El empuje del David Santamaría no bastó para frenar a un Bidasoa implacable
No siempre vale con salir encendidos. El Impulse BM Guadalajara firmó un arranque vibrante, empujado por un David Santamaría encendido, con ambiente de los grandes días y la ilusión de ver a los nuestros ponerle cara a uno de los cocos de la Liga Plenitude ASOBAL. Pero en el balonmano, como en la vida, no siempre gana el que mejor empieza.
Porque Bidasoa Irún supo sufrir en los primeros compases, capear el temporal, y cuando el partido comenzó a cocinarse a fuego medio, impuso su ritmo, su banquillo y su experiencia para acabar llevándose la victoria por 29-35.
Un arranque para soñar
Los de Requena salieron con la mirada fija en el objetivo. Serios en defensa, duros al contacto, y con un Gerard Forns enorme bajo palos –hasta siete paradas en apenas 15 minutos–, el equipo local logró su primera renta de tres tantos (5-2) y obligó a los irundarras a remar contra corriente desde muy temprano.
El muro defensivo y el buen hacer de Haitz Gorostidi (máximo goleador del choque con 8 dianas) mantuvieron con vida la ilusión de una afición que creía en la gesta.
Del sueño al despertar
Pero todo cambió con el paso de los minutos. El Bidasoa comenzó a encontrar huecos, a mover la bola con más paciencia y a castigar cada pérdida de los alcarreños. Rodrigo Salinas y Cavero se encargaron de poner la primera ventaja visitante (7-9, min. 18), y poco después el equipo de Alex Mozas comenzaba a imponer su ley.
La buena noticia, entre tanto, fue el regreso a las pistas de Tito Díaz, el ex del Guadalajara, que volvió tras una larga lesión dejando dos goles de bella factura en su redebut.
Al descanso, el 12-16 reflejaba lo que ya se intuía: que el conjunto vasco había girado el timón del partido.
Intentos de remontada sin premio
Tras el paso por vestuarios, el guion no varió demasiado. Dariel García, Esteban Salinas y Asier Nieto (los tres con cinco tantos) se encargaban de estirar la ventaja visitante. Aunque los de casa llegaron a ponerse a tres (19-22) mediado el segundo acto, un parcial demoledor de 0-4 terminó por sentenciar el choque (19-26).
Pese a que los morados intentaron subir líneas y presionar más arriba, el Bidasoa fue un muro. Sólido, compacto y con un Maciel determinante en momentos clave. El último arreón local, con goles de Simón y Serradilla, maquilló el resultado, pero no cambió el desenlace.
Una derrota que deja aprendizajes
El 29-35 final no refleja del todo lo que se vivió en la pista. Porque hubo momentos de buen juego, de empuje colectivo y de conexión con la grada. Pero también demasiadas pérdidas, errores en la transición y una segunda parte en la que el rival fue más constante.
El Impulse BM Guadalajara, eso sí, demostró que tiene alma y que puede competir ante cualquiera. Quedan partidos por delante y margen para corregir. El próximo paso será fundamental para reencontrarse con la victoria.
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