LOS VECINOS DENUNCIAN. Una auténtica vergüenza

'Los vecinos denuncian', un espacio abierto de El Decano de Guadalajara a los lectores en el que expresar y hacer públicas sus quejas o demandas para mejorar sus barrios o pueblos

Por Begoña Martínez

El martes acudimos a ver el partido entre el Dépor y el Barça y estuvimos aguantando más de dos horas la larguísima cola que se formó para entrar al Escartín. Dado que mi marido es una persona con movilidad reducida, días antes estuve llamando al Club para informarme sobre si se había habilitado una puerta especial para que pudiesen entrar las personas con problemas de movilidad, mayores y o con carritos de niños. La única respuesta que obtuve, a pesar de mi insistencia, es el silencio. No me cogieron el teléfono ni una vez de todas las que llamé.

Días antes, preocupada porque llegaba el día del partido y ante la falta de información, me puse en contacto con la Concejalía de Deportes, desde donde lo único que me dijeron es que tenía que llamar al Club. ¡¡¡A un Club que no me cogía ninguna llamada!!!. 

Me parece muy bien que por seguridad no se deje entrar a la gente porque la grada está mal, pero al menos podrían haber permitido a las personas con problemas de movilidad entrar por otra puerta y sentarse en cualquier lugar habilitado para ellos y luego qque hubiesen ocupado sus asientos. Pediría un poco de sensibilidad al Club porque no se puede permitir que personas en esta situación estén tanto tiempo de pie. Tenía que haber habido una previsión y tener previsto un acceso especial para esta gente. 

Fue uan verdadera vergüenza. No me parece normal que discapacitados, mayores o niños tengan que padecer esta situación tan penosa. Gente que encima son socios, que bajan todos los sábados a animar a su equipo, haga frío o calor, gente que -como mi marido- llevan apoyando al Dépor durante toda su vida y por el hecho de que haya un envento de este tipo no les permitan ocupar sus asientos habituales. Y encima, preguntando a las puertas del estadio, nadie nos hacía ni caso.

En defintiiva, una vergüenza se mire por donde se mire. Y después se llenan la boca con la apuesta por la integración y la ayuda a la discapacidad, cuando en realidad les han tratado de auténtica pena. 

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