“La pandemia nos ha hecho recordar la necesidad que tenemos de compartir la vida unos con los otros para ayudarnos”

Publicado por: Carmen Ibáñez
24/09/2021 03:45 PM
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Don Atilano Rodríguez celebra este sábado en Sigüenza sus 50 años como sacerdote y los 25 años como Obispo

El Obispo de Sigüenza – Guadalajara, Don Atilano Rodríguez, está de celebración. Este sábado 25 de septiembre a las 11:00 h la Catedral de la villa medieval acogerá la celebración eucarística de las bodas de oro desde su nombramiento sacerdotal y las bodas de plata desde su ordenación episcopal.

D. Atilano celebra sus bodas de oro de ordenación sacerdotal ¿Cómo lo ha vivido? ¿Qué balance hace de estos 50 años?

Ha significado una respuesta constante a la llamada que el Señor me hizo el día de mi ordenación sacerdotal y el día también de mi ordenación episcopal, es una renovación fundamentalmente pensando en la acción misionera y evangelizadora que como Obispo y como miembro de la Iglesia he de ejercer y animando la actividad evangelizadora de todo el pueblo de Dios.

¿D. Atilano si volviese atrás 50 años volvería a ordenarse?

Sí, por supuesto. Yo he sido muy feliz como sacerdote y como Obispo. Pienso que el Señor me ha cuidado durante este tiempo y yo he experimentado también en las distintas responsabilidades que se me han confiado por los Papas durante los años de Obispo y por ellos también como sacerdote he experimentado también la alegría, la acogida, el acompañamiento y el gozo del pueblo de Dios en los encuentros que teníamos: Bien de formación o de celebración de los sacramentos.

Por lo tanto, la experiencia para mí ha sido muy positiva, de mucha alegría y por ello no ceso de dar gracias a Dios.

Desde su Asturias natal hasta Sigüenza-Guadalajara ¿Cómo ha sido ese recorrido personal?

He tenido 7 años como Obispo auxiliar en Oviedo, desde allí el Papa Benedicto XVI me trasladó a la Diócesis de Ciudad Rodrigo y finalmente aquí en Sigüenza-Guadalajara. Han sido realidades distintas porque son culturas y formas de enfocar y orientar la vida, en muchos casos también diferentes.

Pero no obstante yo siempre digo que con la gente con sus distintos modos de pensar, juzgar o de actuar cuando de verdad perciben que tú les quieres y que quieres estar a su servicio hay siempre una respuesta gozosa, hay siempre también una respuesta de amor, al amor que tú puedas ofrecer. Por lo tanto como digo han sido distintas realidades, pero las personas a pesar de ser distintas, cuando de verdad perciben nuestra cercanía, nuestro cariño y amor, son personas que responder acogiendo, acompañando y asumiendo responsabilidades en la sociedad y en la Iglesia.

Por lo tanto, no tengo nada más que agradecer siempre ese acompañamiento de tantas personas que me han ayudado a ser persona, a ser sacerdote, cristiano y Obispo.

“Yo creo que han sido muy importantes los planes pastorales que hemos impulsado después de mi llegada a la Diócesis”

Anteriormente a su etapa como Obispo auxiliar en Oviedo, estuvo con un gran referente de la Iglesia Católica como es Elías Yanes ¿Cómo es esa época?

Es una época en que como sacerdote Don Elías Yanes me pidió acompañarle como secretario particular suyo, al ser nombrado Arzobispo de Zaragoza. A mí me costó en un primer momento asumir esta responsabilidad porque no conocía lo que significa ser secretario de un Obispo, y tampoco conocía la Diócesis de Zaragoza. Los primeros años fueron de conocimiento de las personas, incluso del mismo trabajo que tenía que realizar.

Me sentí muy feliz en Zaragoza, no solamente por la cercanía de este gran hombre como fue D. Elías como Obispo de Zaragoza y con tantas otras responsabilidades en la Iglesia, sino también por el cariño y la cercanía y el afecto de los aragoneses que siempre han estado atentos a cualquier problema o dificultad que percibiesen en mí y que siempre me han ayudado a resolveros y afrontarlos.

Me ha costado mucho al tener que volver nuevamente después de los estudios en Salamanca, al volver nuevamente a mi tierra, me costó mucho el salir de Zaragoza precisamente por lo que había experimentado como cariño y cercanía de la gente.

¿El Sínodo Diocesano y el cumpleaños de la Catedral de Sigüenza consideraría que han sido los dos grandes hitos de su estancia con nosotros?

Yo diría que cada momento en la vida de la Diócesis no puede verse o concebirse desencarnado o aislado de los pasos anteriores. Yo creo que han sido muy importantes los planes pastorales que hemos impulsado después de mi llegada a la Diócesis, en donde de un modo especial hemos intentado afrontar la nueva evangelización que la Iglesia tiene que llevar adelante en estos momentos, con nuevos métodos, nuevas formas y expresiones. Pero sobre todo con un nuevo ardor evangelizador, de ahí yo diría que surge por una parte el celebrar el pasado de nuestra historia en la conmemoración de los centenarios de existencia de la Catedral de Sigüenza – Guadalajara abierta al culto.

Por otra parte, la convocatoria del Sínodo yo lo considero como un nuevo paso en donde todo el pueblo de Dios se siente llamado, convocado y llamado a reflexionar, a pensar con el Obispo para encontrar los nuevos caminos que nuestra Iglesia Diocesana ha de recorrer en el futuro, para poder evangelizar en la nueva realidad social y cultural en la que nos toca vivir.

¿En estos 50 años habría algún hito o hecho que le gustaría poner en valor?

Me cuesta mucho evaluar la tarea pastoral del Obispo y por lo tanto mi tarea pastoral durante estos años, porque el ejercicio fundamentalmente del Obispo se resume en tres actividades fundamentales: Por una parte la misión de enseñar; por otra la misión de regir de servicio a la Iglesia y la misión de santificar mediante la celebración de los sacramentos.

¿Cuál es el balance de estas responsabilidades realizadas por el Obispo? Pues depende un poco de cómo la persona haya participado en los sacramentos, haya escuchado la palabra de Dios o se haya sentido servida. Por eso a mi me gusta más que destacar grandes momentos o hitos importantes, pues esa labor callada y silenciosa de cada día en donde la gracia de Dios y la palabra va transformando a las personas y va ayudándonos a crecer como hijos de Dios.

Yo creo que hemos de sacar un planteamiento positivo también de la enfermedad, nos ha ayudado a recordar nuestra condición humana y por tanto nuestra limitación

D. Atilano debido a la pandemia llevamos dos años sin procesiones de Semana Santa y hemos estado con limitaciones de aforo en los oficios religiosos ¿Cómo han vivido ustedes estos dos años?

Yo creo que han sido años muy duros, en primer lugar por la enfermedad de tantas personas conocidas y queridas, en segundo lugar por la muerte de muchos que han pasado por la enfermedad y por el dolor general que se percibía en la sociedad con cierto miedo en determinados momentos.

No obstante yo creo que hemos de sacar un planteamiento positivo también de la enfermedad, en primer lugar nos ha ayudado a recordar que no somos Dioses, nos ha ayudado a recordar nuestra condición humana y por tanto nuestra limitación. Y la necesidad que tenemos de compartir la vida los unos con los otros para ayudarnos porque vamos todos en la misma barca.

En segundo lugar yo destacaría también cómo la pandemia en estos dos años nos han ayudado a descubrir la generosidad, la entrega, la disponibilidad del personal sanitario, de los transportistas, de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad… De tantos otros grupos sociales que han entregado lo mejor de su vida en el servicio a los demás.

Creo que estos dos aspectos: El de servicio y reconocimiento humilde de nuestras limitaciones tienen que ser dos características, dos valores que nos ayuden a continuar afrontando el futuro.

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