La extraña pareja

Tomamos el titular de este editorial de una broma que una compañera periodista ha realizado al inicio de la rueda de prensa en la que PP y Vox han suscrito el pacto de Gobierno en el Ayuntamiento de Guadalajara. Es un apunte ocurrente y, además, muy descriptivo.

El acto, que se venía gestando casi desde la noche electoral a la chita callando, lógicamente, ha despertado un gran interés entre los medios locales e incluso alguno nacional, no por que no fuera esperado sino por conocer el contenido del acuerdo con el que se arrebata la Alcaldía al justo ganador de las elecciones del 28M en la capital, el socialista Alberto Rojo, que encabezó la lista más votada. 

La rueda de prensa ha sido poco menos que curiosa, por denominarla de alguna manera. En terreno neutral, un céntrico local de hostelería de la ciudad, Guarinos y Toquero se sentaban a una austera mesa en la que la maña ha tenido un total protagonismo y ha sido la ‘prima donna’ de un acto en el que el concejal electo de la ultraderecha parecía ser un simple florero. La veteranía política de la futura alcaldesa se nota, y mucho, frente a un edil novato que va a tener que aprender a la carrera si no quiere parecer el mero consorte de una mujer que ya ha demostrado que es de armas tomar.

Tras la lectura y firma del acuerdo, la cara de los presentes dejaba a las claras que la comparecencia pública ha sido más que decepcionante. El texto presentado está lleno de generalidades, palabras huecas y ninguna propuesta concreta. Según nos dicen, se trata del resumen de un documento mucho más amplio que confiamos que en breve se remita a los medios de comunicación para poner blanco sobre negro. Y, sobre todo, para que los ciudadanos, conozcan qué proyecto de ciudad tienen PP y Vox para los próximos cuatro años.

Algunas preguntas lanzadas por los periodistas han sentado mal a los comparecientes. Se ha notado. Y mucho. Especialmente las relacionadas con la llegada de la ultraderecha al Ayuntamiento por primera vez en Democracia, la posible desaparición de la Concejalía de Igualdad, la posición del futuro Gobierno sobre la colocación en el balcón del Consistorio de la bandera arcoiris con motivo del Día del Orgullo o el negacionismo de Vox de la violencia machista. Fuera de guión, las respuestas han sido un verdadero poema. 

Lo único que hemos sacado en claro a nivel informativo los allí presentes es el reparto de poder entre Guarinos y Toquero: alcaldesa y teniente de alcalde. Y ya. Es decir, que llegamos mañana a la constitución del nuevo Ayuntamiento sin saber por dónde van a ir los tiros. Aunque lo intuimos. 

Deben saber los próximos gobernantes de Guadalajara -y si no se lo recordamos- que los ciudadanos, TODOS, sus votantes y los de otras preferencias políticas, deben conocer qué es lo que les tienen preparado, al menos para el corto y medio plazo. Cuáles van a ser las políticas en materia social, de igualdad, fiscal, medioambiental, urbanística, cultural, etc. 

No sirve con lanzar bonitas palabras al aire porque un pacto de gobernabilidad no es un trabajo de redacción de 2º de Primaria. Es plasmar en un papel un compromiso de Gobierno que vale lo mismo que un programa electoral. De hecho, es un programa electoral que no se ha hecho público y al que, de momento, no han tenido acceso los vecinos de la ciudad. Un nuevo programa diseñado entre dos, en el que unos y otros habrán tenido que hacer concesiones y exigencias y que, por tanto, en nada o en poco se parecerá a las promesas que se hicieron en campaña por parte de ambos partidos y que fueron en las que confiaron sus votantes. 

No queremos ser agoreros y ojalá nos equivoquemos, pero puede que esta extraña pareja nos tenga reservado algún secreto, alguna sorpresa de última hora, o lo que es peor, alguna ‘ocurrencia’, que nos coloque, como a Elche o a Valencia, en las primeras páginas de los informativos nacionales. Y no precisamente para bien. Tiempo al tiempo.