La imagen que encabeza este Editorial pertenece a la entrega de un premio al Ayuntamiento de Guadalajara, el pasado mes de marzo, por parte de la Federación Española de Municipios y Provincias y la Delegación del Gobierno Contra la Violencia de Género por el proyecto de gestión y funcionamiento del Recurso de Acogida para mujeres víctimas de la violencia de Género y sus hijos e hijas menores de Guadalajara que, a tenor de los problemas que arrastra desde enero, no sería merecedor de este ni de ningún otro galardón.
La voz de alarma la daba esta semana ante los medios de comunicación la portavoz del Grupo Municipal de Aike, Susana Martínez, que lleva meses clamando en el desierto, alertando sobre las graves deficiencias que afectan al funcionamiento de este Centro de Acogida desde que el Consistorio adjudicó a la empresa Alvalop Servicios XXI S.L la gestión del mismo. Una empresa sin ningún tipo de experiencia en este tipo de dispositivos sobre la que, antes de la adjudicación, ya se conocía su 'trayectoria' en otras localidades del país donde presta servicios: retraso en el pago de nóminas a sus trabajadores e implicación en un caso de presunto fraude fiscal por subvenciones en cursos de formación. Una información que les adelantó El Decano de Guadalajara en diciembre de 2024.
Cabe destacar que se trata de un centro de acogida, financiado al 100% por el Gobierno regional y el más grande de Castilla-La Mancha, con 11 plazas para mujeres altamente vulnerables y sus hijos.
Es decir, es un recurso que atiende a familias en situación de extrema vulnerabilidad, que requieren un apoyo y unas condiciones especiales de seguridad, atención y calidad de vida. Mujeres y niños que están amenazados por sus parejas o ex parejas, a manos de las cuales han sufrido todo tipo de vejaciones.
Sin embargo, el Ayuntamiento de Guadalajara, encargado de supervisar la gestión del Centro, las tiene absolutamente abandonadas, algo que no sólo es denunciable, sino inadmisible.
La situación en la que viven es tremendamente deplorable, a pesar de que la empresa se hizo con el contrato por la friolera de 936.000 euros por dos años de gestión.
Y no se trata de algo que haya ocurrido en los últimos meses. En mayo de 2025, cuando se constituyó la Comisión Mixta de seguimiento del Centro, con presencia del Ayuntamiento, la Junta de Comunidades y técnicos de Igualdad de ambas administraciones, ya se ponían de relieve numerosas incidencias: retraso reiterado en el pago de las nóminas de las trabajadoras, no cobertura de las bajas laborales; falta de lencería para las mujeres y niños de nuevo ingreso; falta de respuesta inmediata a cuestiones urgentes y, lo que clama al cielo, un recorte significativo en los gastos de manutención que obliga a las trabajadoras a arañar en las compras de alimentación y de otras necesidades básicas.
En aquel momento, se acordó que, siendo conocedor de dichas deficiencias, el Ayuntamiento solicitaría una reunión telemática urgente con la representación de la empresa para que solucionase estas incidencias. De no obtener respuesta, se plantearía un posible apercibimiento por incumplimiento del pliego de condiciones.
Sin embargo, llegado el verano, los problemas continuaban sin resolverse, lo que llevó a las trabajadoras a presentar un escrito a la Concejalía de Igualdad denunciando el incumplimiento del contrato y las graves deficiencias en el servicio, calificando la situación de insostenible para ellas y para las familias acogidas, con la consiguiente repercusión en la calidad y la seguridad del servicio. Volvían a recordar al Consistorio que carecen de los recursos indispensables para su correcto funcionamiento; falta de dinero suficiente para garantizar la alimentación de las familias, con un límite mensual de 1.500 euros al mes; falta de material escolar para los menores; escasez de enseres domésticos, vestuario y material de oficina y un deterioro progresivo del recurso, con goteras, humedades, ventanas y persianas rotas y, todo ello, sin la figura de Coordinación y sin servicio de Psicología. Este último absolutamente necesario para unas usuarias que vienen de situaciones extremas.
La última queja la ha remitido este mismo mes de septiembre una usuaria que lamenta la falta de dinero y de la psicóloga y pide una lavadora para lo que llama "nuestro hogar", a pesar de todo. Descorazonador.
Ante este escrito a alguien del Ayuntamiento de Guadalajara se le debería caer la cara de vergüenza. Que una mujer, aunque sólo sea una, que ha vivido situaciones dramáticas y necesita apoyo urgente, tenga que dirigirse en estos términos a la Administración que debería de verlar por el buen funcionamiento del Centro, es indignante y deja a las claras el absoluto abandono del recurso.
Tras la denuncia de Aike, esta misma semana, la consejera de Igualdad, Sara Simón, ha expresado la preocupación del Gobierno regional y ha convocado para el lunes una reunión extraordinaria de la Comisión de Seguimiento.
Por su parte, el concejal de Igualdad, Roberto Narro, ha ‘'respondido' con una nota de prensa en la que no se aportan datos concretos sobre las actuaciones correctoras adoptadas, en la que se despacha alegando que los problemas se deben a "cuestiones internas de la empresa adjudicataria". Añade que el Consistorio ha abierto un expediente administrativo a la empresa por impagos de los suministros y que realiza un "seguimiento constante" de la gestión del recurso.
Señor Narro, si a usted le preocupan únicamente los trámite administrativos -que lógicamente ha de controlar- y asegura que se realiza un seguimiento constante, hágaselo mirar porque el asunto viene de atrás, las trabajadoras y las usuarias no opinan lo mismo y la obligación del equipo de Gobierno es vigilar que se cumpla el contrato y velar por el bienestar de las mujeres y sus hijos. Y a todas luces, velar se está velando poco.
Señor concejal de Igualdad y señora alcaldesa, menos recoger premios sonrisa en boca y largar discursos grandilocuentes el 25N o el 8M y más trabajar para que once familias puedan sentir que Guadalajara ha sido verdaderamente su hogar para iniciar una nueva vida.
No sirven excusas. Se impone un mínimo de sensibilidad. Estas mujeres y sus hijos no merecen malvivir en tan lamentables condiciones. Actúen YA.