La piedra rosetta del Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara en seis itinerarios geológicos

El Parque Natural ultima los detalles para poner en marcha seis itinerarios geológicos o Geo-rutas de recorrido mixto, con vehículo y a pie, que abarcarán gran parte de su territorio y permitirán interpretar sus principales puntos de interés a través de 62 paradas

Una de las mejores maneras de promover la conservación de nuestros espacios naturales es fomentar su conocimiento, ya que según recoge una conocida máxima: “No se cuida lo que no se ama y no se ama lo que no se conoce”. Conscientes de ello, desde el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara han impulsado una serie de infraestructuras tales como una amplia red de senderos homologados y recorridos interpretados sobre la flora, la fauna o, incluso, la etnografía, encaminados a lograr un mayor conocimiento del territorio y a atraer un perfil de público más sensible hacia los valores naturales del entorno y su conservación.

La geología se configura como una herramienta muy poderosa y tremendamente útil en esta empresa, teniendo en cuenta la gran geodiversidad y el patrimonio geológico que atesora; que es evidente a simple vista y que lo convierte en un espacio natural, de por sí, muy interesante a la hora de abordar un proyecto para su interpretación.

Pero, además, la geología tiene la capacidad de poder explicar los procesos que, a lo largo de millones de años, han configurado el paisaje tal y como lo conocemos hoy en día y, al mismo tiempo, explicar el tipo de vegetación y la fauna que se han asentado en esos suelos y roquedos, los aprovechamientos de los recursos geológicos que ha realizado el ser humano a lo largo de su historia o incluso su cultura, costumbres y tradiciones.

De esta manera, muy pronto, la Sierra Norte de Guadalajara contará con una suerte de piedra rosetta en forma de seis itinerarios geológicos o Geo-rutas que cubren la mayor parte del territorio y que permitirán, tanto a la población local como a los visitantes, disfrutar de sus paisajes con una mirada distinta e incluso descubrir cómo se han formado otros lugares de la Península Ibérica con características similares.

Este ambicioso proyecto, elaborado por el Parque Natural con la colaboración de científicos especializados en divulgación del patrimonio geológico del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), está perfectamente diseñado, sólo a falta de colocar la señalización pertinente sobre el terreno. Unos trabajos que, tal y como adelanta el director de este espacio  protegido, Rafael Ruiz, se culminarán posiblemente a la vuelta del verano y que una vez terminados, darán lugar a seis itinerarios geológicos autoguiados con 350 kilómetros de recorrido mixto, de los que 90 kilómetros son senderos que sólo se pueden transitar a pie, junto con seis folletos que suman 152 páginas y seis tracks completos con el recorrido; un total de 62 paradas, siete paneles de inicio; seis paneles interpretativos y 92 balizas (62 con código QR y 30 direccionales).

Detrás del diseño de estas Geo-rutas se encuentra Luis Carcavilla, científico titular del IGME-CSIC y uno de los principales referentes en Patrimonio Geológico de nuestro país. Carcavilla también es el responsable de otras iniciativas similares, como las Geo-rutas y la Guía Geológica del Parque Natural del Alto Tajo, galardonada con el Premio Internacional Ciencia en Acción,  que han tenido una gran difusión y un impacto muy significativo en la divulgación y conocimiento de este otro espacio protegido de la provincia. De hecho, la intención del Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara es que este contenido sirva de base para elaborar su propia Guía Geológica.

A este proyecto no le faltan ni motivos, ni excusa. Tal y como explica Luis Carcavilla, la Sierra Norte abarca un extenso territorio de relieve escarpado ubicado geográficamente a caballo de tres de las grandes unidades geológicas de la Península Ibérica: El Sistema Central, la Cordillera Ibérica y la Cuenca Sedimentaria del Tajo. Esta conjunción explica la notable diversidad de rocas que afloran en el Parque Natural y que son responsables de su singular fisionomía: “Normalmente, todas las zonas de confluencia o intersección son interesantes, porque son espacios en los que hay mucha diversidad geológica, con unos rasgos que nos están hablando de las características principales de esas tres grandes unidades geológicas”, comenta.

En el área del Parque Natural predominan las rocas metamórficas, formadas por la modificación de otras preexistentes en el interior de la Tierra como consecuencia de la presión y/o el calor, como pizarras, esquistos y gneises, sobre las que se forman cuchillares, crestones, valles encajados, cañones fluviales, canchales, escarpes con espectaculares saltos de agua y, en las zonas de mayor altitud, circos glaciares y restos de antiguas morrenas. Pero también hay calizas y dolomías que han dado lugar a “ciudades encantadas”, hoces y cuevas. En la zona Suroeste son características las extensas rañas rojizas, donde se desarrollan imponentes cárcavas. Esta gran diversidad geológica configura paisajes muy diferentes que ofrecen contrastes muy acusados en muy poco espacio.

Lugares geológicos de relevancia nacional

En la Sierra Norte de Guadalajara existe alrededor de una quincena de sitios incluidos dentro del Inventario Español de Lugares de Interés Geológico, entre los que destaca el glaciarismo del Pico del Lobo, “el único lugar de Castilla-La Mancha donde se desarrollaron glaciares en la última glaciación. Hubo más glaciarismo en el Sistema Central, por ejemplo en la Sierra de Gredos o en la Sierra de Guadarrama, pero esta es la estribación más oriental por lo que es muy singular y muy extremo, es decir, muy en el límite de los sitios donde puede haber glaciares”. En la actualidad estos glaciares no están activos pero han dejado un rastro geológico: “Se pueden ver las formas que dejó el glaciarismo como los circos glaciares o las morrenas que son los depósitos formados por todos los derrubios que va llevando el hielo y cuando el hielo se retira, todos esos derrubios quedan acumulados. Gracias a estos elementos y a los valles, se puede interpretar la extensión que tuvo, el momento de mayor espesor del hielo y en el que ese hielo se retiró”.

También es muy importante la zona minera de Hiendelaencina, con mineralizaciones abundantes y variadas de plata, oro, platino, etc.; los relieves kársticos del entorno de Tamajón; o los cabalgamientos, en los que una capa de rocas se superpone o “cabalga” sobre otra. Estos elementos se pueden apreciar en distintas zonas del parque como Tamajón, Almiruete, Valdesotos, Muriel o Tortuero y constituyen estructuras tectónicas esenciales para entender la configuración estructural no solo del Parque Natural, sino de toda la zona centro peninsular.

Minas de plata de Hiendelaencina. Imgen: Turismo Castilla-La Mancha

Además, afirma el geólogo, es un territorio especialmente singular por la presencia de elementos característicos como las cuarcitas, que están intensamente plegadas y son rocas muy resistentes, lo que promueve la formación de resaltes que originan cascadas como las chorreras, o cañones con paredes verticales donde anidan muchas aves rupícolas o dan lugar a elevaciones sobre las que se construyeron fortalezas o castillos porque eran zonas inexpugnables. Es lo que se denomina paisaje apalachano, que en esta zona está muy bien desarrollado y se caracteriza por estos crestones de cuarcitas y valles con poco relieve excavados en pizarras. Se llama así porque es típico de los Apalaches (EEUU).

Otro rasgo muy característico de esta zona son las cárcavas que aparecen en Mingo Negro (Valdepeñas de la Sierra), Puebla del Vallés y Zarzuela de Jadraque “que son muy llamativas y tienen bastante desarrollo en esta región”.

Las seis Geo-rutas

Las rutas geológicas, indica Luis Carcavilla, “están diseñadas para que el público pueda realizarlas de manera autónoma, guiándose por un cuadernillo que será descargable en Internet, al igual que su track GPS, que permite entender los principales rasgos geológicos del Parque Natural y sobre todo cómo la geología condiciona su paisaje”.

Estos seis trayectos geológicos están definidos por el cauce de tres ríos principales que discurren de norte a sur: el Jarama-Jaramilla, al oeste, el Sorbe en el sector central, y el Bornova, al este. “El problema es que el parque tiene una orografía muy compleja. Las rutas van siguiendo esos tres ríos, pero tienen que hacer recodos y giros, porque no son tres valles paralelos, sino que entre medias hay sierras, colinas, montañas... De esta manera, se ha intentado que se pueda ver lo más atractivo y lo más singular del Parque Natural, combinándolo con las infraestructuras existentes, es decir, los centros de recepción de visitantes, áreas recreativas, miradores, senderos señalizados, etc., con los elementos de interés geológico”, detalla.

La complejidad del terreno ha dado lugar a recorridos largos, con un hilo conductor, pensados para ser realizados de manera mixta, es decir, que a algunas de las paradas se accederá en vehículo y a otras será necesario caminar: “Al final, lo que se está buscando es una visita pausada al Parque Natural para descubrir aspectos concretos”, añade el geólogo.

La Geo-ruta 1, “Por los relieves Apalachanos del Jarama y Jaramilla” arranca en El Cardoso de la Sierra y termina en el Puerto de la Quesera, para recorrer la cabecera del valle del Jarama, remontando el curso de varios de sus afluentes, los ríos Berbellido, Jaramilla y Veguillas, en el extremo noroccidental del Parque Natural y de la provincia de Guadalajara.

La Geo-ruta 2 “Siguiendo el Sorbe por los dominios de la Cuarcita”, da comienzo en Galve de Sorbe y desemboca en Almiruete, discurriendo por un largo recorrido que visita enclaves geológicos del entorno del río Sorbe y lugares emblemáticos del Parque Natural como el castillo de Diempures en Cantalojas y la chorrera de Despeñalagua en Valverde de los Arroyos.

La Geo-ruta 3, “Geología en el contacto entre los Sistemas Central e Ibérico”, arranca en Prádenas de Atienza y finaliza en Somolinos, con un itinerario a los pies de la Sierra de Alto Rey que conecta el Parque Natural con otros dos espacios naturales protegidos cercanos de gran interés geológico: La Microrreserva de los Cerros Volcánicos de La Miñosa y el Monumento Natural Sierra de Pela y Laguna de Somolinos.

La Geo-ruta 4, versa sobre “El uso de los recursos geológicos al pie del Alto Rey” y empieza en Hiendelaencina para terminar en Las Navas de Jadraque, recorriendo la vertiente meridional de la Sierra del Alto Rey, donde el uso de los recursos geológicos durante siglos refleja muy bien la relación entre geología, cultura y usos tradicionales, condicionando la vida de las personas.

La Geo-ruta 5 se adentra en “La Geodiversidad de Tamajón”, tiene su punto de inicio en Tamajón y concluye en la Ermita de Peñamira (Muriel). Está compuesta por varios ramales que recorren enclaves geológicos del municipio de Tamajón, como el Centro de Interpretación Paleontológica y Arqueológica (CIPAT), la famosa “ciudad encantada”, cabalgamientos, lagunas, etc.

Por último, la Geo-ruta 6, “Por el valle medio del Jarama, entre hoces y cárcavas”, comienza en el Pontón de la Oliva y finaliza en Retiendas para discurrir por el extremo suroccidental del Parque Natural y visitar enclaves singulares como cárcavas, cañones fluviales sobre rocas cuarcíticas y calcáreas, y lagunas temporales. Además, se visita uno de los más importantes cabalgamientos del lado meridional del Sistema Central.

Una potente herramienta para situar al hombre en el paisaje

Como ya  hemos dicho, el Parque Natural, al distribuirse en tres unidades geológicas diferentes, cuenta con una gran geodiversidad y eso es lo que se pretende mostrar a lo largo de las 62 paradas de estos itinerarios, “por lo que si se recorren todas las Geo-rutas el visitante va a conocer una gran cantidad de tipos de rocas distintas, de edades muy diferentes, otras que son fruto de procesos muy variados y paisajes muy diversos, resultado de acontecimientos que se han sucedido a lo largo de muchos millones de años”.

Cada uno de esos tipos de roca, continúa el experto en Patrimonio Geológico, deja una impronta en el paisaje muy diferente, así como unos usos y aprovechamientos también distintos, lo que determina a su vez la cultura y las tradiciones de los pueblos que se asientan en ellos: “Condiciona, por ejemplo, el que haya más o menos cultivos de un tipo o de otro; la fertilidad de la tierra; la presencia de agua; el que sea más propicio para un tipo u otro de ganadería, o los materiales utilizados para construir las casas o para la alfarería. La geología, combinada con la meteorología, ha condicionado totalmente la forma de vivir de esos pueblos”.

Así, la arquitectura negra se desarrolla en aquellos lugares donde predomina la pizarra, mientras se convierte en dorada donde aparecen los gneises. Al mismo tiempo, la construcción de los muros de piedra que separaban las lindes con un tipo de roca u otro, condiciona el paisaje urbano.

“Los usos han sido muy diferentes y hay poblaciones que, aunque están muy cerca las unas de las otras, han desarrollado un tipo de cultura diferente, simplemente porque el sustrato que les rodea y las oportunidades son distintas”, detalla Carcavilla.

La historia geológica del Parque Natural de la Sierra Norte: Unos 500 millones de años en cinco episodios

Precisamente toda esa geodiversidad es el resultado de una serie de procesos complejos que se han desencadenado a lo largo de unos 500 millones de años. Resumir un intervalo de tiempo tan extenso no es tarea fácil, por lo que se ha dividido, como se hace en Historia, en una serie de episodios que resumen los más importante de esta larga evolución.

El primero de estos cinco episodios tuvo lugar hace entre 370 y 550 millones de años. Si viéramos un mapa de aquella época remota nos sería imposible identificar la posición de la Península Ibérica, pues la configuración de los continentes era totalmente diferente. En los océanos profundos se acumulaban miles de metros de espesor de sedimentos como arenas, arcillas y lodos. Además, tuvo lugar una actividad volcánica que acumularía también lavas y cenizas. La transformación posterior en el siguiente episodio de todos estos depósitos daría lugar a las rocas mayoritarias del Parque Natural: pizarras, cuarcitas, esquistos y gneises, respectivamente.

El segundo episodio narra algunos de los acontecimientos que tuvieron lugar entre hace 265 y 370 millones de años. En ese periodo tuvo lugar un acontecimiento que cambiaría el aspecto del planeta: la orogenia Varisca. En ese proceso, una gran colisión entre continentes originaría una gran cordillera comparable al actual Himalaya. Como resultado de las enormes presiones y temperaturas a las que fue sometida la corteza terrestre por el choque de continentes, se transformaron las rocas pre-existentes y se crearon otras nuevas. Con el tiempo, la cordillera sería casi totalmente arrasada por la erosión, de manera que hoy en día solo vemos los cimientos de aquella cadena montañosa en forma de rocas metamórficas. En una fase final (295-265 Ma), circularían diversos fluidos a favor de las fallas propiciando mineralizaciones de plata y plomo.

El tercer episodio abarca desde hace 45 y 245 millones de años. La región quedaría sometida a la erosión, suavizando aún más los relieves, hasta que, hace alrededor de 100 millones de años el océano inundó buena parte del territorio. Era un mar profundo y con un nivel cambiante a lo largo del tiempo, donde se acumularon rocas como las calizas. Este mar se retiraría bruscamente hace alrededor de 70 millones de años y en las zonas que había ocupado se acumularían enormes espesores de yesos.

En el cuarto episodio tuvo lugar una nueva orogenia, llamada Alpina. Sería la responsable de la formación de grandes cordilleras, como los Alpes o el Himalaya, pero también de las montañas de la Península Ibérica. El Sistema Central, del que forma parte el Parque Natural, inició su formación hacealrededor de 35 millones de años. A sus pies, se formaron dos enormes cuencas sedimentarias, las del Duero y Tajo, que se fueron rellenando con los sedimentos erosionados de las montañas recién creadas.

El último episodio de esta larga historia geológica abarca los últimos 3,5 millones de años. Ambas cuencas sedimentarias se rellenaron de sedimentos pero, posteriormente, se inició un brutal proceso de erosión y vaciado de las mismas por parte de los ríos, dando lugar a la actual red fluvial. También, en función de factores climáticos, tendrían lugar procesos de karstificación y glaciarismo. El paisaje que vemos actualmente quedó finalmente configurado durante este episodio.