Barrio de San Roque: el encanto de la Sigüenza Ilustrada

Publicado por: Susana Ruiz
02/06/2023 09:52 AM
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Palacio de Infantes//Imagen: Archivo Guiados en Guadalajara.
Palacio de Infantes//Imagen: Archivo Guiados en Guadalajara.

Sigüenza, año de 1777. Estamos en pleno Siglo de las Luces, etapa de importantes y generalizadas reformas sociales y culturales. Juan Díaz de la Guerra (Jerez de la Frontera, 1727-Sigüenza, 1800), es nombrado obispo de Sigüenza. Hombre culto, se implicó desde el inicio de su prelatura en mejorar la calidad de vida de sus feligreses y en el desarrollo cultural y económico de la Diócesis. Promovió importantes obras públicas, una fábrica de papel y obras en la catedral, entre otras. Pero su más importante legado es, sin duda, el protagonista de nuestro artículo: un fastuoso barrio de nueva planta, moderno y racional.

 

El espacio elegido es irregular, ubicado en la parte baja de la ciudad, cerca del río, en el que se encuentra la ermita de San Roque, que dará nombre al barrio nuevo.

 

Su diseño, realizado por el arquitecto Luigi Bernasconi, se basó en un modelo urbanístico habitual de esta etapa ilustrada, caracterizado por el orden, el equilibrio y la simetría.

 

¿Cuál es la novedad de este nuevo espacio urbano?

 

Trazado de calles en damero y viviendas regulares, de aspecto exterior uniforme, con amplios portales y grandes balcones. Los interiores son cómodos, de amplios espacios, con patios y jardines. Es un tipo de vivienda pensada para una burguesía comercial pujante que demanda equipamientos modernos.

El  nuevo barrio de San Roque, rompió así con los espacios urbanos medieval y renacentista existentes, pero a los que va a complementar, conformando un espectacular conjunto urbanístico y arquitectónico.

 

Desde su reconquista en 1123, Sigüenza se había convertido en una ciudad preeminente en Castilla que recibía a los viajeros con la imponente imagen de sus dos centros de poder: el Castillo, en la ciudad alta, y en la baja, la Catedral, ciñendo un espacio urbano pensado, promovido, patrocinado y configurado como reflejo material del poder espiritual de sus señores, los obispos, que desde el siglo XII al siglo XIX  gobernaron la Diócesis.

 

Te propongo un paseo para conocer el barrio con más detalle.

 

Comenzamos en la conocida Plaza de las Ocho Esquinas. Desde este enclave, caminando por la calle de San Roque encontraremos, próximo, el Callejón de Infantes con su precioso palacio barroco. Situado al lado de la puerta de Campo de la Catedral, fue ejecutado por el maestro Bernasconi para alojar a los niños cantores de la Catedral. Desde 1961 está ocupado por una comunidad de Padres Josefinos de Murialdo.

 

Regresamos a la calle de San Roque, y muy cerca nos sorprenderá una coqueta plazuela rectangular, donde se alza un crucero con tres cruces de piedra, final de un Vía Crucis de antaño y que dan nombre a la plaza. Sus castaños de Indias nos animan a parar un instante y disfrutar de este evocador espacio del barrio  ilustrado.

 

Plazuela de las Tres Cruces//Imagen: Archivo Guiados en Guadalajara.
Plazuela de las Tres Cruces//Imagen: Archivo Guiados en Guadalajara.

 

Desde aquí divisamos el edificio neoclásico de la Ermita de San Roque, de 1806, hoy restaurada para albergar actividades culturales y que ocupa el lugar de una más antigua ermita de 'afueras', dedicada al santo de origen francés.

 

Esta ermita se incluyó dentro del primitivo proyecto del barrio de San Roque junto con una hospedería y un cuartel para 'la tropa Suiza' con la intención de promover las artes y la industria en la ciudad, que más adelante alojó el 'Regimiento Provincial de Sigüenza, dentro del que estaba la 'compañía de Granaderos de Sigüenza' que participó en la Guerra de Independencia.

 

Seguimos nuestro paseo y, en contraste con la recoleta plazuela, divisamos  la imponente estampa del conjunto barroco formado por el convento y la iglesia  de Las Ursulinas, con su fachada ondulante, de curvas y contracurvas, que nos transporta a la Roma de Borromini. La iglesia se construyó en la primera mitad del siglo XVIII según las trazas del arquitecto Juan Durón.

 

Y llegamos al final de nuestro paseo, que culmina con un espectacular espacio verde y pétreo: el Parque de la Alameda, un frondoso jardín neoclásico que corre paralelo a la margen izquierda del río Henares. Encargado por el obispo Pedro Inocencio Vejarano a principios del siglo XIX como complemento y culminación del barrio de San Roque, es el lugar de disfrute de seguntinos y visitantes en verano. Geométrico, flanqueado por una larga barbacana, desarrollado en torno de una avenida central con fuentes, glorieta y estanque, es el contrapunto vegetal a la piedra centenaria con la que, a través de los siglos, se han  levantado los bellísimos espacios urbanos de Sigüenza.

 

Paseo de la Alameda e iglesia de las Ursulinas//Imagen: Javier Castañón.
Paseo de la Alameda e iglesia de las Ursulinas//Imagen: Javier Castañón.

 

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