La cuenta atrás para uno de los eventos astronómicos más esperados del año ya ha comenzado. Las Gemínidas, una de las lluvias de estrellas más prolíficas y luminosas del calendario, regresan un diciembre más para llenar el cielo de destellos. Este fenómeno, visible desde el hemisferio norte, alcanzará su punto álgido en la noche del sábado 13 al domingo 14, cuando en condiciones idóneas podrán verse hasta 150 meteoros por hora.
Con una velocidad de entrada en la atmósfera terrestre que supera los 126.000 km/h, las Gemínidas se cuentan entre las lluvias más activas del año, junto a las cuadrántidas de enero y las populares perseidas de agosto. Según el Instituto Geográfico Nacional, los observadores situados en torno al paralelo 40º —como gran parte de España— podrán disfrutar del radiante desde poco después del anochecer y hasta el amanecer. Además, este año la Luna favorecerá la observación: en cuarto menguante, no aparecerá hasta más allá de las tres de la madrugada.
Durante siglos, la procedencia de las Gemínidas fue un enigma para la comunidad científica. A diferencia de la mayoría de lluvias de estrellas, cuyo origen está ligado a cometas periódicos, en este caso su fuente se encuentra en un asteroide: (3200) Faetón. Fue identificado en 1983 por el telescopio espacial infrarrojo IRAS, al comprobarse que su órbita coincidía con la trayectoria de las partículas responsables de esta lluvia.
Faetón, un cuerpo celeste de unos cinco kilómetros de diámetro, es considerado un objeto híbrido por presentar características tanto de asteroide como de cometa. En su acercamiento máximo al Sol —a solo 21 millones de kilómetros—, el intenso calor provoca que desprenda polvo y diminutos fragmentos que se esparcen a lo largo de su órbita. Cada diciembre, la Tierra atraviesa esta estela de partículas, generando el espectáculo luminoso de las Gemínidas.
Los meteoros de esta lluvia son conocidos por su intenso brillo y sus largas colas, además de sus tonos amarillentos o verdosos. Al desintegrarse a unos cien kilómetros de altura, su luz suele ser más llamativa que la de otras lluvias menos activas.
Para disfrutar plenamente del evento, los expertos recomiendan alejarse de áreas con contaminación lumínica y buscar un lugar con buena visibilidad del cielo, sin obstáculos como edificios, árboles o montañas. No hace falta ningún instrumento óptico: basta con una manta, ropa de abrigo, algo de paciencia y mirar hacia el este al inicio de la noche, para ir elevando la vista hacia el cenit conforme avanza la madrugada.
La Agrupación Astronómica de Guadalajara, que acaba de celebrar su sexto aniversario, recuerda la importancia de proteger los cielos oscuros y conservar los espacios que permiten disfrutar de la astronomía en toda su magnitud. La provincia, destacan, cuenta con numerosos rincones ideales para observar las Gemínidas y otros fenómenos celestes con gran calidad.
En un mundo cada vez más iluminado, esta lluvia de estrellas ofrece una oportunidad única para reconectar con el firmamento. Y este año, con un cielo favorable y un espectáculo especialmente intenso, la cita promete ser inolvidable. ¡Solo queda abrigarse, buscar un buen lugar y mirar hacia arriba!