“Hay que revisar todos los procedimientos y engrasarlos para que, desde la primera predicción meteorológica, hasta la última decisión que tome un ciudadano esté todo enfocado para disminuir el impacto”

Publicado por: Marta Perruca
08/11/2024 11:30 AM
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El delegado territorial de la Aemet en Castilla-La Mancha, José María Bañón, recuerda que el clima es variable y siempre van a existir episodios con fenómenos meteorológicos extremos, pero en esta ecuación el cambio climático y el calentamiento de la atmósfera añaden una variable más de incertidumbre. Ante este tipo de fenómenos, indica que más allá de tener miedo, toda la sociedad debe “entrenarse y engranar todos los mecanismos para que, cuando vuelva a pasar, el impacto sea el mínimo posible"


Las desastrosas consecuencias que ha tenido la DANA entre el pasado 28 de octubre y el 4 de noviembre, principalmente en la Comunidad Valenciana, pero también en distintos puntos de Castilla-La Mancha han configurado un escenario de incertidumbre y miedo entre la población que, lógicamente, se siente vulnerable ante el terrible impacto que ha tenido este fenómeno meteorológico extremo, que no sólo ha causado daños materiales, sino que también ha cercenado la vida de cientos de personas.

 


El Decano de Guadalajara ha querido arrojar un poco más de luz sobre la naturaleza de este tipo de fenómenos y su comportamiento y se ha puesto en contacto con la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). El delegado territorial de la Aemet en Castilla-La Mancha recuerda que el clima es por naturaleza variable y a lo largo de la historia siempre ha habido episodios con eventos más leves, o más extremos, pero no hay que ignorar la existencia de un claro calentamiento global del planeta, que configura un paradigma con sus propias incertidumbres. No obstante entiende que más que miedo, la sociedad en su conjunto debería aprender y entrenarse para que los impactos de este tipo de fenómenos sean los mínimos posibles.





Siempre ha habido y siempre habrá fenómenos meteorológicos extremos

“Hay una natural variabilidad del clima, que ha estado siempre, y episodios de este estilo los ha habido toda la vida. Quedan restos y señales de eventos intensos en metadatos y proxies (indicadores paleoclimáticos) sobre el clima pasado que demuestran que la variabilidad del clima tiene altibajos y episodios de este estilo. Es decir, siempre ha habido Danas, inundaciones, nevadas, etc. Pero, por otro lado, hay un claro calentamiento global. No hay discusión ninguna dentro de la Comunidad Científica de que la atmósfera está dopada y las temperaturas son cada vez más elevadas, por lo que cabe preguntarse en qué medida el cambio climático está afectando a este tipo de eventos”, relata.

 

En este sentido, aclara que “hay que ser cautos” ya que no se pueden definir “a la ligera” este tipo de fenómenos “como una respuesta al cambio climático”. No obstante reconoce que “sí empiezan a surgir pequeños estudios de atribución que apuntan hacia que, lógicamente, en una atmósfera más cálida, este tipo de eventos podrían ocurrir con un poco más de frecuencia y el combustible sería más eficiente”.

 

 

Fenómenos extremos y cambio climático

“DANAS ha habido siempre, incluso en verano, pero en esta estación no sólo hace falta una DANA, entendida como borrasca que se aísla del resto del aire frío polar y que viaja al sur. También, otro tipo de ingredientes. De hecho, esta DANA estuvo varios días generando tormentas de aquí a allá, con poco impacto. Hubo granizadas en Almería, etc. Pero en cuanto se ha combinado con un corredor de vientos de Levante muy húmedos, eso ha hecho que las precipitaciones sean más eficientes, con lo que la DANA ha sido muy potente”.

 


Además, según el experto, existen otro tipo de variables a la hora de formular esta ecuación, “como es el impacto que tiene en el ser humano estos eventos, porque nosotros somos muy vulnerables”.

 


El representante de la Aemet en nuestra región entiende que por encima de desarrollar temor y miedo hacia este tipo de fenómenos adversos hay que “entrenarse y engranar todos los mecanismos para que, cuando vuelva a pasar, el impacto sea el mínimo posible. Hay que revisar todos los procedimientos y engrasarlos para que, desde la predicción meteorológica, hasta la última decisión que tome un ciudadano esté todo enfocado en el sentido de disminuir el impacto (…) La cadena de acciones y decisiones tiene que estar muy bien engrasada, porque al final hay poco tiempo y hay que actuar rápido”.

 


En esta línea, explica el experto, “toda la vida hemos estado bajo eventos meteorológicos extremos y seguiremos estando. Hay mucha incertidumbre, porque estamos hablando de un futuro que va a depender de las emisiones de CO2 y el tipo de sociedad que tengamos, pero sí parece que en una atmósfera más cálida el chorro polar pierde intensidad y si esto ocurre, los meandros del chorro serían mayores, y eso llevaría a mayores descolgamientos de borrascas. Sin entrar en detalles, lo que sí parece es que a la incertidumbre propia de la variabilidad del clima habría que sumar la que aporta que la atmósfera está dopada y que el comportamiento se va a ver alterado por ese dopaje, que son los gases de efecto invernadero y una atmósfera cada vez más cálida”.

 


Por último, El Decano pide al delegado territorial de la AEMET que formule sus recomendaciones a los ciudadanos en relación a este tipo de fenómenos adversos. José María Bañón advierte que, desde el punto de vista meteorológico, “en general, siempre es bueno que nos acostumbremos a tomar decisiones en función de la predicción meteorológica pero, además, hay que tener en cuenta que los avisos metereológicos no son una predicción más, son una llamada de atención: ¡Ojo! El tiempo puede afectar a nuestra actividad diaria y si el aviso es naranja o rojo puede afectar a nuestra actividad y, también, a nuestra vida. Por lo tanto, hay que aprender a utilizar ese tipo de información”.

 


Radiografía de la Dana en Castilla-La Mancha según los datos meteorológicos

Por otro lado, si bien es cierto que en la zona de Levante y Andalucía conviven con mayor frecuencia con episodios de gota fría y lluvias intensas, en Castilla-La Mancha, hasta el momento,  se tenía la percepción de estar al margen y a salvo de este tipo de fenómenos. En este sentido, Bañón explica por qué  las consecuencias de la DANA lograron alcanzar el interior penínsular, habitualmente protegido por zonas de sierra. Y es que esta última DANA generó  "una borrasca bastante intensa y muy alimentada con aire muy húmedo, que soplaba con bastante intensidad y eso consiguió que los sistemas convectivos que se fueron formando en forma de tormentas enormes se proyectaran tierra adentro, porque el flujo que había era más de Este a Sureste. Entonces consiguió tumbar esas tormentas hacia el interior. Por ejemplo, en Mira, en la provincia de Cuenca, se recogieron 174 litros por metro cuadrado en un solo día”.

 


De hecho, según el Avance Climatológico Mensual que elabora la Aemet, las estaciones que más precipitación acumularon durante el mes de octubre fueron la de Mira, en Cuenca, con 250,4 l/m², Zaorejas, en Guadalajara, con 205 l/m², Fuencaliente, en Ciudad Real, con 198 l/m², San Pablo de los Montes, en Toledo, con 196 l/m², y Salvacañete, en Cuenca, con 192 l/m².

Precipitación en octubre (l/m²)
Precipitación en octubre (l/m²)


Las máximas cantidades en un día se recogieron en Mira, Cuenca, con 174,0 l/m², y en Embalse de la Fuensanta, en Albacete, con 149,6 l/m². Las máximas cantidades acumuladas en una hora fueron 46,2 l/m² en el Embalse de la Fuensanta el día 29.

 


En lo que se refiere a la zona del Señorío de Molina y el Alto Tajo, la zona de la provincia de Guadalajara que más se ha visto afectada por el paso de la DANA, el delegado territorial de Aemet apunta que “no hay muchas estaciones meteorológicas para intentar desvelar la huella de la precipitación. Nos guiamos un poco más por los impactos, como el del puente que se llevó el agua en Embid. Fueron cantidades que, a lo mejor no son tan altas como en otras zonas, pero también fueron tormentas muy intensas que produjeron impactos”, relata.

 


El 29 de octubre en Molina de Aragón se registró una precipitación máxima diaria de 51,8 litros por metro cuadrado que supera la anterior efeméride del año 1962, “hacía muchos años que no llovía tanto en un sólo día en el mes de octubre. Es decir, que las precipitaciones que se registraron el 29 de octubre fueron bastante importantes. Es una zona con poca densidad de estaciones meteorológicas, pero los pocos indicios que vemos revelan que las precipitaciones en esa zona fueron singulares, tanto para octubre, como en general”. Según el avance del mes de octubre de la Aemet, a lo largo de todo el mes pasado se recogieron 131,2 litros por metro cuadrado en Molina de Aragón, lo que lo señala como un mes extremadamente húmedo.

 


En lo que se refiere al conjunto de la provincia de Guadalajara, Bañón apunta que el último mes de octubre con carácter muy húmedo en la provincia de Guadalajara fue el de 2012 “por lo que hace años que no llovía tanto en este mes, pero no creo que sea lo suficiente como para ver una tendencia significativa”. En este sentido y consultando el histórico de la provincia apunta que, por ejemplo, septiembre de 2023 también fue muy húmedo, al igual que noviembre y diciembre de 2020. “Es cierto que en 2023 la provincia de Guadalajara tuvo un comienzo de año horroroso. No llovió en enero, ni febrero, ni marzo y abril fue el más seco de la historia, pero luego en mayo y junio empezó a llover. Este año enero y febrero fueron más o menos normal, marzo húmedo, abril muy seco y fue el mes de mayo más seco de la historia. Luego en junio llovió un poco, julio fue seco, agosto normal, septiembre húmedo y ahora hemos tenido un octubre muy húmedo”, resume.

 



De acuerdo con el apartado sobre la DANA que recoge el informe de la Aemet del mes de octubre, el 29 de octubre, una DANA situada al suroeste peninsular favoreció la inestabilidad atmosférica sobre el sur y este peninsular. En superficie, las bajas presiones asociadas a la DANA, ya en fase de baja fría aislada, además de bajas presiones orográficas al norte del Atlas sobre la costa argelina, y junto a las altas presiones al norte peninsular, encauzaron hacia el interior peninsular un viento muy húmedo y persistente.

 


Durante la madrugada del 29, al sureste de Letur, en Albacete, comenzaron a formarse tormentas de manera persistente que dejaron cantidades muy importantes de precipitación en el entorno de la población, alcanzando su máxima intensidad hacia el mediodía, y repitiéndose por la tarde. La estación de Aemet en el embalse de la Fuensanta, a unos 10 km de distancia hacia el noroeste, registró 149,6 l/m² en 24 horas, de los que 46 l/m² se recogieron en una hora, y 25,6 l/m² en tan solo 10 minutos.

 


En el entorno de Mira, Cuenca, las precipitaciones fueron muy persistentes a partir de la mañana y se extendieron durante la noche, acumulándose 174,6 l/m² en la estación de Aemet en Mira.

 


Durante la madrugada del 29 al 30 de octubre, las precipitaciones fueron también muy abundantes en la zona de Embid, Guadalajara.

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