Los morados perdieron por 0-2 frente al FC Barcelona en el Pedro Escartín, pero firmaron una actuación cargada de lucha, sacrificio y dignidad ante el vigente campeón de Copa
Hay derrotas que duelen y otras que reconcilian. Y la que ha vivido esta noche el CD Guadalajara en el Pedro Escartín pertenece, sin duda, al segundo grupo. Los morados se despidieron de la Copa del Rey tras caer por 0-2 ante el FC Barcelona, pero lo hicieron dejando una imagen que engrandece al club y a su afición. Durante más de setenta minutos, el Dépor sostuvo un pulso real ante uno de los gigantes del fútbol mundial y obligó al vigente campeón a exprimirse hasta el último tramo del encuentro.
El resultado final no refleja todo lo que ocurrió sobre el césped. Porque el CD Guadalajara no solo compitió: creyó, resistió y honró la camiseta en una de las noches más especiales que ha vivido el fútbol de la provincia.
Un Escartín entregado y un plan que funcionó
Desde el primer minuto, el partido se jugó como quería el CD Guadalajara. Ordenado, solidario y con una defensa que no concedió espacios. El Barça, que presentó un once con algunas rotaciones pero plagado de estrellas, como el propio Lamine Yamal, se encontró con un bloque compacto que le obligó a mover el balón de lado a lado sin profundidad.
Los morados no se escondieron. Ofrecieron trabajo incansable arriba, el centro del campo sostuvo el ritmo y la zaga, liderada una vez más por Ablanque, respondió con firmeza a cada intento azulgrana. Dani Vicente, bajo palos, aportó seguridad y confianza en los momentos clave. El descanso llegó con el 0-0 y con la sensación de que el sueño seguía vivo.
Resistencia hasta que el gigante encontró la grieta
En la segunda mitad, el guion apenas varió. El FC Barcelona dio un paso adelante, aumentó la posesión y comenzó a acumular efectivos cerca del área, pero el CD Guadalajara siguió resistiendo con una disciplina defensiva admirable. Lamine Yamal apenas encontró espacios y las ocasiones claras brillaron por su ausencia.
Fue en el minuto 77 cuando el equilibrio se rompió. Un balón colgado al área encontró la cabeza de Andreas Christensen, y, tras rebotar en un defensor, acertó a batir a Dani Vicente y silenció momentáneamente al Escartín. El gol fue un golpe duro, pero no definitivo.
El Dépor, lejos de venirse abajo, siguió compitiendo. Sin embargo, ya con los morados volcados, Marcus Rashford sentenció el partido en el minuto 90 para cerrar el 0-2 definitivo.
Una eliminación en clave positiva
El pitido final certificó la eliminación copera, pero también desató una ovación sincera desde la grada. Porque el CD Guadalajara cayó, sí, pero lo hizo de pie. Eliminó previamente al CP Cacereño y a la AD Ceuta, alcanzó por primera vez los dieciseisavos de final y obligó a todo un FC Barcelona a emplearse a fondo para seguir adelante. Esta noche el CD Guadalajara no ganó, pero salió reforzado.