Vecinos del Señorío de Molina reclaman una unidad de diálisis para que los enfermos de riñón "no estén media vida enganchados a una máquina y a una carretera"

Publicado por: Marta Perruca
15/12/2022 12:35 PM
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Imagen de archivo de una ambulancia a las puertas del Hospital Universitario de Guadalajara.
Imagen de archivo de una ambulancia a las puertas del Hospital Universitario de Guadalajara.

Actualmente, existen seis pacientes en Molina, Peralejos y El Pobo que reciben el tratamiento en Guadalajara y tienen que salvar en ambulancia entre 150 y 236 Km. de ida y otrios tantos de vuelta, de tres a cuatro veces por semana y un número sin determinar en la zona de la Sierra, que tienen convenio con Aragón para recibir este tratamiento en Teruel. No obstante, el jefe de Nefrología del Hospital Universitario de Guadalajara señala que provincia cuenta con las mejores soluciones que existen para recibir este tipo de tratamientos

 

Varios vecinos de la comarca del Señorío con insuficiencia renal reclaman medidas sanitarias para poder recibir el tratamiento de diálisis en el Centro de Especialidades de Molina de Aragón con el objetivo de evitar los numerosos desplazamientos en ambulancia que tienen que realizar los enfermos, personas mayores de distintos pueblos de la zona, como Peralejos de las Truchas, El Pobo de Dueñas y Molina de Aragón, entre tres y cuatro veces por semana con el fin de recibir este tratamiento necesario para mantenerse con vida.

 

Actualmente, señalan los propios afectados, son seis las personas enfermas que se desplazan a diálisis a Guadalajara, a lo que habría que sumar un paciente más que acaba de someterse a una cirugía, y los de la zona de la Sierra, que tienen convenio con el Gobierno de Aragón para recibir este tratamiento en Teruel, cuyo número desconocen.

 

Según los relatos de tres de los seis pacientes, cinco de ellos acuden en la misma ambulancia desde Peralejos de las Truchas, Molina de Aragón y El Pobo de Dueñas, salvando distancias que van desde los 150 kilómetros, en el caso de los enfermos que residen en Molina; 175 km. el paciente de El Pobo de Dueñas; y hasta 236 km. en el caso de Plácida Caso Jiménez, de Peralejos de las Truchas. Esta vecina de 84 años de edad, se levanta a las 3.30 horas de la madrugada, porque la ambulancia llega a las 4.30 horas, para desplazarse a recoger al vecino de El Pobo de Dueñas y poner rumbo a Molina, donde recogen a los otros tres enfermos, con lo que, tal y como indica, “antes de salir de Molina ya he recorrido casi 90 Km.”.

 

“Yo me levanto a las 3.30  horas y a las 4.30 salimos, porque hay que estar a las 7.30 horas en Guadalajara. A la vuelta es igual: llegamos a Molina de Aragón, donde se queda la gente de allí y tenemos que ir otra vez a El Pobo, otros 25 km. Así que llego a casa a las 15.30 o las 16.00 horas y algunos días más tarde. Total, que doce o trece horas no hay quien te las quite”, comenta Plácida.

 

En un segundo turno, viaja Román, también de Peralejos de las Truchas, que tiene una distancia hasta Guadalajara de 186 km. “Nosotros vamos lunes, miércoles, viernes y sábados y Román, martes, jueves y sábados”, aclara Sagrario Agustín, mujer de Gregorio, uno de los pacientes.

 

Entre los viajes de ida y vuelta y la duración del tratamiento que está en torno a las tres horas y media, los enfermos estiman que dedican alrededor de 12 horas de tres a cuatro veces por semana, dependiendo del paciente.

 

Imagen de archivo de la inauguración del centro extrahospitalario de hemodiálisis en Guadalajara. Imagen: Sescam

Pie de foto: Un momento de la inauguración del centro de diálisis extrahospitalaria en julio de 2021. Imagen: Sescam

 

La situación, no obstante, ha mejorado bastante para las personas que necesitan este tratamiento tras la apertura, en julio de 2021, del centro de diálisis extrahospitalaria en el Edificio Europa de la capital, ya que antes tenían que desplazarse hasta Torrejón de Ardoz, en la vecina Comunidad de Madrid. Según los datos facilitados por el Sescam en el momento de su inauguración, estas instalaciones cuentan con 24 puestos de diálisis de última generación, para antender a medio centenar de pacientes de toda la provincia que requieren de este tratamiento y tendría capacidad para unos 150 enfermos. Las instalaciones contaron con una inversión de 3 millones de euros y están dotadas con una plantilla de dos nefrólogos, siete profesionales de enfermería, tres auxiliares, un nutricionista, un psicólogo y personal especializado en atención social.

 

Asimismo, como fruto de las reclamaciones de los pacientes, se unificaron los turnos de los enfermos de la comarca del Señorío de Molina por la mañana, de tal manera que pudieran desplazarse en una misma ambulancia y llegar a casa hacia la hora de comer: "En un primer momento íbamos mi marido y otro señor al Hospital Universitario de Guadalajara, mientras otros dos señores iban al centro extrahospitalario de Avericum, con lo que a mi marido le metían por todos los pueblos: Ribarredonda, Villel de Mesa, Algar de Mesa... Llegábamos aquí (a Molina de Aragón) a las 16.30 o las 17.30 horas. Era un matapersonas. Entonces me puse en contacto con José Antonio Herranz, que es delegado de la Junta en Molina, con el que he estado luchando en torno a todo esto y ha logrado que nos cambien a todos a este centro, con lo que ya  no tenemos que pasar por todos los pueblos, porque vamos con la ambulancia llena. En el turno del Hospital salían todos a las 14.00 horas, mientras aquí terminan entre las 12.00 y las 12.30. Es mejor aquí", relata Sagrario Agustín.

 

 

Un momento de la entrevista con Sagrario y Gregorio Agustín. Imagen: Asun Perruca

Pie de foto: Entrevista de El Decano con Sagrario y Gregorio Agustín. Imagen: Asun Perruca

 

La lucha de Sagrario Agustín que le llevó a recoger alrededor de 4.000 firmas y a entrevistarse con el presidente de CLM

 

Después de que su marido, Gregorio, comenzase a recibir diálisis hace casi dos años y medio, Sagrario Agustín inició una campaña de recogida de firmas por toda la comarca. Asegura que llegó a acumular 4.000 firmas que depositó en el Ayuntamiento de Molina de Aragón el invierno pasado. Su lucha le llevó hasta el mismísimo presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page.

 

“Pensé que era vergonzoso hacer tantos kilómetros seis personas que hay aquí en diálisis”, afirma en declaraciones a El Decano de Guadalajara. Tal y como relata esta incansable luchadora , solicitó audiencia con el presidente castellano-manchego pero “mira por dónde, estaba ingresado mi marido cuando me llamó el alcalde de Molina, Francisco Javier Montes, porque el presidente Page se encontraba en Molina. Entonces, el acalde se ofreció a interceder por nosotros. Así se quedó la cosa hasta hace un par de meses, cuando se inauguró la ampliación del Hospital de Guadalajara y vino el Rey, junto con García-Page y el consejero de Sanidad”. Fue entonces cuando, continúa Sagrario Agustín, “me llené de valor y pensé: yo voy a hablar con quien sea. Subí arriba, donde estaban, le di un beso al Rey y al señor García Page, que estaba hablando con gente, me acerqué y le dije: ¿Don Emiliano, puedo hablar con usted?”. El presidente del Gobierno de la región, indica Agustín, aceptó gustosamente, ante lo que esta molinesa le explicó, “soy una señora de Molina de Aragón que he recogido firmas para solicitar que nos pongan máquinas de diálisis, porque venimos cuatro veces y sabe usted lo lejos que estamos” Sagrario señala que  García-Page le manifestó que lo comprendía perfectamente,  porque su padre también había tenido que recibir tratamiento de diálisis: “Estuve por decirle que seguro que no desde Molina o tan lejos y que en todo caso, no correría por pueblos como nosotros, pero me callé”, comenta. “Entonces se acercó el consejero de Sanidad y me dijo que el problema no son las máquinas, tanto si se necesitan dos, como si se necesitan cuatro, sino el personal, que no quiere venir aquí, pero añadió que no me preocupara y que todo se andará”. Sagrario Agustín, tras realizar sus pesquisas, entiende que, además de las máquinas, se necesitaría un nefrólogo, dos enfermeras y un técnico.

 

Imagen de archivo de la implantación de hemodiálisis domiciliaria por parte del Hospital de Guadalajara. Imagen: Sescam

Pie de foto: Imagen de archivo de la puesta en marcha del servicio de hemodialisis domiciliaria por parte del Hospital de Guadalajara. Imagen: Sescam

 

Gabriel de Arriba: "Se ha hecho un esfuerzo para mejorar, en lo que se puede mejorar, que es mucho y hay otras alternativas, que poco a poco las podemos ir mirando con los pacientes"

El Decano de Guadalajara se ha puesto en contacto con el jefe de Nefrología del Hospital Universitario de Guadalajara, Gabriel de Arriba, que afirma que su despacho “está siempre abierto para todos los pacientes” con los que asegura mantener un trato estrecho, al tratarse de enfermos crónicos y que actualmente Guadalajara cuenta con las mejores soluciones que existen para suministrar este tipo de tratamientos.

 

En este sentido, explica,que la diálisis es un tratamiento “muy especial” (…) de alguna manera, como la UVI” y que en este caso, el centro extrahospitalario de Guadalajara, ofrece todas las garantías “con una tecnología de última generación y con unas enfermeras expertas”.

 

La situación ideal para estos enfermos de riñón que necesitan diálisis, apunta, es que puedan recibir un trasplante, pero en ausencia de esta opción, existen otros tratamientos que se pueden recibir de manera domiciliaria, que ofrecen muchas ventajas, pero no todos los pacientes son aptos para poder recibirlos. Uno de estos tratamientos es la diálisis peritoneal, “una técnica que se hace en casa y los pacientes vienen una vez al mes a revisión”, apunta el nefrólogo. Se trata de un procedimiento que permite depurar líquidos y electrolitos utilizando una membrana natural, el pritoneo, como filtro. El fluido de la diálisis se introduce en esta cavidad peritoneal a través de un cateter que se implanta a través de una cirugía menor, mediante la pared del abdomen hasta la cavidad peritoneal. La tercera opción, valora el jefe de la unidad, “sería hacer hemodiálisis en casa”, una maquina similar en algunos aspectos a las de la hemodiálisis hospitalaria pero más sencilla en su manejo. En este caso, los pacientes necesitan la asistencia de un familiar que se tiene que formar para su correcta utilización. “La diálisis en casa se hace prácticamente todos los días, es decir, requiere menos tiempo, pero más días y tienes que tener una persona”, aclara el doctor.

 

Ante la posibilidad de instalar una unidad con este tipo de maquinaria más sencilla en el Centro de Especialidades de Molina de Aragón que, en teoría, requeriría menos personal, De Arriba afirma con rotundidad que “es inviable porque necesitas, no una enfermera, sino dos, por si una se pone enfermera o no puede acudir (...) Eso está muy bien en el campo de la teoría, pero ningún país hace eso. Conozco muchos países europeos y he estado en EEUU viendo esto y puedo asegurar que esta solución no tiene sentido”. Asimismo, añade, que desde su perspectiva como profesional "si me das a elegir entre ir a un sitio que haya una enfermera experta que sabe manejar la maquina grande y lo único que me supone es el tiempo de traslado, yo elijo eso, si no puedo elegir las otras opciones. Es lo más fácil, porque contamos con una tecnología de última generación con unas enfermeras expertas. Lo ideal es que vengan a un centro con experiencia y que te aseguren que ese servicio va a estar".

 

Además, apunta que hoy por hoy se están dando las mejores soluciones disponibles a los pacientes y que el servicio se ha mejorado de manera notable en los últimos meses: “Se ha hecho un centro que es de lo mejor que hay en España y que no tienen en casi ninguna otra provincia. Yo entiendo que vivir tan lejos es un problema, pero la diálisis que hay aquí no la tiene casi nadie”, argumenta. Al mismo tiempo, recuerda que antes “venían en dos ambulancia y les daban una vuelta por toda la comarca de Molina hasta Beteta. Lo que hicimos es juntarlos en un turno a los cinco, cuando eran cinco, algo a lo que me comprometí y desde entonces, no me han dicho nada más. Es mejor que vengan todos juntos un poco antes y que a la hora de comer estén en casa”.

 

Finalmente, hace hincapié en que "se ha hecho un esfuerzo para mejorar, en lo que se puede mejorar, que es mucho y hay otras alternativas, que poco a poco las podemos ir mirando con ellos tranquilamente. Mi despacho está abierto todas las mañanas", insiste el doctor De Arriba.

 

"Cuando vi el tinglado que había dije que no. Tengo 70 años y no puedo meterme en este cacao"

Gregorio Agustín fue uno de los candidatos para recibir este tipo de tratamientos domiciliarios, tal y como explica Sagrario. “Le propusieron la dialisis peritoneal (…) pero a la semana no resultó, porque no echaba todo el líquido que yo le metía. Entonces me propusieron una máquina, que es casi como la que tienen ellos, pero digital. Hay que poner el peso, la cantidad que le meto… Lo menos había unas 25 gomas que enchufar en todos los sitios y en cuanto metes una goma mal, pita. Me forraron para entrar y cuando vi el tinglado que había dije que no. Tengo 70 años y no puedo meterme en este cacao, porque eso necesitas dos o tres meses para aprender (...) Me preguntaron si tenía hijos más jovenes, pero los tengo todos fuera. Estamos aquí solicos”, relata Agustín.

 

Román, paciente de Peralejos de las Truchas, fue de las primeras personas en recibir este tipo de tratamiento en casa hace 22 años. “Hoy por hoy mi marido aún podría, pero hasta que no pase un año no le pueden meter otra vez un cateter por el estómago, porque ha estado muy delicado", comenta Tere Fuertes. "Él es de las primeras personas en utilizar esta máquina. No sé si la cuarta o la quinta en Guadalajara. Nos la aconsejó un nefrólogo, por las distancias, y tuvo que ir a hacer un curso a Alcalá. Entonces tenía unos 50 años y estuvo muy poco tiempo, porque enseguida lo llamaron y lo trasplantaron". Para esta vecina de Peralejos, el traramiento domiciliario "sería un alivio, pero la gente que queda por aquí es gente muy mayor. Hay personas que se la podrían poner, si están en condiciones y también está la opción del trasplante, pero es una opción a largo plazo, porque se trata de personas mayores”, valora.

 

Con este panorama,  Tere Fuertes se ha planteado seriamente la opción de alquilar un piso en Guadalajara, “pero ¡ojo! De 800, 900 o 1000 euros no baja ninguno. Y claro, dejar tu casa, meterte en un piso que no conoces a estas edades... No es lo mismo que cuando eres joven, que te comes todo”. Por su parte, Plácida también se resiste a abandonar su pueblo: “Yo tengo dos hijas en Tórtola pero, de momento, lo gordo me lo hace una hija que tengo aquí y lo demás me lo voy haciendo yo a diario. Yo  en mi casa me siento autónoma, porque cuando voy a Tórtola todo es: no hagas esto, no hagas lo otro, a ver si te caes... y yo no estoy todavía para estar de morillo”, relata.

 

En definitiva, consideran que poner una unidad de diálisis en el centro de salud de Molina de Aragón “sería un alivio muy grande porque son personas con una edad avanzada y parte de su vida se la van a pasar enganchados a una máquina y a una carretera y es una lástima que no se pueda hacer un esfuerzo para dar a esas personas una calidad de vida. Personas que han trabajado tanto y han levantado estos pueblos, yo creo que se merecen algo más”, concluye Tere Fuertes.

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