Evitar los peores escenarios climáticos no debería tener un gran impacto económico

Publicado por: Julio Muñoz
23/04/2023 08:00 AM
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Imagen: Pexels. Marcin Jozwiak.
Imagen: Pexels. Marcin Jozwiak.

Reducir la huella de carbono ayudaría a impulsar el bienestar social y permitiría a España rebajar la brecha respecto a los países más avanzados de la OCDE, según se desprende del informe 'ienestar y coste social del carbono' publicado por BBVA Research

 

Más allá de la polémica entre los que creen que el cambio climático se debe a la influencia humana y de los que creen que hay otros factores exógenos como el calentamiento del sol, lo cierto es que tomar medidas preventivas contra las emisiones contaminantes y reducir la huella de dióxido de carbono no deberían frenar el crecimiento económico global. Así se desprende del reciente informe 'Bienestar y coste social del carbono' recientemente publicado por BBVA Research en el que se ha medido el coste social y económico de la huella de carbono.  

 

En la última década, el bienestar social promedio en los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) apenas habría disminuido del orden de un 2 % si se hubiera internalizado el daño producido por las emisiones de CO2, evitando así los peores escenarios futuros de calentamiento global, apunta el informe. Una buena muestra de ello, por ejemplo, lo representa la preocupante crisis derivada de las tensiones alimentaria provocada por la sequía. 

 

Un indicador para medir el bienestar económico 

 

A la hora de comparar la evolución del rendimiento de una economía a lo largo del tiempo se suele utilizar el PIB per cápita como el más apropiado y útil en las comparaciones de desempeño económico entre países. Este indicador sintetiza el valor de los flujos intercambiados en el mercado por el lado del ingreso, el gasto y la actividad. 

 

Sin embargo, recuerdan en BBVA Research, se trata de “un indicador incompleto para medir de forma real el bienestar económico de una sociedad, pues debería de incorporar, además del consumo realizado, la equidad en su distribución, la disponibilidad de tiempo de ocio y la esperanza de vida de la población”. Además, al ser un concepto medio, el PIB per cápita no captura el efecto que tiene la distribución del ingreso en el bienestar agregado. 

 

Además, el PIB tampoco incorpora el daño generado por las emisiones de dióxido de carbono (CO2), necesarias para alcanzar niveles altos de consumo. Por este motivo, BBVA Research ha optado por incluir en su informe sobre el bienestar el coste del carbono emitido para atender el consumo realizado. El coste para la sociedad de las emisiones, y por lo tanto el precio que habría de establecerse para internalizarlo, está sujeto a incertidumbre ya que depende del valor presente de los daños futuros del cambio climático, dependientes a su vez de escenarios climáticos alternativos. 

 

Teniendo esto en cuenta, el proceso de internalizar el coste social del carbono emitido en la última década reduciría el bienestar económico en el promedio de los países OCDE en torno a un 2 % de acuerdo a un escenario climático de referencia. Una cifra muy asumible. 

 

Pero esto sería solo una media estimativa. Las diferencias entre países son significativas en función de que el uso de las emisiones por unidad de consumo sea más o menos intensivo. Además, la corrección promedio aumentaría en 0,6 puntos si se consideran las emisiones consumidas en lugar de las producidas, ya que la mayoría de los países desarrollados son importadores netos de carbono de economías emergentes. 

 

La importación de carbono se refiere al movimiento de carbono de una fuente externa a un ecosistema o región. El carbono puede ser importado en forma de materia orgánica, como plantas, animales y productos agrícolas, o en forma de combustibles fósiles, como el petróleo, el carbón y el gas natural. Si una región importa grandes cantidades de combustibles fósiles para su consumo energético, eso redunda en una mayor emisión de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, contribuyendo al cambio climático.  

 

España tiene todavía mucho que mejorar, sobre todo en desigualdad 

 

Según el estudio de BBVA Research, “entre 2010 y 2019 el bienestar social de la economía española fue en promedio el 81 % del que Estados Unidos registraba en 2019”. España, por tanto, se sitúa por debajo de las economías más grandes de la Unión Europea, como Francia y Alemania (99 %), Italia (88 %) y bastante alejada también de países como Bélgica, Suiza, Reino Unido, Suecia, Islandia o Finlandia. 

 

Sin embargo, España se posiciona por encima de Portugal, Grecia, Irlanda o la República Checa y exhibe un bienestar considerablemente mayor que el de los países de América del Sur como Colombia y Chile. Asimismo, es destacable el desempeño de España en esperanza de vida y tiempo libre. No obstante, no ocurre lo mismo con la desigualdad, donde nuestro país se encuentra en peor posición que países del norte de Europa como Noruega, Suecia o Islandia. 

 

En cambio, la consideración en la medida de bienestar social del coste social del carbono mejora la posición relativa de la economía española dada su menor intensidad de uso de emisiones de CO2 por unidad de consumo y también por tener un nivel de PIB per cápita menor. Al ir más allá del PIB, la brecha de España con países como Estados Unidos se reduce a la mitad cuando esta comparación se realiza en términos de bienestar social. 

 

En este sentido, apunta el informe, “España se sitúa por encima del promedio (76 %) en relación al bienestar neto, corregido del daño de las emisiones de CO2, de los 36 países que conforman la muestra¹, ocupando el décimo noveno lugar, justo por detrás de Japón y por encima de Irlanda. No obstante, todavía hay una brecha importante por cerrar respecto a los países más avanzados de la OCDE". 

 

Julio Muñoz es periodista de información económica y experto en comunicación. 

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