La instalación de cinco macrogranjas de gallinas en el término municipal de Maranchón (Guadalajara) ha encendido las alarmas entre colectivos ecologistas y vecinales, que llevan varios meses alertando de los impactos ambientales que estos proyectos tendrían sobre un ecosistema especialmente frágil y protegido. Según denuncian Ecologistas en Acción y la Plataforma para la Defensa del Valle y Hoces del Mesa, las nuevas explotaciones avícolas comprometerían -además de la ZEC/ZEPA de Maranchón, Hoz del Mesa y Aragoncillo, integrada en la Red Natura 2000- la conservación de una laguna temporal y de una especie vegetal catalogada como vulnerable, en un territorio ya saturado por infraestructuras eólicas.
El punto de mayor preocupación es la macrogranja denominada La Nava, cuya ubicación prevista coincide directamente con la Laguna Seca, un humedal temporal que se encharca durante los periodos de lluvia, generando una biodiversidad singular. En su cubeta encuentra hábitat la planta Tanacetum vahlii, un endemismo del Sistema Ibérico presente únicamente en zonas calizas de Guadalajara, Soria, Burgos, Teruel y Zaragoza.
Además de las figuras de protección mencionadas, la Laguna Seca forma parte del Hábitat de Interés Comunitario 3170. En cuanto a Tanacetum vahlii, figura en la Lista Roja de la Flora Vascular Española y está incluida en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Castilla-La Mancha como “vulnerable”.
Pese a ello, tal y como denuncia EA, el entorno sufre una notable degradación ambiental. En la actualidad, el municipio soporta la presencia de 136 aerogeneradores que rodean la población sin respetar sus extensos sabinares y enebrales.
Los colectivos denuncian que este “desarrollismo caótico”, promovido por administraciones autonómicas y municipales, no ha logrado revertir el despoblamiento y sí ha generado un creciente rechazo social, reflejado en movimientos vecinales como la Plataforma para la Defensa del Valle y Hoces del Mesa, surgido en la pedanía de Turmiel.
Ecologistas en Acción y la Plataforma han presentado numerosas alegaciones para solicitar la desestimación de los cinco proyectos avícolas, que en conjunto albergarían más de 400.000 gallinas en un espacio natural protegido. Las organizaciones reclaman la restauración de la Laguna Seca, la eliminación de los drenajes que impiden su encharcamiento y la prohibición expresa de usos agrícolas que comprometan su integridad ecológica. “Las macrogranjas solo profundizarían en la degradación de un territorio ya maltratado por la proliferación de parques eólicos”, denuncian.
El promotor de este proyecto es Aviagén, una empresa multinacional líder en genética avícola, con instalaciones en más de 30 países y que opera en más de 130, en América Latina, Europa, Asia y América del Norte. En 2017 la compañía iniciaba su expansión por España, Portugal y Marruecos con la inauguración de una granja para cría en Villanueva de Sigena (Huesca) con tres naves y una capacidad para 32.000 gallinas.
Las memorias de los proyectos recogen la construcción de dos granjas “para albergar gallinas abuelas reproductoras en su fase de cría y recría, necesaria y previa a la fase de producción”, en las pedanías de Clares y Turmiel, con capacidad de 64.000 aves cada una de ellas, distribuidas en cuatro naves, es decir, 128.000 gallinas en ocho naves. Las otras tres granjas, una en Turmiel y dos en Maranchón, estarían destinadas a gallinas abuelas para la producción de huevo fértil, cada una de ellas con capacidad para 55.000 gallinas distribuidas en cinco naves, cuatro, con una capacidad de 10.800 ejemplares y una quinta de 11.800. En total, 165.000 gallinas, en 15 naves. En su conjunto serían 23 naves para albergar 293.000 gallinas y un total de 74.696 metros cuadrados construidos.