Diógenes y sus cosas

Publicado por: Nacho Redondo
09/02/2023 07:00 AM
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En los tiempos que corren no es difícil encontrar a personajes que nos dicen una cosa y su contraria prácticamente al mismo tiempo. Es habitual ser testigos de discusiones sobre la razón o la verdad de postulados sin tener en cuenta realmente la verdad de a quiénes se dirigen dichos fundamentos. Estamos en un momento en el que vivimos confundidos por todo lo que observamos a través de los medios de comunicación.

Parece mentira que, en la sociedad de la información del siglo XXI, ésta en la que vivimos, en la que tenemos acceso a toda la información, estemos a expensas de postulados de personas que van por el mundo sin pararse, ni si quiera un minuto, a preguntarse si lo que hacen o dicen es útil y, lo más importante, si tiene una verdad contrastada con la necesidad de las personas a quienes se están dirigiendo.

El otro día, en una conversación con una persona salió el famoso síndrome de Diógenes y esta persona, que le encanta “colocar” casi todo, amante de los cuentos, de la información y de las metáforas encantadas, me hizo una observación sobre Diógenes que da contenido a este texto.

Y es que vivimos en una sociedad rodeada de confusiones importantes y, lo que es peor, de un cinismo tan grande que bien merece la pena dedicar unos minutos, aunque sean los 3 o 4 que tardes en leer este fragmento que a mí me lleva bastante más escribir ya que me tengo que documentar, analizar y buscar la utilidad.

Hablando del síndrome y del cinismo, Diógenes fue el representante más conocido de la escuela cínica de la antigua Grecia y que postulaban el desprecio de las instituciones y de las convenciones sociales, la restricción de las necesidades y una vuelta a un estado natural para el hombre porque consideran que muchas de las cosas son impuestas en contra de la voluntad del ser humano.

El cínico es el que habla sobre algo a sabiendas de que no es cierto o hace algo a sabiendas de que no es correcto, sin que le represente ningún tipo de sentimiento adverso ni sentir que actúa contra su moral ya que tiene una visión pesimista sobre las personas. Supongo que en estos momentos te estarán viniendo a la mente personas que actúan así. Desde el punto de vista filosófico, los cínicos elegían vivir la vida “como los perros”, basado en la procedencia griega de la palabra cinismo, desconfiando de todo aquello que consideraban impuesto al ser humano en contra de su propia naturaleza.

Los cínicos eran personas insolentes, que vestían bastante mal, iban descalzos y no tenían oficio alguno, considerando que la felicidad venía dada por una vida simple y acorde con la naturaleza, despreciando riquezas y cualquier forma de preocupación material, pensando que el hombre con menos necesidades era el más libre y más feliz. En definitiva, los cínicos fueron famosos por sus excentricidades.

Y así era Diógenes, extravagante y amante de gestos escandalosos que arremetía contra todos. Fue considerado como el primer apátrida que se autoproclamó ciudadano del mundo y que arremetía contra la sociedad que había hecho ricos a unos a costa de otros. Desterrado de Sínope acusado de falsificar moneda a lo que respondió que lo hizo para cumplir un mandato del oráculo de Delfos de “invalidar la moneda en curso”. Más tarde entendió el verdadero significado de rechazar “la falsa moneda” de la sabiduría convencional.

A veces se sentía marginado porque nadie le hacía caso, pero entendía la forma de actuar del resto. De vez en cuando llegaba al ágora, centro de la actividad política de la ciudad, y nadie le daba limosna y así se acostumbró a usar cualquier cosa para aposentarse, comer o dormir conquistando así su propia libertad, criticando desde su pobreza la forma de enriquecerse del resto, consiguiendo por ello un desprecio de parte del resto de filósofos.

Diógenes era un provocador nato y prefirió forjarse a sí mismo antes que dejarse llevar por la opinión de los demás, donde no había término medio, señalando sus faltas, pero también centrado en las faltas de los demás.

Me llama la atención atribuir a Diógenes el síndrome que trata de la acumulación de todo tipo de enseres, especialmente basura, cuando intentó desprenderse de casi todo lo que no le fuese necesario para poder vivir del modo más libre posible. La pregunta que me asalta ahora es si tienes claro las cosas que te sirven para poder vivir desde la plenitud y desde tu esencia o si por el contrario acumulas cosas de las que no te puedes, o crees que no puedes, desprenderte.

 

 

 

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