Proemio VI: Santitos

Publicado por: El Decano
17/12/2025 04:51 PM
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Ernesto Esteban, el segundo por la izquierda, durante la presentación del libro Vísperas de la Despoblación, en Molina de Aragón, para el que escribió este proemio. Imagen: El Decano
Ernesto Esteban, el segundo por la izquierda, durante la presentación del libro Vísperas de la Despoblación, en Molina de Aragón, para el que escribió este proemio. Imagen: El Decano

Por Ernesto Esteban

 

Desde que “lo nacieron” en Molina, hace aproximadamente cuarenta y muchos años, Santitos es todo un personaje sin el cual no se entendería parte de la vida cotidiana molinesa, especialmente en invierno porque al hacer más frío y haber menos “personal”, Santitos se prodiga en todos los sitios. Si vas al Casino, allí está . Si vas a misa, también. Vayas donde vayas o hagas lo que hagas , es difícil que Santitos no esté presente. Nació ya con alguna carencia parecida a la de Sixtín, el de los “Durrell”, a pesar de lo cual no le impide manejarse bien en cualquier ambiente o con todo tipo de gente de la que se defiende por su carácter desconfiado.

 

Una noche de verano se disparó la alarma de la gasolinera que está situada en frente de su casa y a través de las rendijas de la persiana (que tenía bajada) observó a dos individuos que estaban robando dentro de la caseta de la gasolinera. En ese momento oyó también las sirenas del coche de la guardia civil que venían a toda velocidad al ser alertados por la alarma.

 

Lógicamente al oír la sirena los dos ladrones salieron huyendo y como no les dio tiempo a escabullirse, se escondieron dentro de un contenedor de basura que estaba allí mismo. Desde su privilegiada atalaya tal circunstancia fue observada por Santitos poco antes de la llegada de la Guardia Civil.

 

Bajaron del coche los agentes armados de linternas y se dispusieron a inspeccionar las instalaciones y comprobar si quedaba algún “pingue” por allí. Santitos que veía la evolución de las pesquisas policiales y sabía dónde se escondías los ladrones, comenzó a dar indicaciones en voz alta a la benemérita a través de la persiana.

 

Si los guardias se alejaban del contenedor Santitos gritaba:

- ¡Frío, frío!

 

Si por el contrario, los guardias se iban acercando al contenedor, gritaba más fuerte:

- ¡Caliente, caliente!

 

Ya cuando los guardias se dispusieron a mirar dentro del contenedor, Santitos se desgañitó:

- ¡Que te quemas, que te quemas!

 

Finalmente fueron detenidos por los guardias y se los llevaron al cuartel.

 

Al día siguiente , una vez conocida su heroica actuación, la gente lo felicitaba por la calle dándole palmadas en la espalda y saludos efusivos( impostados) hasta que uno le preguntó:

-¿Porqué no subiste la persiana y se lo indicaste a los guardias?, a lo que santitos respondió:

 

- Si…. ¡Y que me tomen la matrícula, no te jode!

 


Ernesto Esteban es presidente de la Asociación Tierra Molinesa

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