Guadalajara tiene más de 40 núcleos de población con riesgo de inundación elevado, según el Pricam

Publicado por: Marta Perruca
15/03/2025 08:00 AM
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El Decano de Guadalajara, con ayuda de Eugenio Molina Navarro, profesor del Departamento de Geología, Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) y miembro del Grupo de Investigación de Agua, Clima y Medio Ambiente, cuya principal línea de investigación tienen que ver con los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos, hace una radiografía de los efectos de la borrasca Jana a su paso por Guadalajara

 

El paso de la borrasca Jana por Guadalajara, cuando todavía teníamos en la retina las imágenes de la catástrofe de la DANA en Valencia (y aunque en menor medida, también en Letur (Alabacete), Mira (Cuenca) y en los valles del Mesa y el Piedra, en el Señorío de Molina) ha dejado algunos escenarios sin precedentes en esta provincia y ha hecho saltar por primera vez la alarma de Protección Civil del sistema Es-Alert.

 


Al cabo de la tarde del pasado domingo, 9 de marzo, empezaron a sonar las alertas en todos los móviles en nueve localidades de nuestra provincia, en el marco del Plan Especial de Protección Civil ante el riesgo por Inundaciones en Castilla-La Mancha (Pricam), que se activaba en fase de Alerta en la tarde del sábado, en toda Castilla-La Mancha y se elevaba a nivel operativo 1, en Guadalajara y Toledo, el domingo, ante el desembalse de varias presas y la previsión de que Alcorlo pudiera llegar a verter agua al Bornova por sus aliviaderos. A partir de la activación de la alerta se han sucedido las reuniones del Centro de Coordinación Operativa (CECOP) a nivel regional, en Toledo, y del Comité de Análisis y Seguimiento Provincial (CASP), estableciendo un Puesto de Mando Avanzado en Humanes.

 

Fuente: Pricam
Fuente: Pricam

 


Con este escenario de telón de fondo, El Decano de Guadalajara se ha puesto en contacto con Eugenio Molina Navarro, profesor del Departamento de Geología, Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) y miembro del Grupo de Investigación de Agua, Clima y Medio Ambiente, cuya principal línea de investigación tienen que ver con los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos, con el objetivo de arrojar algo de luz sobre este paradigma.

 


Eugenio Molina hace hincapié en que este escenario está muy lejos del que se vivía en octubre en Valencia y no se trata de un fenómeno extremo como así lo fue la DANA, sino de una borrasca en la que se han dado muchos días seguidos de lluvia, pero al hacerlo de manera progresiva, el río y los bosques de ribera, en mayor o menor medida, han sido capaces de asimilar estos aportes. El experto llama a la calma en este sentido, pero también a la prudencia y recuerda que en esta país falta mucha educación a la hora de saber responder ante una emergencia, por lo que es preciso atender a los avisos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y a las recomendaciones que realiza periódicamente el Pricam.

 



Por otro lado, aclara que la alternancia de periodos más húmedos con otros más secos es lo que cabe esperar dentro de un clima mediterráneo, pero que si observamos la tendencia general, nos encontramos en una situación de cambio climático global en la que cada vez se van a dar más años secos y con una mayor intensidad.

 


Las presas, precisamente, tienen entre sus funciones la de regular el río y laminar las avenidas de agua, pero también eso acarrea unos efectos negativos sobre los cauces de los ríos, para los que los desembalses de estos días suponen un balón de oxígeno.

 


Eso no quita que existan otros inconvenientes derivados, por ejemplo, de un urbanismo que no ha respetado el dominio público hidráulico de los ríos y las llanuras de inundación, algo que estos días se ha puesto de manifiesto con numerosos avisos al 112 para achicar agua de bajos y garajes o por la presencia de balsas en las carreteras.

 

Las crecidas del río, asimismo, han levantado a los agricultores que se lamentan de las consecuencias que ha tenido la borrasca en numerosos terrenos agrícolas de la provincia.

 


En este sentido, el Pricam contempla 43 núcleos de población en la provincia de Guadalajara que tienen un riesgo de inundación elevado y que, por tanto, deberán realizar un Plan Municipal por riesgo de inundaciones.

 



Alcorlo, a punto de llenarse por primera vez en su historia

Por primera vez, desde su construcción en 1988, el embalse de Alcorlo estaba a punto de llenarse por comepleto, alcanzando su cota máxima a las 18.00 horas del lunes, con 171,81 Hm3 (según datos del Sistemas Automáticos de Información Hidrológica (SAIH)), por lo que, ante la previsión de más lluvias, esa misma tarde comenzaba a evacuar agua por el desagüe de medio fondo, con la localidad más cercana a la prensa, San Andrés del Congosto, en vilo y preparada ante una posible evacuación, que todavía no se ha producido.

 


Según los datos estadísticos del SAIH de los últimos cinco años, Alcorlo alcanzaba su volumen máximo anual de agua en 2024, el 21 de mayo con 137,93 Hm3; el máximo de 2023 fueron 78,41 Hm3, a principios de abril; en 2022 lo máximo que llegó a almacenar fueron 110,05 Hm3 a mediados de mayo; en 2021, 131,57 Hm3 a principios de junio y en 2020, 111,63 Hm3, hacia mediados del mes de junio.

 


Con 180 hectómetros cúbicos de capacidad, se trata del segundo embalse más grande de la provincia, después de Entrepeñas (813 Hm3), que junto a Buendía (Cuenca), tienen una gestión hiperanual y, por lo tanto, están diseñados con una mayor capacidad “para ser capaces de recoger el agua en años de pluviosidad extraordinaria”

 


Tal y como explica a El Decano de Guadalajara, el profesor de la UAH, Alcorlo tiene tres desagües, con una capacidad máxima de evacuación de unos 50 metros cúbicos por segundo (m³/s) y, a diferencia de Beleña, el aliviadero es de labio fijo, es decir, “cuando la presa se llena, el agua rebosa por los vanos del aliviadero”. Se trata de unos agujeros abiertos en la parte más alta de la presa con unas dimensiones considerables para que pueda salir la suficiente agua y la presa no rebose por encima, de tal manera, que el embalse, una vez lleno, pueda aliviar todo el agua que entra.

 


En otras presas, como la de Beleña, esos vanos del aliviadero tienen compuertas, que pueden abrirse un poco más o un poco menos, por lo que se puede regular la cantidad de agua que sale.

 


En el caso del desembalse de Alcorlo, no se ha esperado a que el agua saliera por el aliviadero, sino que la CHT ha abierto los desagües de medio fondo y con ello “han conseguido evacuar ese caudal a una velocidad máxima de 50 m³/s y eso ha permitido que la presa no se llene del todo”.

 

Seis presas han desembalsado agua esta semana

Además, también por primera vez, seis embalses de la provincia han tenido que aliviar agua para poder hacer frente a la previsión de lluvias de manera simultánea. El Atance, al río Salado; Pálmaces, al río Cañamares; Alcorlo, al Bornova, Beleña, al Sorbe; la Tajera, al Tajuña; y El Vado, al Jarama, aunque el martes dejaba de hacerlo.

 


Las presas cumplen varias funciones y una de ella es, precisamente, regular el río y laminar las avenidas, para evitar que tengan unas dimensiones mayores. Sin embargo, las presas tienen también muchos efectos ambientales perjudiciales que se resumen en la alteración del régimen fluvial. “Por ejemplo, los cauces no se limpian por sí mismos, porque hay presas y por eso, el río lleva un hilillo de agua todo el año, que es lo que suelta la presa. Como no lleva una dinámica real, el cauce no tiene picos de alto caudal y crece la vegetación, que de tratarse de un río natural no crecería y los cauces estarían mucho más limpios”.

 

Beleña desembalsa agua por el aliviadero. Imagen: Eugenio Molina
Beleña desembalsa agua por el aliviadero. Imagen: Eugenio Molina



De ahí de deriva la necesidad de que las confederaciones hidrográficas mantengan limpios los cauces y las reclamaciones que habitualmente encontramos en los medios de comunicación por parte de las diferentes administraciones y de los agricultores para que se lleven a cabo estos trabajos.

 

El investigador entiende que las presas no están respetando los caudales ecológicos de los ríos, por lo que este evento meteorológico que ahora nos parece tan grave está cumpliendo una función que, a la postre, va a ser beneficiosa para el río.

 


“Lo que se está haciendo es que cada ciertos meses se suelta una cantidad fija de agua, mientras que el caudal ecológico debería simular el régimen natural del río y cada cierto tiempo hacer una suelta muy grande para simular una crecida que cumpliera esa función ecológica, para que esos cauces se limpien y con eso se activen muchísimos otros procesos en el ecosistema fluvial”.



En este sentido, el científico considera que a la hora de regular el río con presas hay que mantener un equilibrio: “No puedo llenar los ríos de presas, porque entonces los mato. Los ríos son ecosistemas vivos, no son canales de agua para satisfacernos a nosotros. Además, los ríos proporcionan muchos otros servicios ecosistémicos de los que nos beneficiamos. Por eso, tenemos que tener las presas suficientes para laminar las avenidas, abastecernos de agua para consumo humano, regadío y uso industrial, pero respetando los ecosistemas fluviales. Yo creo que en España tenemos una infrestructura suficiente para cumplir bien todas esas funciones”, valora el científico.

 


Río Henares a su paso por Guadalajara.
Río Henares a su paso por Guadalajara.



La Red Oficial de Estaciones de Aforo (ROEA) y la Red del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH)

Las constantes lluvias y el desembalse de las principales presas de Guadalajara incrementaban notablemente los caudales los ríos, con numerosos avisos en el 112, principalmente por achiques en garajes y bajos, así como balsas de agua y presencia de obstáculos en las calzadas, con lo que, principalmente durante el fin de semana pasado, se cerraban varias carreteras y caminos en la Sierra Norte de Guadalajara .


De hecho, la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) alertaba de que varias estaciones de aforo habían superado el umbral del nivel rojo y por lo tanto, se encontraban en situaciones hidrológicas muy peligrosas con probable inundación de zonas habitadas y cortes de vías de comunicación en los cauces de los ríos Henares, a su paso por Guadalajara y Humanes, del Tajo en Trillo, Tajuña en Loranca y Armuña de Tajuña y Jarama, en Valdepeñas de la Sierra.


Para ello utilizan los datos de la Red Oficial de Estaciones de Aforo (ROEA), “que algunas miden en tiempo real y otras no” y la Red SAIH, el Sistema Automático de Información Hidrológica, que según explica Molina, cuenta con menos estaciones, pero ubicadas en puntos estratégicos. “Mientras que la ROEA es una red para tener los datos del caudal de los ríos que pueden ser necesarios para estudios científicos, diseño de caudales ecológicos y para saber, en definitiva, el agua que llevan nuestros ríos, la Red SAIH está más pensada como una red de alerta que mide en tiempo real para, en caso de situaciones como ésta, poder llevar un monitoreo de la situación en cada momento", aclara el científico.


Con la borrasca Jana, se han sucedido muchos días seguidos de lluvias, lo que es algo bastante extraordinario en el centro peninsular, y esto ha ocasionado las situaciones que se han vivido durante los últimos días, con los embalses llenos y los cauces de los ríos con cotas muy altas, pero esta borrasca no es un fenómeno extremo, como sí lo fue la DANA del pasado mes de octubre: “La gente está muy alterada por lo que ha pasado recientemente en Valencia, pero es un fenómeno totalmente diferente y, por lo tanto, las consecuencias también son muy diferentes”, señala el experto. En esta línea, explica que “no es lo mismo que te vengan 200 metros cúbicos por segundo en una lluvia de cuatro horas, que después de haber llovido 15 días. La peligrosidad y agresividad del riesgo no es la misma. En este caso la crecida del río ha sido paulatina, por lo que que más o menos, el río la ha podido asumir”.

 

Molina también destaca la importancia de tener los bosques de ribera bien conservados, “porque en este tipo de eventos en los que existe una crecida del río que no es muy repentina, sino paulatina, se da el fenómeno de almacenamiento de agua en las riberas, que actúan como esponjas, con lo que van almacenando el agua y también cumplen con la función de laminación de avenida y que ésta sea menos severa de lo que sería si no tuviéramos un bosque de ribera bien conservado y desarrollado. Por eso, entre otras razones, las riberas del Henares son un espacio de interés comunitario dentro de la Red Natura 2000, que debemos conservar convenientemente”.

 

Urbanismo y riesgo de inundación

Por supuesto, uno de los riesgos más sobresalientes es el urbanismo que históricamente no siempre ha tenido en cuenta el dominio público hidráulico y las llanuras de inundación de los ríos. “Hay cosas que se han hecho mal antes y que ahora tienen difícil remedio, como haber construido en zonas inundables. Ahora está más controlado, porque hay un deslinde del dominio público hidráulico y legalmente no se puede construir, pero antiguamente sí se ha hecho, como hemos visto claramente en Valencia”, comenta.

 


De hecho, recuerda que tanto en la capital, como en muchos pueblos de la provincia, se ha urbanizado en el dominio público hidráulico, lo que supone un potencial riesgo de inundación. En Guadalajara, estos riesgos son evidentes en zonas como La Chopera, donde existen varios chalets en dominio público hidráulico, y el polígono industrial del Balconcillo, que se encuentra en zona de flujo preferente, así como parte de los chalés de Manantiales: “Si vemos el río Henares a su paso por Guadalajara observamos que hay muchas zonas construidas en dominio público hidráulico, pero si por ejemplo, nos vamos a Sigüenza, nos encontramos que pasa lo mismo, y el río está encajonado entre las casas, e incluso al lado de una residencia de mayores. Se trata de construcciones previas al dominio público hidráulico y ahora no se puede hacer nada, salvo poner medidas para que, en caso de haber una crecida, no haya males mayores, como toda la mota que existe en el río Henares, en su margen derecha a su paso por Guadalajara y que de momento parece que está dando resultado”.

 

Comprender este fenómeno no elimina el hecho de que existe una alerta activa y que la ciudadanía debe cumplir con una serie de recomendaciones para evitar daños mayores. En esta línea, el investigador recuerda que en España existen carencias en la educación a la hora de saber responder ante una emergencia y quedebemos estar atentos a los avisos de la Aemet y de Protección Civil y seguir sus recomendaciones.

 

Las lluvias y el cambio climático

Por otro lado, este escenario de lluvias y la situación que vive la reserva hídrica en nuestra provincia y en el conjunto de España, no viene a contradecir las tesis del cambio climático, como muchos han querido sostener a través de los denominados bulos o fake news en redes sociales. Eugenio Molina, que además es miembro del Grupo de Investigación de Agua, Clima y Medio Ambiente, cuya principal línea de investigación tiene que ver con los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos, explica que el mediterráneo es un clima muy variable, “en el que se alternan años más húmedos, con años medios y años más secos y con el cambio climático lo que estamos viendo es que cada vez los años secos son más secos y más frecuentes, pero eso no quita que sigan existiendo años húmedos”.

 


De hecho, la tendencia global apunta a que cada vez va a haber menos disponibilidad de agua: “En la UAH estamos trabajando en varios proyectos en subcuencas del Tajo y vemos que para finales de siglo, dependiendo de si barajamos un escenario de emisiones de CO2 optimista o pesimista, en promedio, los caudales de los ríos van a descender desde un 20 a un 50% para finales de siglo, en comparación con finales del siglo XX (…) No nos podemos quedar con el hecho de que en los últimos meses ha llovido mucho. Hay que tener en cuenta que hace dos años tuvimos una de las sequías más extremas que ha existido jamás en nuestro país y en Cataluña estuvieron al borde del colapso con los embalses por debajo del 10%”.

 

Tal y como explicaba el delegado territorial de la Aemet en Castilla-La Mancha, José María Bañón, tras los efectos de la DANA del pasado mes de octubre a El Decano, el clima es por naturaleza variable y a lo largo de la historia siempre ha habido episodios con eventos más leves, o más extremos, pero no hay que ignorar la existencia de un claro calentamiento global del planeta, que configura un paradigma con sus propias incertidumbres. No obstante entiende que más que miedo, la sociedad en su conjunto debería aprender y entrenarse para que los impactos de este tipo de fenómenos sean los mínimos posibles.

 

Para el experto meteorólogo, "no hay discusión ninguna dentro de la Comunidad Científica de que la atmósfera está dopada y las temperaturas son cada vez más elevadas, por lo que cabe preguntarse en qué medida el cambio climático está afectando a este tipo de eventos”, relataba entonces.





Las zonas inundables de Guadalajara según el Pricam

De acuerdo con el Plan Especial de Protección Civil ante el riesgo por Inundaciones en Castilla-La Mancha (PRICAM), actualizado por última vez en 2020, en la provincia de Guadalajara existen más de 40 núcleos de población con un riesgo de inundación elevado que, por lo tanto, deberán realizar un Plan Municipal por el riesgo de inundaciones, teniendo en cuenta diversos aspectos.

 

 

En Castilla la Mancha se han contabilizado 48 Áreas con Riesgo Potencial Significativo de Inundación (ARPIs), que afectan a 122 municipios con sus pedanías.

 


Las ARPSIs, según el Pricam, son aquellas zonas en las que se ha constatado que, de acuerdo con la metodología empleada, existen tramos que sufren impactos significativos o consecuencias negativas potenciales por inundaciones.

 


En la provincia, estas áreas con un riesgo potencial significativo de inundación afectan a 31 localidades: Algar de Mesa, Alhóndiga, Almohacid de Zorita, Alovera, Anquela del Ducado, Azuqueca de Henares, Baides, Cabanillas del Campo, Chillarón del Rey, Chiloeches , Cifuentes , Durón, El Casar, El Recuenco, Espinosa de Henares, Fuencemillán, Galve de Sorbe, Guadalajara, Humanes, Loranca de Tajuña, Matillas, Medranda, Mazarete, Molina de Aragón, Selas, Sigüenza, Trillo, Uceda, Villanueva de la Torre, Yelamos de Abajo, Yunquera de Henares, Zorita de los Canes.

 

Para la elaboración de los mapas de peligrosidad, el Pricam también tiene en cuenta tres escenarios en función de la probabilidad estadística de ocurrencia de una inundación: alta probabilidad (asociada a un período de retorno de 10 años), probabilidad media (asociada a un período de retorno de 100 años), y baja probabilidad de inundación o escenario de eventos extremos (período de retorno igual a 500 años). Esta información se contrasta con los usos de suelo existentes, para tener en cuenta la vulnerabilidad de los terrenos inundados y el diferente valor del riesgo que implica su inundación (el riesgo para la población, para la actividad económica, para puntos de especial importancia, como estaciones depuradoras, patrimonio cultural, instalaciones afectadas por la Directiva de Prevención y Control Integrado de la Contaminación, etc; áreas de importancia medioambiental, u otro tipo de información que pueda considerarse útil)

 

En este apartado se incluyen un total de 63 municipios de la región y sus pedanías cuyo núcleo urbano no estaba afectado por la presencia de ARPSIs, pero sí por zona de inundación para un periodo de retorno 50 años. La gran mayoría de ellos también tenían presencia de zonas de inundación para el resto de los periodos de retorno (100 y 500 años). En la provincia de Guadalajara sólo hay un municipio con estas circunstancias que se corresponde con Hontoba.

 

Otra de las circunstancias a tener en cuenta son la existencia de prensas y sus Planes de Emergencia. Tal y como recoge el Pricam, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica, dentro del territorio de Castilla-La Mancha hay inventariadas un total de 125 presas, y dentro de éstas hay 60 que tienen que elaborar un Plan de Emergencia especifico.

 


En la provincia de Guadalajara, según el inventario del Pricam, existen 14 presas: Alcorlo, Almoguera, El Atance, Beleña, Beleña (Barranco Valdemarojal), Bolarque, La Bujeda, Entrepeñas, Pálmaces, Pozo de los Ramos (Azud), La Tajera, El Vado (Dique del Collado), Zorita de los Canes y Estremera.

 


De ellas, según datos de 2019, cuentan con un Plan de Emergencia, Almoguera (Gas Natural), El Atance (Estado), Bolarque (Gas Natural), Entrepeñas (Estado), el azud del Pozo de los Ramos(Estado) , El Vado (Canal de Isabel II) y Zorita (Gas Natural).

 


El Pricam establece los núcleos de población que tienen un riesgo de inundación elevado, y por tanto deberán realizar un Plan Municipal por el riesgo de inundaciones, teniendo en cuenta aquellos que están afectados por ARPSIs, enumerados anteriormente, las zonas de inundación de periodo de retorno de cincuenta años, que en Guadalajara sólo recoge el municipio de Hontoba, los municipios afectados por el sistema de Evaluación Multicriterio del riesgo de inundaciones, que en nuestra provincia afecta a Carrascosa de Henares y, por último, aquellos con riestgo por rotura de presa en un tiempo inferior a dos horas, que en el caso de Guadalajara son:

 


Huérmeces del Cerro, Viana de Jadraque, Baides, Matillas y Bujalaro (El Atance); Zorita de los Canes (Bolarque); Albalate de Zorita y Zorita de los Canes (La Bujeda) Sacedón y Auñón (Entrepeñas); Tamajón (Pozo de los Ramos); Masegoso de Tajuña, Valderrebollo y Brihuega (La Tajera) y Zorita de los Canes (Zorita).

 

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