Con la llegada de las vacaciones y la relajación de la rutina, también aumentan los riesgos. Los ciberdelincuentes aprovechan estos momentos en los que no se está tan alerta para impactar con clics impulsivos, llamadas inesperadas o “chollos” increíbles
En plena vorágine de los resultados del primer semestre, con cifras muy favorables, y recién arrancadas las vacaciones de agosto Los españoles gastaremos una media de 1.339 euros en estas vacaciones de verano, las entidades financieras se enfuerzan en reforzar las alertas a sus clientes ante la ciberdelicuencia. El período vacacional, con la relajación de la rutina, suele ser propicio para este tipo de actividad delictiva. Un aumento de los riesgos cada vez más difícil de contener.
De hecho, casi nueve de cada diez profesionales encargados de detectar y prevenir el fraude financiero en España reconocen que la sofisticación tecnológica de las organizaciones criminales es bastante superior a la de sus propios sistemas de detección. Así lo recoge el primer estudio global sobre Economía Oscura, elaborado por BioCatch, compañía experta en delincuencia financiera.
La preocupación por la ciberdelincuencia se dispara en España
Este informe realizado a partir de una muestra de 800 profesionales del sector financiero en 17 países de Europa, América y Asia, incluidos responsables de cumplimiento normativo, lucha contra el blanqueo de capitales y prevención del fraude muestra una especial preocupación en España respecto a la media global.
La gran mayoría de profesionales del sector financiero, un 87%, afirma que las pérdidas por fraude han aumentado en sus organizaciones —frente al 59% global— mientras y el 73 % ha visto crecer los intentos de fraude, dos puntos más que la media.
Se trata de la denominada Economía Oscura” engloba todas las actividades ilícitas o no declaradas que operan fuera del control institucional, como el tráfico de drogas, armas, órganos, la financiación del terrorismo, el fraude fiscal o el blanqueo de capitales. Este fenómeno, en pleno auge gracias al uso de nuevas tecnologías, llega a mover volúmenes comparables al PIB de un país como Francia.
Todo ello con un elevado impacto económico donde El nivel de riesgo positivo posiciona a España a la cabeza de la UE y confirma el atractivo de la Bolsa El 43% de los responsables españoles de fraude de la banca consultados reconocen que sus entidades pueden llegar a sufrir pérdidas del orden de los 25 millones de euros al año debido al fraude financiero. Este porcentaje duplica a la media global, un 22%. Además, el 38% destina esa misma cifra o más a combatir el lavado de dinero, entre costes operativos, sistemas de vigilancia, sanciones o procesos judiciales.
Este gasto explica en gran medida por qué la mayoría de las entidades españolas, un 60%, teme más el impacto financiero de la delincuencia que el reputacional, apenas un 40%, algo bastante peculiar respecto a otros países o la media global, donde estas preocupaciones se reparten a partes iguales.
Delincuentes más sofisticados, mayores amenazas
Entre las principales barreras para contener este fenómeno, los responsables de fraude consultados sitúan la falta de recursos los problemas de integración tecnológicos, las tensiones regulatorias, la ciberseguridad y la seguridad de los datos como los principales elementos a tener en cuenta.
A ello hay que añadir mayor sofisticación de la actividad criminal en la dark web con un creciente uso de las redes sociales y la inteligencia artificial. De hecho, las nuevas tecnologías no hacen más que ampliar la brecha entre los defensores del sistema financiero y los atacantes.
Al menos cada vez se observa una mayor visibilidad de todo el esfuerzo realizado en la lucha contra la ciberdelincuencia. En concreto, más de ocho de cada diez profesionales, el 83%, percibe que sus clientes son conscientes de la labor preventiva contra los delitos financieros que realizan sus entidades, por delante del promedio mundial (77%).
Y también se percibe que existe una buena colaboración con las autoridades donde el Estado acorrala a Pymes y trabajadores por cuenta propia para ponerlos a su servicio. El informe de BioCatch muestra cómo dentro de Europa, España destaca por una mayor colaboración con las fuerzas de seguridad: el 63% de los casos sospechosos de delitos financieros registran una implicación regular de las autoridades (frente al 60% global). Pero en los casos específicos de blanqueo de capitales, la cifra en España cae de forma alarmante al 40%, 21 puntos inferior al de la media mundial.
Según Tom Peacock, director de Global Fraud Intelligence de BioCatch, “la colaboración es fundamental para afrontar este problema y compartir información en tiempo real es la clave de éxito. Los bancos españoles comparten información a menudo, con un 60% que asegura mantener contacto con otros bancos de forma semanal como mínimo. Sin embargo, uno de cada tres se muestra preocupado por temas de privacidad, reconociendo que no comparten información por ello. Es evidente que hace falta más claridad para que los bancos puedan trabajar juntos con seguridad”.
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