El riesgo de una menor inclusión financiera, alertan los expertos, sería una de las consecuencias más peligrosas derivada de la reducción de la competencia en el actual proceso de concentración bancaria. Frente a ello, los neobancos amplían el abanico de oportunidades y opciones para las pequeñas y medianas empresas
El potencial efecto lesivo en materia de competencia con una mayor concentración sectorial, ha sido precisamente una de las razones del Gobierno para imponer unas duras condiciones a la opa del BBVA sobre el Sabadell. Se ha esgrimido que el nuevo gigante bancario podría afectar al proceso de inclusión financiera y en especial a la capacidad de financiación de las pequeñas y medianas empresas (pymes).
Este segmento, clave para la competitividad y dinamismo de la economía, supone una fuerte relevancia para el Banco Sabadell. Más de la mitad de las pymes españolas son clientes de la entidad, cifra que supera en el 65% en Cataluña. Para la CNMC, sin embargo, que el sector sea un pilar en su actividad no implica que la entidad sea indispensable a la hora de "determinar las implicaciones de la concentración en el mercado de crédito a pymes".
Pero más allá de que este sea uno de los principales argumentos para obligar al BBVA a echar marcha a en sus planes de hacerse con el control del Banco Sabadell, lo cierto es que garantizar el acceso a la financiación a las pequeñas y medianas empresas es imperativo para garantizar su desarrollo.
Más del 99% del tejido empresarial español está constituido por pymes, convirtiéndose en la columna vertebral para la generación de empleo y el crecimiento económico. Sin embargo, a la hora de acceder a financiación suelen encontrar mayores dificultades que las empresas de mayor tamaño, por lo que incentivar la competencia en el sector financiero se antoja un aspecto fundamental.
La aparición de las fintech, empresas especializadas en el uso de las nuevas tecnologías en las finanzas, supone un importante paso adelante en este objetivo. En los últimos años, la industria viene experimentando un extraordinario crecimiento abriendo el abanico de posibilidades de acceso al crédito de las pequeñas y medianas empresas gracias a su capacidad de innovación.
Este floreciente crecimiento, sin embargo, puede tener implicaciones negativas. Según el economista, José Gutiérrez, la mayor competencia podría derivar "en una reducción de los incentivos de la banca tradicional para relacionarse con este tipo de empresas". En particular, una mayor competencia por parte de las fintech podría mermar la rentabilidad e interés de los bancos a la hora de atender a las pymes o, al menos, a ciertos segmentos de estas.
Los efectos de esta creciente competencia sobre la mayor inclusión financiera de las pymes pueden depender de dos factores, según el análisis realizado por José E. Gutiérrez: la capacidad de los neobancos para atender sectores previamente desatendidos y su habilidad para competir por los clientes de la banca tradicional. De este modo, si las fintech logran posicionarse en nuevos segmentos del mercado con un impacto limitado sobre la competencia y obligando a la banca tradicional a mejorar sus condiciones, la inclusión financiera podría aumentar, explica el Gutiérrez.
El estudio realizado en busca de impulsar la competencia y mejorar el acceso al crédito y a inclusión financiera de las pymes establece tres grandes recomendaciones al sector financiero para eliminar las principales trabas como pueden ser las dificultades para proporcionar información sobre la capacidad de pago.
De este modo, la primera recomendación se enfoca en la reconsideración en los requisitos de información sobre la capacidad de pago de los prestatarios que las entidades deben compartir con el fin de preservar los incentivos para relacionarse con nuevos prestatarios, al mantener parcialmente los beneficios derivados de la información generada en la nueva relación.
En segundo lugar, en el informe se aconseja alinear las condiciones regulatorias de las fintech y los bancos convencionales cuando desarrollen funciones similares. Esto contribuiría a ayudar a garantizar que la competencia se desarrolle en igualdad de condiciones. Así, los bancos estarían en una mejor capacidad de iniciar y retener sus relaciones con ciertos segmentos de empresas.
Por último, como las fintech no aumentan necesariamente la inclusión financiera de las pymes desde un punto de vista económico, la regulación para la entrada en el mercado de estas nuevas entidades debería sopesar los costes y beneficios, considerando su eficiencia y competitividad y su capacidad natural en la lucha contra la ciberdelincuencia.
Todo ello en aras de impulsar una competencia sana y equilibrada beneficiosa para el conjunto de la sociedad y de las pequeñas y medianas empresas en particular.
Julio Muñoz. Periodista de información económica y experto en comunicación