Félix Rodríguez de la Fuente y su fascinación por la riqueza ecológica de la Hoz de Pelegrina y el Río Dulce

Publicado por: Ana María Ruiz
07/10/2023 08:00 AM
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Imagen: Cortesía Miguel Pou.
Imagen: Cortesía Miguel Pou.

Su biógrafo, el Premio Príncipe de Asturias para jóvenes investigadores, Miguel Pou, relata a El Decano de Guadalajara el ‘flechazo’ que sintió el añorado naturalista por este entorno privilegiado, donde rodó buena parte de la mítica serie sobre la fauna ibérica: ‘El Hombre y la Tierra’

 

Guadalajara es una tierra plagada de paisajes naturales privilegiados que enamoran al visitante. Un ‘flechazo’ que sintió el añorado naturalista Félix Rodríguez de la Fuente cuando contempló por primera vez la Hoz de Pelegrina, un barranco bañado por el río Dulce, declarado Parque Natural en 2003, incluido en la Red Natura 2000 de espacios protegidos de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y que posee las declaraciones de Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), avaladas por la Unión Europa.

 

Miguel Pou, Premio Príncipe de Asturias para jóvenes investigadores por sus trabajos sobre ecología, y biógrafo de Rodríguez de la Fuente, recuerda cómo conoció la zona el llamado ‘amigo de los animales’: “Conocía la provincia y estaba encantado con la zona del castillo de Torremocha. Un día se le perdió un halcón de su propiedad y, buscándolo, se encontró con las hoces del río Dulce, con el barranco de Pelegrina, y se quedó absolutamente fascinado”. 

 

Pou relata cómo, “años más tarde, cuando por fin obtuvo un programa en TVE en el que él era todo -director, guionista, presentador-, se acordó de estos paisajes y consideró ese lugar como ideal y perfecto para tener animales y rodar la serie ibérica de ‘El Hombre y la Tierra’”. 

 

No es de extrañar, que fuese el enclave ideal. El Barranco del Río Dulce, situado al norte de la provincia y que abarca los términos municipales de Algora, Mandayona, Mirabueno, Saúca, Sigüenza y Torremocha del Campo, es un paisaje abrupto con gran valor geológico, con extensos bosques y páramos sólo interrumpidos por el corte del río. Su vegetación está formada por encinares, quejigos, sabinas, rebollar, fresnos, sauces, álamos, arce, chopo negro y una alta diversidad de especies animales, inusual para el tamaño relativamente pequeño del espacio natural. Una diversidad especialmente notable en aves, donde tienen su hogar el águila perdicera, el águila real, el alimoche, el buitre leonado, el halcón peregrino o el búho real, así como mamíferos carnívoros terrestres de pequeño y mediano tamaño, como el tejón, el gato montés, el turón, la garduña, la comadreja y el zorro. 

 

 

Félix Rodríguez de la Fuente grabó la práctica totalidad de la serie ibérica de su mítico programa de TVE en el barranco de Pelegrina, un escenario que dio la vuelta al mundo, ya que ‘El Hombre y la Tierra’ se convirtió en un referente de la divulgación del espíritu ecológico a nivel nacional e internacional, incluidas las series venezolana y canadiense. Obtuvo numerosos reconocimientos y premios y se convirtió en todo un fenómeno televisivo que marcó la infancia de miles y miles de niños españoles a los que el maestro transmitió el amor por la naturaleza. Muchos de ellos se convirtieron en investigadores, ecólogos y naturalistas en la edad adulta gracias a su influencia.

 

Imagen: Cortesía Miguel Pou.
Imagen: Cortesía Miguel Pou.

 

Un paraje único y demasiados bulos
 

“En Guadalajara, rodó en alguna zona más pero el plató natural estaba en Pelegrina. Le gustaba porque era un lugar no muy poblado en relación a otros, lo que ya significaba buena naturaleza. Además, había mucha fauna y eso es igual a belleza”, destaca Miguel Pou. 

 

Además, al ser un lugar relativamente alejado de Madrid, evitaba las molestias causadas por los curiosos en sus rodajes: “Estaba lo suficientemente lejos para que no le molestaran los curiosos y los turistas porque era un trabajo delicado, que requería mucha  concentración y dedicación. Pero, sin embargo, dejaba venir a la gente de Sigüenza porque Félix era muy acogedor. Un turista podía interrumpir una filmación. Los lugareños no”. 

 

El hecho de tratarse de un barranco escarpado, ayudaba además a poder trabajar con los que el equipo de Félix denominaba “animales propios”, ya que no era fácil que escaparan. Ésta fue precisamente una de las críticas que se generaron en torno al rodaje de la serie, ya que a Félix Rodríguez de la Fuente se le acusó en la época de utilizar fauna ‘troquelada’, es decir, acostumbrada a la presencia humana, y de utilizar métodos poco ortodoxos para grabar las imágenes más espectaculares de la fauna ibérica. “Hubo gente que estuvo a favor y en contra de su trabajo. Pero Félix tenía que hacer estas prácticas por necesidad. Estaba muy acotado de tiempo, muy presionado por TVE, tenía un mensaje que dar, no tenía tiempo que perder y esto explica muchísimas cosas que la gente no entiende”, destaca su biógrafo, quien añade que él mismo se lamentaba de tener que hacer a veces escenas violentas: “Decía, textualmente, que le daba pena tener que hacer esas escenas para que la gente no cambiara de canal o se fuera a hacer otra cosa y se quedase viendo ‘El Hombre y la Tierra’ para que él pudiera dar un mensaje ecológico. Pero se han dicho verdaderas burradas, muchos bulos, que son mentira. Hay una leyenda urbana que no es cierta”.

 

Durante los cinco años que estuvo rodando en Pelegrina -de 1973 a 1977-  utilizó para sus rodajes animales que permanecieron en la Hoz de Pelegrina en estado semicautividad:  linces, águila imperial, águila real, halcón pelegrino, nutrias, hurones, lirones, ratones y, sobre todo, lobos. Miguel Pou señala que los traía de toda España, pero principalmente del área geográfica de los alrededores: “A veces se los proporcionaban los guardas de fincas de la zona de Molina, contactos que Félix había establecido en su época anterior cuando luchó intensamente para que en España las aves rapaces fueran protegidas. Estos guardas le daban algunos animales, a veces heridos, pero Félix los recuperaba, los sanaba y los filmaba”. 

 

Las escenas más espectaculares que muchos recordarán, como la del águila capturando una presa, estaban preparadas: “No siempre se podían obtener imágenes tan impactantes, ya que él tenía un presupuesto limitado de TVE y una imagen como la del águila capturando un recental no es tan fácil de encontrar en el campo. La mayoría de los animales, una vez rodada la serie, fueron soltados en libertad. Había muchos que realmente no perdieron sus costumbres salvajes”.

 

Miguel Pou, que recientemente ha ofrecido en Cendejas del Padrastro una charla sobre ‘Félix Rodríguez de la Fuente y La Alcarria’ trata de transmitir en sus discursos “el gran amor que Félix tenía a esta tierra, a Guadalajara, por sus valores, que son variados, no sólo ecológicos, estéticos y paisajísticos, sino también por su historia, sus tradiciones, su folclore, del que era un gran defensor”. 

 

Un amor que le devolvieron los habitantes de la zona, quienes realizaron una suscripción popular para levantar, en 1980, el Mirador Félix Rodríguez de la Fuente, ubicado en la carretera de Torremocha del Campo a Sigüenza. Desde el mismo puede observarse una magnífica panorámica del Barranco del Río Dulce y, especialmente, de los lugares donde rodó sus documentales. En el fondo del Barranco se puede ver la caseta de Félix, situada a escasos metros del cauce del río.

 

Mirador de Féliz Rodríguez de la Fuente//Imagen: Turismo Accesible Castilla-La Mancha.
Mirador de Féliz Rodríguez de la Fuente//Imagen: Turismo Accesible Castilla-La Mancha.

 

Mensaje universal

 

Todo el esfuerzo, el trabajo y los métodos de filmación de Rodríguez de la Fuente estaban al servicio de la difusión de un mensaje claro: la defensa y el amor por la naturaleza. “Fue el primero que llegó a las masas con su mensaje ecologista y aglutinó a muchísimas voces dispares, a las que unió en un mensaje común: amemos la naturaleza, defendámosla, protejámosla y no perdamos nuestra conexión con la Tierra”, destaca Miguel Pou.  Y ese objetivo se logró: “Su mensaje no sólo caló en España, sino que fue universal porque ‘El Hombre y la Tierra’ llegó a los cinco continentes”.

 

Nacido en 1928, licenciado en Medicina, Rodríguez de la Fuente era, por encima de todo, un enamorado de la naturaleza. Biólogo autodidacta, zoólogo, guía, realizador y presentador de programas de radio y televisión, poseía un carisma innato que le convirtió en la voz ecologista más mediática en la década de los 70. Fue vicepresidente de la Asociación para la Defensa de la Naturaleza, Adena, y puso en marcha proyectos emblemáticos, como el Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega (Segovia). 

 

Se opuso abiertamente a la destrucción de enclaves como las Tablas de  Daimiel o Doñana y, en 1980, unos días antes de morir, presentó la primera ‘Estrategia Mundial para la Conservación de la Naturaleza’, respaldado por los entonces Reyes de España, Don Juan Carlos I y Doña Sofía, y por el ex presidente del Gobierno, Adolfo Suárez. Según refleja la página web de WWF-Adena, este documento “recogía por primera vez las prioridades y estrategias necesarias para salvar la naturaleza ante la presión creciente de la especie humana, sentando las bases de lo que hoy conocemos como desarrollo sostenible”. 

 

Según los estudios estadísticos realizados por Miguel Pou, Félix Rodríguez de la Fuente fue, en su tiempo, el hombre más famoso de España, junto con Franco: “A Franco, la mitad de España le hacía caso y la mitad no. En cambio, a Félix todo el mundo le hacía caso. Era un hombre tremendamente influyente pero, en su caso, por afecto”.

 

Miguel Pou.
El zoólogo y naturalista Miguel Pou.

 

 

Una vida dedicada a Félix

 

Miguel Pou ha dedicado toda su vida a investigar y a poner en valor la figura de Félix Rodríguez de la Fuente. Posee el mayor banco de datos  mundial del fallecido naturalista, ha escrito cuatro libros sobre él y ha impartido más de 200 conferencias. Es fundador y presidente de la Federación de Asociaciones de Félix Rodríguez de la Fuente y de la ONG El Proyecto Félix. Se le considera su principal biógrafo y posee el mayor banco de datos mundial sobre este personaje“y sólo he sacado al mundo el 30% de la información que tengo sobre él”, asegura. 

 

Como zoólogo y naturalista es premio Fondo Mundial para la Vida Salvaje en 1983, obtuvo el Premio Príncipe de Asturias para jóvenes investigadores en 1984 y el premio Holanda de la Philips en 1986. Ha creado dos reservas naturales para la fauna y la flora: la del Delta del Llobregat, en Cataluña, y la Reserva Natural del Valle el Río Freser, en el Pirineo oriental. 

 

A sus 57 años, todavía recuerda con intensidad su primer contacto con el afamado naturalista: “Félix y yo nos reconocimos cuando yo era niño. Vino a Barcelona a dar una conferencia en el Tibidabo. Yo le enseñé una minibiografía que había escrito sobre él y le gustó tanto que habló de mí en público porque se quedó alucinado. Desde ahí me dediqué a estudiar más a fondo su persona, su trabajo y su mensaje”. 

 

La dedicatoria de Félix Rodríguez de la Fuente a Miguel Pou tras conocerse//Imagen: Cortesía Miguel Pou.
La dedicatoria de Félix Rodríguez de la Fuente a Miguel Pou tras conocerse//Imagen: Cortesía Miguel Pou.

 

Y no sólo a estudiarle, sino a continuar divulgando un mensaje medioambiental ciertamente transgresor: “Hoy en día hay unos mensajes medioambientalistas que la gente se cree que vienen del pueblo, pero no es verdad. Vienen de las propias administraciones, que han creado un estado de opinión falso en torno a la ecología que no lleva a nada”, afirma Pou. 

 

La ecología que defendía Félix y que no ha perdido vigencia con el paso de los años es la de la vuelta a los orígenes, a cuidar la naturaleza como fuente de vida desde los propios pueblos que cuentan con esos privilegiados recursos naturales y de fauna: “Siendo yo ecólogo lo voy a decir claramente. Dejémonos de medioambientalismos y cambios climáticos. Vayamos a por el origen. Si en un lugar hay biodiversidad y fauna, todo está bien. Hay que ir a la raíz, a defender la fauna. Si hay fauna, el cambio climático no afecta tanto. Esto es lo que la gente no sabe hoy en día. Hay personas que están luchando por algo creado por la política, sin interés alguno en la naturaleza, ni siquiera en el medio ambiente. Es la mentira creada desde las instituciones disfrazada de mensaje medioambientalista. Es un mensaje puramente político con un fin que no es la naturaleza. Es un programa de poder y de dinero”, sentencia.

 

Preguntado por una o dos palabras con las que definir la figura de Félix Rodríguez de la Fuente, Miguel Pou es rotundo: “Pasión por la vida”. Una vida que se le escapó demasiado pronto, el mismo día en que cumplía 52 años, en un accidente de avioneta en Alaska, cuando iba a rodar la carrera de trineos tirados por perros más famosa del mundo en el Círculo Polar Ártico. Falleció junto al piloto y sus compañeros, Teodoro Roa y Alberto Mariano Huéscar, a los que minutos antes del fatal desenlace comentó: “Un hermoso lugar… para morir”. Premonitorio.

 

Su muerte fue llorada en todo el mundo, especialmente en España, donde su mensaje caló en las mentes y en los corazones de los españoles, especialmente de los niños, que se quedaron sin un maestro excepcional y sin un referente demasiado pronto.

 

No obstante, pasados 43 años de su trágica pérdida, su legado ha llegado intacto hasta nuestros días. 

 

Miguel Pou ha escrito cuatro libros dedicados a divulgar su vida y su trabajo:  ‘Félix, el amigo de los animales’, ‘El lobo; la más bella historia de amor de Félix Rodríguez de la Fuente’, ‘La conciencia planetaria de Félix Rodríguez de la Fuente’ y ‘La maravillosa infancia de Félix Rodríguez de la Fuente’. Los dos primeros tan sólo pueden adquirirse a través del propio Pou y los dos segundos también están disponibles en las editoriales Raíces y Avant, respectivamente. 

 

Los interesados en hacerse con alguno de estos títulos pueden dirigirse al mail proyectofelix@yahoo.com o bien llamar al teléfono 680 708 645. 

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