El Monasterio de Lupiana: de lugar de recogimiento y oración, a escenario de las bodas más exclusivas

El Real Monasterio de San Bartolomé, declarado Monumento Nacional en 1931, se ha convertido en uno de los espacios más demandados del país para este tipo de eventos

 

A tan sólo 15 kilómetros de Guadalajara capital y a 76 kilómetros del centro de Madrid, prácticamente engullido por un denso bosque autóctono, rodeado de pinos y encinas centenarias, en un entorno que huele a espliego, romero y tomillo, se encuentra el Real Monasterio de San Bartolomé, ubicado en la localidad alcarreña de Lupiana.

 

Una joya monumental que, sin embargo, continúa siendo una gran desconocida, tanto para los turistas como para los guadalajareños. Los de hoy en día. Porque hace no muchas décadas, su maravilloso y privilegiado entorno natural, plagado de una variada flora y fauna, ubicado en el Valle del Río Ungría, reunía a muchas familias que acudían a sus praderas y a la Fuente de los Siete Caños pertrechadas con sus mantas y neveras para pasar los sábados y los domingos en un paisaje que parecía sacado de un cuento. Tampoco faltaban las visitas ‘clandestinas’ al Monasterio, que por aquel entonces se encontraba prácticamente en ruinas, al que se podía acceder fácilmente por uno de sus muros laterales.

 

Había incluso una coqueta casa de guardeses al final de un pasaje cerrado por tupidos cipreses y rodeado de arroyuelos en la que grupos de scouts de Madrid solían organizar excursiones y estancias temporales.

 

Hoy en día no queda rastro de esa casona, ni de las familias domingueras, ni de las praderas, ni del bullicio infantil. Los visitantes son pocos, a pesar de que forma parte de una ruta senderista. Apenas unos cuantos caminantes, ciclistas y aficionados a los caballos, son testigos privilegiados de un lugar que invita a la visita para cualquier amante de la naturaleza.  

 

De hecho, toda la zona está protegida por su valor medioambiental. En 2022, la dirección general de Medio Natural y Biodiversidad estableció la inclusión del Valle de río Ungría, desde su nacimiento hasta su unión con el arroyo Matayeguas, en Lupiana, dentro de la Red de Áreas Protegidas de Castilla-La Mancha con la categoría de paisaje protegido.

 

 

 

Recogimiento y oración en un edificio imponente

 

El Monasterio, por tanto, se encuentra en un lugar excepcional que apenas ha sufrido importantes modificaciones con el paso de los años, salvo las causadas por la propia naturaleza. No es de extrañar pues que, tal y como relata el cronista provincial, Antonio Herrera Casado, en su libro ‘Monasterios medievales de Guadalajara’, este bucólico paisaje fuese escogido por Pedro Fernández Pecha, para iniciar una vida comunitaria, eremita y de oración en Lupiana, en la ermita que su tío, Diego Martínez de la Cámara, había fundado en 1330. 

 

En 1373 se fundó la Orden de los Jerónimos. El papa Gregorio XI, en su Bula fundacional, concedió que en aquella ermita fuese erigido el primer monasterio de dicha Orden en España. Desde el principio de su historia, contó con la ayuda de los poderosos Mendoza de Guadalajara, especialmente de Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana. Su prima, la duquesa de Arjona, Aldonza de Mendoza, reconstruyó y amplió la iglesia en el siglo XV, costeó la sillería gótica del coro y mandó tallar su enterramiento, con su imagen yacente en alabastro blanco, que a su muerte fue colocado en la iglesia y que hoy puede admirarse en el Museo del Palacio del Infantado.

 

A lo largo de los siglos, el Monasterio contó con numerosos favores de la realeza. Sobre todo por parte de Felipe II. En el siglo XVI esta Orden adquirió una gran importancia política y económica, llegando incluso a tener un buen número de esclavos negros, propiedad del monasterio, para su servicio. Tal y como explica Herrera Casado, en el Censo de 1786 consta que los 58 religiosos que vivían en el convento, tenían 63 criados.

 

En su botica se fabricaban medicinas muy apreciadas en toda la provincia. Los frailes también destacaron por sus estudios musicales. De hecho, cuando se disolvieron los conventos, los monjes de Lupiana encontraron empleo como maestros de capilla en las catedrales, organistas de parroquias y músicos de orquestas ambulantes.

 

El Monasterio sobrevivió a la invasión napoleónica pero la Desamortización de Mendizábal acabó con su gloria. El 8 de marzo de 1836, los frailes Jerónimos tuvieron que abandonar Lupiana.

 

Las obras de arte que atesoraba se repartieron por varios lugares de la provincia y el edificio fue adquirido en el siglo XIX por la familia Páez Xaramillo, de Guadalajara, de donde pasó por lazos de matrimonio a los marqueses de Barzanallana, cuyos herederos poseen la propiedad actualmente. 

 

Los propietarios realizaron algunas restauraciones parciales. En 1983, la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes remozó toda la estructura y las cubiertas del claustro mayor. Éste, diseñado por Alonso de Covarrubias en 1535, está considerado como una de las más importantes joyas del Renacimiento español y es uno de los pocos elementos que se conservan, junto a los muros, la fachada de la iglesia y algunas salas como las antiguas vaquerizas. El conjunto arquitectónico goza de la declaración de Bien de Interés Cultural como Monumento Histórico Nacional desde el año 1931. 

 

Cabe destacar que el 2 de diciembre de 2007, éste monumento entró a formar parte de la Lista Roja de Hispania Nostra, en la que se incluyen aquellos elementos del patrimonio cultural español “que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores”. El motivo de su ingreso fue el “riesgo de hundimiento de la sala capitular y de la portada de la iglesia”. Afortunadamente, las obras de restauración y rehabilitación acometidas por la propiedad le sacaron de esta lista el 20 de julio de 2017. 

 

En la actualidad, el Monasterio se puede visitar de forma gratuita, aunque solamente los lunes, de 9 a 14 horas.

 

 

Bodas famosas y rodajes de series

 

Tras la significativa inversión realizada por los propietarios, éstos decidieron destinarlo a la realización de bodas, banquetes y demás actos sociales. Su explotación económica les sirve para compensar los gastos que supone su mantenimiento, conservación y custodia, así como para costear los trabajos de restauración, a los que están obligados por la Ley de Patrimonio Histórico Español, legislación que también concede a los titulares de este Bien de Interés Cultural una serie de beneficios y exenciones fiscales.

 

Hoy en día, el Monasterio de San Bartolomé aparece en todos los directorios profesionales del sector de las bodas, como es el caso de Bodas.net, una de las app de referencia para la organización de este tipo de celebraciones y que forma parte del grupo internacional The Knot Worldwide. 

 

“Vuestra boda en uno de los sitios más exclusivos de España,”, reza su web. Y desde luego, la exclusividad está asegurada para aquellos que estén dispuestos a abonar los mas de 6.000 euros que cuesta el alquiler del edificio en temporada alta, que se rebaja a los 1.800 euros en la temporada baja. Los caterings más selectos de España como El Laurel o Samantha de España se encuentran entre los que sirven allí los banquetes, cuyos precios que van desde los 78 a los 148 euros por persona y que incluyen, además, cóctel y barra libre, todo ello servido y atendido por maitres, camareros y doncellas.

 

Son muchas las caras conocidas que han celebrado sus bodas en este enclave. Una de las más sonadas tuvo lugar en julio de 2010. La plana mayor del Partido Popular, con Mariano Rajoy a la cabeza, asistió a la celebración del matrimonio entre Nacho Uriarte, entonces presidente de Nuevas Generaciones, y Ana María Chico, hija del marqués de la Ahumada. Allí se pudo ver a todo el que es o era alguien en el PP, entre ellos la ex presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores Cospedal. También fue sonada la boda de Diego Fernández Reyes y Elisabeth Horcher, hija del propietario del prestigioso restaurante Horcher, en la que estuvieron entre los invitados Alberto Ruiz-Gallardón, Jaime de Maricharlar, Gunilla Von Bismarck, Fernando Fernández Tapias o José María García. O el enlace de Alejandra de Borbón, sobrina segunda del Rey Juan Carlos I, y Bosco Ussía, hijo del escritor y columnista Alfonso Ussía, a la que acudió “la crème de la crème” del papel couché.

 

Últimamente, otros de los rostros conocidos que se han podido ver por el Monasterio son la estilista Alba Melendo y Elio Abass, responsable de comunicación en Europa de Yves Saint Laurent; el diseñador palomo Spain, la modelo Sita Abellán, la actriz Hiba Abouk y un largo etcétera de actores, actrices, empresarios y miembros de la  alta sociedad, especialmente de la madrileña.  De hecho, según nos confirman desde Bodas.net, se trata de uno de los lugares más demandados en la actualidad para celebraciones de este tipo.

 

Su excelente ubicación a 30 minutos de Madrid, ha convertido además al Monasterio en escenario para el rodaje de varias series de televisión. Entre las que han grabado destacan ‘La casa de papel’, ‘Élite’,  ‘La cocinera de Castamar’, ‘La promesa’, ‘ Los misterios de Laura’ o ‘La Señora’. 

 

La alcaldesa de Lupiana, Blanca del del Río, ha señalado que el Monasterio es un importante foco de atracción para el pueblo, ya que como complemento, muchas parejas optan por casarse en la bellísima iglesia de San Pedro Apóstol, de siglo XVI, o en el propio Ayuntamiento: “Estas bodas cada vez son más demandas. De hecho yo tengo cinco o seis civiles esta temporada”. Los novios, también pueden celebrar bodas civiles en el propio Monasterio: “Lupiana lo agradece porque los invitados consumen en los establecimientos de la localidad y además nos sirve para promocionarnos turísticamente por el boca a boca de los que vienen a las bodas y a otros eventos, que pueden ver nuestra iglesia, nuestra picota y nuestro precioso entorno. Y eso siempre es beneficioso para el pueblo”, afirma la alcaldesa. 

 

Sin embargo, existen dos ‘peros’ a tan bucólica descripción. El primero, el efecto de los autobuses y coches particulares que circulan por la carretera que da acceso al Monasterio, han provocado baches y socavones que la hacen cada día más intransitable. Y el segundo, el poco civismo de algunos visitantes que arrojan en esta zona protegida todo tipo de desperdicios: botellas, latas, cigarros, toallitas, pañuelos, vasos, bolsas de plástico, etc. Muchos de los propietarios de las parcelas cercanas dan fe de la basura que se acumula en las cunetas, así como de la existencia de pequeños vertederos escondidos entre la maleza, entre los que incluso han visto algún electrodoméstico. 

 

 

En cuanto a la carretera, propiedad de la Junta de Comunidades, la alcaldesa ha informado que antes de la pandemia existía un proyecto para arreglarla pero todo se paralizó y “todavía estamos a la espera”. Respecto a la basura, apela al “civismo” de los visitantes “porque entre todos tenemos la obligación de conservar este paisaje”. 

 

Un paisaje único en un acogedor entorno rural que invita al paseo y a descubrir el patrimonio monumental y natural de esta pequeña localidad alcarreña de nombre Lupiana.