Han pasado 33 años desde el estreno de la película “El Río que nos lleva”, basada en la novela homónima de José Luis Sampedro y dirigida por Antonio del Real, con Alfredo Landa (El Americano); Tony Peck (El Irlandés), hijo de Gregory Peck; y Eulalia Ramón (Paula) como protagonistas y actores de la talla de Concha Cueto, Fernando Fernán Gómez, o Juanjo Artero, entre otros. Cuando se rodaba esta película con los imponentes parajes del Alto Tajo como telón de fondo, nadie se podía imaginar el recorrido que iba a tener esta galardonada producción, que llegó a ser declarada, incluso, de Interés Cultural por la UNESCO, por mantener viva la memoria de la profesión de ganchero, esos “pastores del bosque flotante” que vivián la última maderada desde la Sierra de Cuenca, hasta el bajo Aranjuez, cuando los troncos empezaban a transportarse en camiones.
La consejera de Economía, Empresas y Empleo, Patricia Franco, acompañada por el director, Antonio del Real, y algunos de los actores, como Eulalia Ramón (Paula), Juanjo Artero (El Rubio) y Concha Cueto, presentaban esta mañana, en la Delegación de la Junta de Guadalajara el ciclo de difusión con el que el Gobierno regional está rindiendo homenaje a esta obra por toda Castilla-La Mancha, consistente en la proyección de la película y un posterior coloquio con los artífices la misma.
Este ciclo ha recalado hoy en Guadalajara, donde esta tarde regresará a uno de los escenarios más emblemáticos del rodaje de la película en Peralejos de las Truchas, justo a la iglesia de San Mateo, donde Antonio del Real rememoraba la emblemática escena de Fernando Fernán Gómez, en el papel de sacerdote, en la que proclamaba que “Dios ha muerto”, ante sus feligreses. Un pueblo donde se ha erigido una fuente en honor a la profesión de los gancheros y que, cada verano participa, junto con otros pueblos del Alto Tajo, en la tradicional Fiesta Ganchera.
El director señalaba emocionado que la película, concebida para tener “una pequeña difusión”, ha recibido una decena de reconocimientos internacionales, entre ellos un premio en el Festival de Japón y “34 años después siguen dándonos premios”. Además, recordaba que el American Film Institute hizo que la película se emitiera por todo Estados Unidos y ” ya el colmo de los colmos fue que Gregory Peck nos apoyara y estuviera en el estreno en Madrid” donde manifestó que “habéis hecho un poema con unos paisajes y un lugar maravilloso”.
‘El río que nos lleva’, tal y como ha destacado Patricia Franco, se ha convertido en una seña de identidad de la región, por el retrato que realiza de una de sus tradiciones más diferenciales como es el trabajo de los gancheros, que dirigían el camino de los troncos a través del Tajo desde municipios como Peralejo de las Truchas hasta Aranjuez en las llamadas maderadas, y que tiene como escenario uno de los entornos naturales más significativos de la región, como es el Parque Natural del Alto Tajo en la provincia de Guadalajara. “El cine ha sido y es una potente herramienta de promoción para nuestra región”, ha señalado la consejera, que ha recordado que precisamente el cine será el hilo conductor de la apuesta del Gobierno regional el próximo año en FITUR, con un estand que apuesta por lo audiovisual y cuyo proyecto está en la última fase de adjudicación después de su licitación a través de la empresa ETURIA.
Una inversión de 520.000 euros para digitalizar y modernizar el Parque Natural del Alto Tajo
Sobre el filme, Patricia Franco ha valorado el retrato que realiza tanto de una tradición muy arraigada en la provincia de Guadalajara y de Cuenca, como era el oficio de ganchero, que se conmemora cada año en la comarca; como uno de nuestros grandes entornos naturales, el Alto Tajo, un parque natural que está incluido en el proyecto que el Ejecutivo autonómico tiene sobre la mesa para la modernización y digitalización de la gestión y uso turístico de los parques naturales de la región, “a través del que vamos a invertir 7,2 millones de euros, de los cuales el Parque Natural del Alto Tajo recibirá una inversión directa de 520.000 euros en acciones dirigidas de manera específica al parque, además de beneficiarse también de otras inversiones que se van a realizar de forma transversal en estos entornos naturales”.
Por su parte, Concha Cueto se confesaba enamorada de esta tierra y de su riqueza que describía como “un joyero, en el que cada día vas descubriendo cosas nuevas”, un destino que no duda en recomendar siempre que tiene la oportunidad.
La actriz Eulalia Ramón aseguraba que el rodaje de la película le descubría en el Alto Tajo, una zona “muy cerca de Madrid, absolutamente virgen, salvaje con un agua como no he visto nunca en ninguna parte del mundo”. Desde el punto de vista cinematográfico valoró que se trata de “una tierra muy rica para rodar” en la que la naturaleza “es una gran protagonista y uno de los personajes principales”. Finalmente, destacaba la utilidad de esta película a la hora de reivindicar la conservación de este entorno natural y su dinamización socioeconómica y valoró que después de tantos años, la cinta “no es que envejezca bien, es que no envejece porque sigue teniendo mucha vida”.
Por último, el actor Juanjo Artero, conocido por su papel como Javi en Verano Azul, hacía hincapié en el papel de este ciclo de difusión y del cine en la concienciación de la sociedad hacia el cuidado del medioambiente en un contexto de cambio climático, en el que “Castilla-La Mancha puede ser pionera, porque es impresionante la variedad de paisajes que tiene”. En este sentido, señaló que la sociedad tiene que avanzar en el campo científico y tecnológico “pero creo que tenemos que dar un paso atrás con las cosas buenas que se han perdido”, recuperando ciertos oficios y modos de vida más sostenibles, “que no están en contra del progreso”, para terminar manifestando que “espero que la gente se dé cuenta que en Peralejos de las Truchas se puedes ser más feliz que en la Gran Vía”.
Y es que todavía hoy, tal y como describía José Luis Sampedro en las páginas de su novela, “el río bravo sigue adelante, prefiriendo la soledad entre sus tremendos murallones, aislado de la altiplanicie cultivada y de sus gentes, para que nadie venga a dominarle con puentes o presas, con utilidades o aprovechamientos (…) Sólo los gancheros se atreven a convivir con él, y aun así parece encabritarse para sacudirse los palos de sus lomos y enfurecerse más aún contra los pastores del bosque flotante”.