Los trabajadores de Caobar se concentrarán el 30 de septiembre, en la Plaza Mayor de Guadalajara, coincidiendo con una reunión de accionistas, para reclamar una solución urgente a una situación laboral que consideran “insostenible”, con la empresa en concurso de acreedores y acumulando impagos de salarios desde el mes de julio.
Esta misma mañana, una treintena de trabajadores y familiares volvía a concentrarse frente a la planta de Taracena, después de una primera movilización, el pasado miércoles. A las puertas les respaldaba la parte de la plantilla que estos quince días no está afectada por el ERTE. Una de las parcartas resume a la perfección la situación de la que se lamentan los trabajadores en los últimos meses: "Caobar no paga y no aporta soluciones. Secuestrados sin salida".
Desde el pasado mes de diciembre de 2024, la compañía que explota las minas de caolín de Poveda de la Sierra y Peñalén y mantiene dos plantas de limpieza y tratamiento en Taracena (pueblo pedáneo de Guadalajara) y Poveda, con un total de 86 trabajadores, se encuentra en concurso de acreedores voluntario.
En el mismo mes de diciembre se declaraba un ERTE parcial de un año de duración en la planta de Taracena, que afecta a 34 trabajadores, que trabajan 15 días y otros 15 se van al paro.
En junio, el ERTE se extendía también la planta de Poveda, donde se encuentran involucrados 16 trabajadores a tiempo total, hasta el 7 de octubre. “Si llegamos a esa fecha es que la empresa se ha salvado, que es lo que queremos, porque el concurso de acreedores tiene de plazo hasta el 26 de septiembre para llegar a un acuerdo de la quita con los acreedores, dentro de un convenio que hay firmado”, afirma el presidente del Comité de Empresa, José Villar (CC.OO.) a El Decano de Guadalajara.
En el mes de julio empezaron los problemas a la hora de cobrar los salarios, de tal manera que en estos momentos acumulan impagos del 30% de la nómina de julio, la paga extra y la nómina de agosto, “aparte de atrasos de 2024 y la subida de 2025”.
El presidente del Comité de Empresa, se lamentaba en declaraciones a los medios de que todos los trabajadores afectados por el ERTE son los puestos menos cualificados y de menor salario: “En los ERTE’s no hay ningún encargado, no hay personal de oficina, ni ningún directivo. Es una de las cosas que estamos reclamando: Si hay que hacer un ERTE porque hay menos producción deberíamos de entrar todos. Habrá personas que sean imprescindibles, pero no todos”.
Además, denuncia que debido a la situación que está atravesando Caobar, los empleados están trabajando de una manera más precaria, ante la carencia de medios como EPI’s y con el mantenimiento justo.
A ello se suma, la falta de comunicación con la empresa: “Nos ignoran, no nos quieren contar nada y lo poco que nos cuentan, luego descubres que es mentira y esto está generando un gran malestar entre los trabajadores”, asegura.
Villar apunta a la mala gestión de la empresa, que ha impedido invertir en la modernización de las instalaciones y los medios de extracción: “Se ha lavado una cantidad impresionante de mineral y se ha vendido todo y en lugar de haber beneficios se ha generado una deuda. Estamos hablando de un producto escaso, que en las minas de Poveda de la Sierra tiene una calidad excepcional, de las mejores del mundo y, además, se vende bien, por lo que no entendemos cómo se ha podido llegar a esta situación”.
Cabe señala que, previamente al mes de diciembre, la empresa había estado en un pre-concurso de acreedores. Según el delegado sindical, Caobar acumulaba una deuda de 32 millones de euros, pero llegó a un acuerdo con el juzgado para saldarla en un plazo de diez años, con lo que salía de ese pre-concurso. En diciembre y al ver que no puede sufragar esa deuda, se somete a un concurso de acreedores voluntario.
El problema, para el presidente del Comité de Empresa, reside en que no hay liquidez para extraer materia prima de la mina: “La mina es a cielo abierto, la cual hay que desmontar. Nosotros tratamos el caolín y la arena de sílice, pero por encima de eso hay un estéril o piedra que hasta que llegas ahí cuesta un tiempo. Hace falta dinero para contratar maquinaria, que es ahora mismo lo que no tenemos”.
Hasta el momento, indica, se ha estado trabajando con la materia prima que tenían a su alcance “pero no es un caolín puro, con las misma propiedades, por lo que sólo vale para algunas cosas”.
Las únicas alternativas ahora mismo son el cierre de la empresa y la liquidación de los contratos de los trabajadores o la entrada en escena de nuevos inversores dispuestos a inyectar suficiente capital para explotar las minas. Para bien o para mal, el futuro de esta compañía con más de 60 años de trayectoria en la provincia de Guadalajara se dirimirá en las próximas semanas.