedad. Tampoco que debe ser capaz de asumir y ordenar todo ese desarrollo para que se traduzca en progreso y bienestar, en términos de igualdad, justicia social y de sostenibilidad.
El fortísimo auge de las redes sociales, los sistemas de mensajería instantánea y, más recientemente, la inteligencia artificial, están cambiando nuestra forma de vivir y, aunque nos han dado herramientas útiles para comunicarnos, para romper distancias, vertebrar territorios, comprar, informarnos o incluso formarnos -por citar solo unos pequeños ejemplos-, también están ayudando a reproducir los marcos de desigualdad hacia las mujeres y perpetuar la violencia machista.
Todas estas cuestiones generan un amplísimo debate, pero en un día señalado como hoy, 25 de noviembre, es preciso poner sobre la mesa la necesidad de abordar la violencia digital hacia las mujeres, especialmente entre las personas más jóvenes.
La tecnología no es neutra, por varios motivos. Uno de ellos, el más fundamental, es porque sus efectos dependen del uso que se haga de ella. Por eso, si pensamos en la violencia que se ejerce hacia las mujeres, el problema no está en las herramientas sino en las personas que hay detrás de ellas, y ello nos lleva a hablar, de nuevo, de educación.
Cada vez son más las generaciones de nativos y nativas digitales. De personas que aprenden a usar estas tecnologías desde la cuna, mucho antes de aprender a distinguir un uso seguro y crítico de todas estas herramientas, no solo para saber identificar las oportunidades y los beneficios de los avances, sino también los riesgos y daños que podemos generar con las mismas.
Por distintas experiencias históricas, sabemos que hay cuestiones que no pueden recaer únicamente en la voluntad individual, y que hay que abordar los retos, riesgos y posibles problemas para evitar males mayores. Este es el caso de la relación que existe entre las redes y la violencia machista, o de la manera en que la vieja violencia machista adquiere nuevas y peligrosas formas gracias al desarrollo tecnológico del que venimos hablando.
Es precisamente un asunto del que ONU Mujeres alerta en este 25N, en el que el Gobierno de Castilla-La Mancha también pide que nos detengamos a analizar esta problemática para poder frenar la violencia machista digital. La educación es tan indispensable como contar con regulación legal que nos ayude, precisamente, a quedarnos con las muchísimas oportunidades que presentan las redes sociales, el desarrollo digital en general y la inteligencia artificial, alejándonos de los problemas y del sufrimiento y dolor que pueden causar en muchas mujeres, perpetuando la desigualdad.
La sociedad debe saber identificar y entender las situaciones en las que la comunicación a través de las redes se convierte en control y abuso; que nadie tiene derecho a difundir imágenes íntimas o a compartirlas, a recrear escenas ofensivas gracias a la inteligencia artificial o a espiar. Que el fácil acceso a un porno cada vez más violento hacia las mujeres nos destroza como personas.
Si, a nivel individual, supone un riesgo importante ser una persona nativa digital sin los correspondientes procesos de alfabetización, que la sociedad carezca de estudios precisos que nos ayuden a distinguir y a prevenir la violencia digital hacia las mujeres, se convierte en un problema mayúsculo. Por eso, el desarrollo tecnológico debe ir acompañado de investigación social. Porque nos hace falta saber mucho más y tener más fuentes de datos para corregir importantes desequilibrios, hoy evidentes.
Por todo de ello, este 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres, el Gobierno de Castilla-La Mancha recuerda que tenemos un reto digital al que hacer frente, y anima a desmarcarnos, en las redes y en el ámbito digital en general, de cualquier comportamiento machista que suponga ejercer violencia o compartir violencia.
Somos más quienes valoramos las oportunidades que el desarrollo de las tecnologías de la comunicación nos permiten, pero no podemos mirar hacia otro lado y no podemos tolerar que la violencia hacia las mujeres encuentre nuevos canales a través de los que multiplicarse, adquiriendo incluso más fuerza.
Emiliano García-Page Sánchez. Presidente de Castilla-La Mancha