El parricida de Brihuega afirma que veía en su padre a un monstruo y en su madre a un ángel endemoniado

Publicado por: Marta Perruca
15/11/2023 04:16 PM
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La defensa basa su estrategia en las diversas enfermedades mentales que padece el acusado y en el consumo de sustancias estupefacientes, circunstancias por las que considera que existirían atenuantes de eximente incompleta 

 

“Yo quería a mi madre mucho. No lo hice por codicia, ni por venganza , ni por rencor. Quiero que quede claro. Me están diciendo unas cosas que no son reales. Yo veo a mi tía y se me cae el alma”. Esta mañana arrancaba el juicio contra Adrián, el joven de 32 años que mató a sus padres, Martina Paloma y Manuel, el 9 de mayo en su domicilio de Brihuega,con la lectura de los escritos de calificación y la declaración del acusado.

 

Un juicio que se dirime mediante la modalidad del Tribunal del Jurado y en el que la Fiscalía pide 32 años por dos delitos de asesinato con agravante de parentesco y atenuante por consumo de sustancias estupefacientes, así como su inhabilitación absoluta durante la duración de la condena y las costas del juicio y no reclama indemnización en concepto de responsabilidad civil hacia la hermana del acusado.

 

La acusación particular, representada por la hermana del acusado, pide 50 años por dos delitos de asesinato con agravante de parentesco, inhabilitación para el sufragio pasivo durante el tiempo que dure la condena; la prohibición de acercarse o comunicarse por cualquier medio durante de diez años adicionales al periodo de la condena, así como una indemnización de 500.000 euros en concepto de responsabilidad civil.

 

La acusación señala como motivaciones de los delitos las de  “rencor y venganza hacia ambos progenitores con los que en las últimas semanas había tenido fuertes discusiones debido a los reproches que le dirigían por no trabajar, ni estar dispuesto hacerlo”.

 

Por parte de la defensa, basa su estrategia en la presencia de un brote psicótico agudo agravado por el consumo de cocaína de la noche anterior. Además, señala que el acusado sufre diversas enfermedades mentales de carácter psicótico con un largo historial de ingresos psiquiátricos y tratamientos farmacológicos y ha sido diagnosticado de bipolaridad en estadio 1, psicosis y un trastorno de la personalidad no especificado y añade a ello, el consumo habitual e ingente de sustancias estupefacientes como cocaína, cannabis y alcohol.

 

También alegan confesión tardía, al reconocer los hechos un día después en dependencias de la Guardia Civil, tras salir del hospital “colaborando activamente al aportar diversos detalles que facilitaron la investigación policial, tales como la identificación del arma homicida”.

 

El escrito de la defensa admite que existen dos delitos de asesinato, pero con los atenuantes de eximente incompleta “al haber actuado a causa de la alteración psíquica que presenta y bajo los efectos de substancias tóxicas” y subsidiaria por confesión y colaboración con las autoridades para el esclarecimiento de los hechos; y con el agravante de parentesco y añade que “solicitaremos la oportuna pena en atención a las circunstancias modificativas” que aprecie el jurado a lo largo del juicio, “entendiendo esta parte que concurren las circunstancias eximentes incompletas de la responsabilidad (…) o subsidiariamente atenuantes prescritas”.

 

El acusado ha declarado que entró en la casa de sus progenitores porque tenía hambre y estaba comiendo queso cuando vio a su padre como si fuese un monstruo “entonces lo toco y como parecía un monstruo le ataqué”. A preguntas del Fiscal, Adrián apuntó que cogía el cuchillo para cortar queso y que llevaba los guantes puestos porque venía del “huerto de los tomates”, un extremo que según la fiscal contradice su declaración judicial en la que manifestó que cogió los guantes para evitar dejar huellas porque tenía miedo.

 

Asimismo, admitía que apuñaló a su padre mientras dormía, momento en el que éste se levanta y llama a su madre pidiéndole que llame al 112. En ese instante, ha relatado, se levanta su madre, “pero no la veo como la figura de mi madre, sino como un demonio, un ángel endemoniado”. En este punto ha afirmado que no recuerda si fueron cinco las puñaladas las que asestó a su progenitora.

 

Posteriormente, ha dicho, simuló un robo “porque tenía miedo a lo que me iba a pasar”. Se quitó los guantes, se dirigió a lavarlos al fregadero y metió el cuchillo en el lavavajillas. Los guantes los metió en una bolsa que, según declaró, tiró a la primera papelera que vio cuando salió hacia la casa de su padrino.

 

“A mi padrino le digo que ha habido un robo. Que había uno al que le debía 400 euros y que habían atacado a mis padres, porque no tenía cojones de decirle que los había matado yo”, ha manifestado el acusado. Esta misma versión, ha señalado, es la que transmitía a la Guardia Civil, a la que confesó los hechos, según declaró, al día siguiente, cuando sale del hospital.

 

Asimismo, ha manifestado a preguntas del fiscal que mantuvo una discusión leve con sus progenitores por motivos de tabaco y dinero.

 

Adrián declaró, además, que había consumido cocaína cortada con setas alucinógenas el día antes de los hechos, “y como me había sobrado algo, me lo metí en la siesta” y que también había dado algunas caladas a un porro de cannabis y ha añadido que no había dormido la siesta, porque llevaba tres días sin dormir.

 

A preguntas de la fiscalía ha  apuntado que consumió un gramo y medio de cocaína lo que, tal y como aclaró la fiscal, se contradice con su declaración en sede judicial cuando indicó que había consumido medio gramo. En este terminó el acusado manifestó que dijo medio gramo porque “tenía miedo, estaba acojonado y no sabía dónde me había metido. No sabía lo que me iba a pasar” y que durante su estancia en la cárcel "he tenido tiempo de recordar”.

 

El abogado de la defensa dejaba constancia que en el test de toxicología que se le practicó el día de los hechos no aparecía el cannabis, ni las setas alucinógenas, aunque sí daba positivo en cocaína y benzodiacepinas.

 

Tras los hechos, Adrián fue derivado al Hospital Universitario de Guadalajara donde fue examinado por la unidad de psiquiatría “pero cuando me llevaron a Guadalajara había pasado más de una hora y ya se me había pasado el brote”, aseguró. Según el acusado, padece brotes psicóticos y manías persecutorias “veo que me está vigilando la gente y que están intentando hacerme daño”.

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