La CEO de la empresa CosmoGuada, ha impartido la quinta charla de la campaña de Comunicación Social de la Ciencia “De 12 en 12 : Rumbo al Eclipse Total”
Apenas faltan ocho meses —243 días— para que Guadalajara viva uno de los mayores espectáculos astronómicos del siglo: el eclipse solar total del 12 de agosto de 2026. Y, como recordó la emprendedora y divulgadora Lola Silva en la quinta charla del ciclo “De 12 en 12 — Rumbo al Eclipse Total”, no será la primera vez que la provincia se sitúe en el centro de la mirada científica internacional. “Hace 120 años en Guadalajara se prepararon muy bien para los eclipses”, subrayó la CEO de CosmoGuada, durante una conferencia organizada por la Asociación de la Prensa de Guadalajara (APG) y la Agrupación Astronómica AstroGuada.
Una retrospectiva desde las hemerotecas
La ponente ofreció un recorrido histórico por los eclipses más destacados del siglo XX, repasando las crónicas de periódicos locales que narraron con detalle los fenómenos de 1900, 1905 y 1912, conocidos internacionalmente como “los eclipses españoles”. Un ciclo muy similar —y aún más extraordinario— será el que viva España en 2026, 2027 y 2028, con dos eclipses totales consecutivos y un anular apenas meses después.
“España es un país privilegiado en cuanto a eclipses”, afirmó Silva. No en vano, la probabilidad de que un eclipse total ocurra dos veces en un mismo lugar en pocos años es ínfima: suele pasar cada 300 o 400 años.
El fenómeno de 1905 se convirtió en un evento nacional e internacional que atrajo la atención de científicos de media Europa y de otros continentes. Aunque también fue visible en Canadá, el Atlántico y Egipto, España ofrecía el mayor tiempo de totalidad: 3 minutos y 45 segundos. Su trayectoria, que recorrió la península entre Asturias y Baleares, será muy similar a la del eclipse de 2026.
Muchos astrónomos extranjeros eligieron nuestro país para instalar sus equipos y realizar observaciones. Desde Madrid se fletaron trenes especiales repletos de científicos, periodistas, literatos y curiosos. “Se hizo ciencia desde España”, recalcó Silva.
La prensa de Guadalajara, volcada con el fenómeno
Los diarios y revistas ilustradas captaron la magnitud del acontecimiento. Algunos dedicaron números especiales con amplias galerías fotográficas, mientras que los cronistas de Guadalajara se desplazaron a Sigüenza y Molina de Aragón para describir con un estilo literario —cargado de adjetivos y apelaciones a la imaginación— aquello que sus lectores aún apenas podían ver en imágenes.
Los medios destacaron también la necesidad de acoger con hospitalidad a los científicos extranjeros para que regresaran con una impresión positiva del país. “Vamos, que no estamos inventando nada y hace ya 120 años lo tenían claro”, dijo con humor Lola Silva.
Otro aspecto valorado entonces fue la ausencia de incidentes, fruto de una organización impecable. “Ojalá esto también se repita”, añadió.
Recomendaciones, aciertos y errores en 1905
La Crónica publicó días antes del evento detalladas explicaciones sobre cómo ocurriría el eclipse y cómo preparar cristales para observarlo o fotografiar la corona solar. Recomendaba incluso marcar en las placas la hora exacta de cada exposición para obtener imágenes científicas de calidad.
Pero también daba consejos hoy impensables: animaba a observar el Sol con anteojos de campaña o teatro, e incluso a hacerlo a simple vista. Solo una recomendación ponía a salvo la vista: mirar el reflejo del Sol en una palangana llena de agua.
Sigüenza, entonces y ahora, epicentro del fenómeno
Tal como ocurrirá en 2026, Sigüenza se convirtió en 1905 en uno de los lugares privilegiados para observar la totalidad. La ciudad recibió a miles de visitantes, entre ellos destacadas personalidades invitadas por el conde de Romanones, Álvaro de Figueroa y Torres, diputado por Sigüenza e influyente político. A su finca acudieron ministros de Estado, Gracia y Justicia, y Agricultura, entre otras autoridades.
Los trenes procedentes de Madrid llegaban abarrotados. Tanto fue así que, según las crónicas, el presidente de la Diputación, señor Celada, y el alcalde de Guadalajara, señor Miranda, gestionaron la incorporación de tres vagones adicionales para dar cabida a todos los viajeros.
Las descripciones del ambiente siguen sorprendiendo más de un siglo después. Luis Cordavias escribía en Flores y Abejas que, cuando la luna cubrió por completo el Sol, “resonaron en todo Sigüenza nutridos aplausos”.
La ciudad mitrada, que entonces tenía unos 4.500 habitantes, recibió a unos 2.200 visitantes que fueron recibidos por la banda municipal entre vítores y aclamaciones. Se recogieron también anécdotas entrañables, como la de una mujer de Garbajosa que insistía en que el eclipse no comenzaría hasta que llegasen “los menistros”.
Eduardo Palacio-Valdés, enviado de La Región, describió el estremecimiento colectivo cuando la oscuridad cayó sobre la multitud:
“Un frío glacial penetra en nuestros cuerpos; las aves bajan despavoridas; aquella enorme multitud permanece en silencio aterrador. Por fin aparece el rey de los astros, recibido con un aplauso cerrado y nutrido”.
La charla de Lola Silva recordó que Guadalajara ya vivió, hace 120 años, una movilización ejemplar ante un fenómeno astronómico único. Hoy, la provincia vuelve a encontrarse ante una oportunidad similar. Instituciones, asociaciones científicas y medios de comunicación trabajan ya para que el eclipse total de 2026 sea, una vez más, motivo de orgullo, ciencia y celebración colectiva.


