Los tapices de Pastrana, una joya artística única en el mundo, ignorada de forma incomprensible por los turistas

Publicado por: Ana María Ruiz
21/05/2023 08:00 AM
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Por asombroso que pueda parecer, son pocos los visitantes nacionales que conocen este conjunto absolutamente excepcional. Desde el Museo de la Colegiata de la Villa Ducal reivindican su importancia histórica y artística

 

La localidad de Pastrana, declarada conjunto histórico-artístico en 1966 y, desde 2020, incluida en la Red de los Pueblos más Bonitos de España, posee un indudable atractivo turístico y recibe cada año a cientos de visitantes que regresan a sus destinos con un más que buen sabor de boca tras pasear por su calles medievales, degustar sus buenas viandas y visitar sus espléndidos monumentos y museos. 


Sin embargo, aunque pueda parecer asombroso, muchos de ellos se marchan sin haber visto la joya más importante que alberga el municipio: los tapices de la Colegiata. Y es que, la también conocida como capital de La Alcarria, alberga un conjunto de cuatro tapices considerados a nivel internacional como una joya artística y patrimonial de primer orden y única en el mundo. 

 

Nieves Álvarez y Eduardo Pastor, guías del Museo Parroquial de Tapices, se lamentan de que, en muchas ocasiones, pasan desapercibidos para los visitantes: “A pesar del nivel artístico que atesora la Colegiata, los tapices hacen sombra a todo lo demás. Pero por desgracia, y a pesar de los cinco siglos que han pasado desde que se tejieron, del reconocimiento internacional que tienen como obras únicas y excepcionales y de estar considerados por muchos expertos como los mejores tapices flamencos del mundo de finales del siglo XV, muchas veces se siguen obviando. La mayoría de la gente no los conoce”, asegura Nieves. 

 

Sorprende porque lo que no valora el turista nacional, sí lo hacen los extranjeros que acuden exclusivamente a visitarlos: “Sí que son visitados por expertos internacionales. Nos sentimos muy frustrados porque vemos cómo los visitantes vienen a Pastrana y muchos pasan de largo, no ven los tapices, cuando hay personas que nos visitan de lugares muy distantes y son un referente en sus estudios. Es muy triste que, incluso visitando la localidad, al final se deja de ver algo tan único”. De hecho, han estado expuestos en EEUU y, más recientemente en Europa, de 2008 a 2014, donde fueron visitados por cientos de personas.


Tal es el desconocimiento de la existencia de los tapices, que muchos turistas creen que van a encontrarlos en el Palacio Ducal, un lugar en el que nunca han estado expuestos. Se quejan los guías de que a la hora de promocionar Pastrana, incluso a nivel municipal, se ‘olvidan’ los tapices: “Nos deja pasmados que se piense que hay que promocionar Pastrana pero no los tapices porque están en la iglesia, son de la iglesia y están en un museo privado. Pero para nosotros no hay diferencia entre promocionar Pastrana y promocionar los tapices, porque es lo mismo”. 


Nieves Álvarez describe los tapices como “excepcionales”, tanto por su temática como por su nivel técnico y valor artístico: ”Son absolutamente asombrosos. Sorprende muchísimo que más que ante tapices parece que estamos ante lienzos pintados”. Y es que a pesar de haberse tejido hace quinientos años, se puede percibir una intensidad cromática de gran viveza, que refleja los brillos, los terciopelos, las cotas de malla y un sinfín de objetos con una calidad artística excepcional: “Parece que podemos tocar con los ojos los terciopelos, las cotas de malla, el brillo de los metales, las olas del mar. El conjunto realmente adquiere vida y nos habla”, afirma la guía del Museo. 

 

La perfección de los detalles es realmente sorprende al visitante.
La perfección de los detalles es realmente sorprende al visitante.

 


Y lo que cuentan los tapices de Pastrana son acontecimientos históricos reales: las conquistas de las ciudades del norte de África, Arcila y Tánger, en el año 1471 por parte de Alfonso V de Portugal para controlar el tráfico del comercio internacional en esta costa del Estrecho de Gibraltar, luchar contra los infieles y adquirir enclaves estratégicos en la defensa de la península ibérica ante posibles incursiones musulmanas: “Son crónicas de guerra perfectamente narradas, con una minuciosidad asombrosa, que nos están transmitiendo perfectamente cómo era una época, cómo eran las luchas en la Baja Edad Media y muestra, además, cómo son los personajes involucrados en estas batallas”, señala Nieves Álvarez. 

Precisamente, la temática escogida es otro de los motivos que convierten en únicos estos tapices. Eduardo Pastor destaca que, en aquella época, la temática de los tapices era de carácter religioso y mitológico y los de Pastrana son los primeros que narran acontecimientos políticos: “Son los primeros que reflejan cómo se organizaba el ejército portugues en siglo XV. Todas las armaduras y armas están estudiadas y analizadas y es una fuente de información y un documento histórico de primera mano”. “Es como si estuvieras viendo un reportaje fotográfico. Como si te trasladaras a la época y estuvieras viendo tú mismo los acontecimientos”, añade su compañera. 

 

Tapices únicos y singulares

 

Los tapices de Pastrana, cuatro paños tejidos en seda y lana de unas dimensiones medias de 11x4 metros, fueron un encargo del rey Alfonso V quien, una vez concluidas las conquistas de Arcila y Tánger, mandó tejerlos para conmemorar sus victorias militares en el taller Passchier Garnier de la ciudad belga de Tournai, que en aquel entonces gozaba de un gran prestigio. 

 

No se conoce con exactitud cuánto tiempo se tardaron en tejer, lo que sí se conoce es que usaron telares de 6 por 8 metros de ancho y trabajaron de seis a ocho personas simultáneamente por cada uno de los tapices.


Los paños muestran una extraordinaria perfección técnica y una excepcional calidad de tintes e hilos de lana y seda que les imprime un gran esplendor. La pormenorizada narración de los acontecimientos sigue un orden cronológico y lineal: ‘El desembarco en Arcila’, ‘El cerco de Arcila’, ‘El Asalto de Arcila’ y ‘La Toma de Tánger’.

 

El gran enigma: ¿Cómo llegan a España?

 

El gran enigma de los tapices es que no se sabe con exactitud el momento en que llegan a España y, concretamente, a Castilla.  Según explica Eduardo, el único dato fiable y documentado que existe de su origen es de 1532 cuando aparecen en una tasación de bienes en el Palacio del Infantado de Guadalajara, tras el fallecimiento del tercer Duque del Infantado.”La incógnita es cuánto tiempo llevaban en el Infantado o cómo llegaron hasta allí. Si llegaron a estar alguna vez en Portugal, si fue Felipe El Hermoso el que los trajo o fue el Cardenal González de Mendoza quien los trajo a Guadalajara, requisados tras la Batalla de Toro. Ésta es la teoría más extendida. También pudiera ser una dote matrimonial o un regalo diplomático, pero ahí entramos en el campo de las hipótesis”, puntualiza. 

Según recoge el Libro de Inventarios de 1645-1756 de la Iglesia Colegiata, fue el 18 de mayo de 1667 cuando el cabildo aceptó los seis tapices donados por la VII Duquesa del Infantado, esposa del IV Duque de Pastrana, quien cumplió así con las disposiciones testamentarias de su marido. 

Hasta finales del siglo XIX fueron utilizados por el cabildo para ornamentar el ábside y naves del templo y adornar las calles de Pastrana en las grandes solemnidades religiosas, especialmente en la procesión del Corpus Christi.

Según explican los guías del Museo Parroquial de Tapices, la década de los años treinta fue un punto de inflexión para la historia de las obras. Se llevaron a una exposición al Museo del Prado y la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara realizó unas copias exactas que fueron adquiridas por el gobierno de Portugal, que decidió instalarlas en el Palacio de los Duques de Braganza en Guimaraes, donde continúan expuestas en la actualidad.

El estallido de la Guerra Civil sorprendió a los tapices de Pastrana en Madrid. El Gobierno de la República, con el objetivo de proteger el patrimonio nacional ordenó la evacuación de las obras del Museo del Prado, con destino primero a Valencia, después a Cataluña y, finalmente, a la Sociedad de Naciones en Ginebra (Suiza). Tras el fin de la guerra, en septiembre de 1939, las obras del Prado regresaron a sus salas. Con ellas viajaron los tapices. 

El Prado, en aquel momento, se negó a devolver las obras hasta que finalmente, el 20 de marzo de 1950, se hizo entrega de los tapices a la Pastrana. Cuatro meses después, se inauguró el Museo Parroquial en la antigua sacristía mayor de la Colegiata.

 

Los tapices fueron sometidos a un complejo proceso de conservación en 2008.
Los tapices fueron sometidos a un complejo proceso de conservación en 2008.

 

En 2008, gracias a la financiación de la Fundación Carlos de Amberes y la colaboración del Obispado de Sigüenza-Guadalajara, los tapices fueron sometidos a un proceso de conservación en la Real Manufactura de Wit, en la ciudad belga de Malinas. Fueron sometidos a un proceso de limpieza, mediante la desinsectación, aspiración para la extracción del polvo y posterior lavado al agua, aclarado y secado. Le siguió un proceso de conservación que, en un primer paso, consistió en estabilizar aquellas partes del tejido antiguo que estaban frágiles, aplicando por el reverso del tapiz unos tejidos de consolidación. El paso siguiente consistió en el forrado de los tapices en toda su superficie, uniéndose ambas partes mediante cosido, quedando listos para ser colgados. Por esta intervención la Fundación Carlos de Amberes obtuvo en 2011, el galardón de Europa Nostra en el apartado de conservación.

 


Una vez realizadas estas tareas fueron expuestos en importantes museos europeos, estadounidenses y nacionales. Simultáneamente comenzaron las obras de remodelación del Museo Parroquial de la Colegiata, habilitándose un espacio moderno y actual, distribuido en tres salas, con unas condiciones óptimas de exposición y conservación para los tapices. El nuevo Museo Parroquial de Tapices de Pastrana fue inaugurado el 10 de octubre de 2014.

 


Las personas interesadas en visitar esta extraordinaria obra de arte pueden obtener más información o concertar citas a través del siguiente enlace https://museoparroquialdetapicesdepastrana.com/ , enviando un correo a museo@museoparroquialdetapicespastrana o bien llamando al teléfono 949 370027. Los horarios de visita son a las 10:30, 11:30 y 13:15, por las mañanas y a las 16:00 y 17:30 horas, por las tardes. El precio de entrada es de 5 euros (gratis para menores de 8 años). Para concertrar visitas es necesario un mínimo de cinco personas. 

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