El Retratista de Setiles y la serendipia: Una obra arrojada al olvido convertida en un libro y una exposición

Publicado por: Marta Perruca
16/10/2023 08:00 AM
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El Pobo de Dueñas, aproximadamente en el año 1967. Imagen: Vicente Calle
El Pobo de Dueñas, aproximadamente en el año 1967. Imagen: Vicente Calle

La exposición "El Retratista" se inaugura este martes, 17 de octubre, a partir de las 19.00 horas en la sala Antonio Pérez del centro San José de Guadalajara y una semana más tarde, el martes, 24 de octubre, se presentará el libro "El Retratista. La belleza de lo humilde"

 

El término serendipia, del inglés “serendipity” se utiliza para referirse a un hallazgo valioso que se produce de manera casual. Serendipia puede ser el descubrimiento de América, mientras se trataba de buscar una nueva ruta hacia a las Indias o el de la penicilina, pero también la historia de cómo un montón de negativos arrojados a la basura terminan en manos de Jesús de los Reyes, un apasionado fotógrafo, amante de la historia y tradiciones del Señorío de Molina, que encuentra en ellos un auténtico tesoro para las gentes de este territorio.

 

Un pedazo de historia que estaba perdido, en forma de unas 600 fotografías que Vicente Calle Martínez tomó con su cámara en la décadas de los 50 y 60 del siglo pasado en Setiles y otros pueblos de alrededor como El Pobo de Dueñas, Morenilla, Tordesilos, Tordellego, El Pedregal y Pozuel del Campo (Teruel)

Jesús de los Reyes, autor del libro
Jesús de los Reyes, autor del libro "El Retratista. La belleza de lo humilde".



Serendipia es un feliz encuentro que ha hecho posible la exposición “El Retratista” que inaugura Tierra Molinesa este martes, 17 de octubre, a partir de las 19.00 horas, en la Sala de Arte Antonio Pérez del centro San José de Guadalajara, una asociación que precisamente tiene como objetivo preservar la memoria, las tradiciones, la cultura y, en definitiva, la idiosincrasia del Señorío de Molina, en pleno corazón de la despoblación. Y es también el libro “El Retratista. La belleza de lo humilde”, elaborado con mucho mimo por Jesús de los Reyes, y que la Diputación Provincial ha editado para rescatar del olvido estas fotografías, que hoy se encuentran custodiadas y a buen recaudo en el Centro de la Fotografía y la Imagen Histórica de Guadalajara (Cfihgu). Este libro, que recopila un centenar de imágenes, se presentará el martes, 24 de octubre, en el mismo lugar de la exposición, a las 19.00 horas.

 

La exposición da el pistoletazo de salida en la capital, para llegar después a Molina de Aragón y a todos los pueblos que Vicente Calle captó con su cámara fotográfica.

 

La historia de estos negativos se remonta al año 1992, cuando una persona hace entrega a José Antonio López, vecino de Setiles, de unos negativos antiguos de 35 milímetros que, al parecer, había rescatado del basurero, material que limpia y conserva en su casa, hasta que hace unos diez años contacta con Jesús de los Reyes, consciente de su afición por investigar la fotografía histórica de la comarca de Molina: “En un primer momento, escaneé esos negativos a baja resolución para ver las imágenes y entonces comprobamos que las fotografías tenían calidad e interés. A partir de ahí, José Antonio inicia una labor de investigación sobre quiénes son esas personas que aparecen en las imágenes y, a la vez, empezamos a recoger datos de Vicente Calle Martínez, que en la zona era conocido como “El Retratista”. Vicente no tuvo hijos, pero todavía quedan sobrinos vivos y gracias a ellos supimos de su biografía”, relata Jesús de los Reyes.

 

De la obra fotográfica de El Retratista han logrado rescatar una pequeña parte: esos 600 disparos de una trayectoria profesional de unos 25 años.



Un agricultor convertido en fotógrafo con un curspo por correspondencia

Nacido el 19 de julio de 1909 en Setiles en una familia humilde, Vicente Calle era un pequeño agricultor “que tenía unas parcelas de secano en la localidad, un huerto y también hacía algo de apicultura”, comenta De los Reyes.

 

Quizá haya algo de serendipia también en la manera en la que este agricultor comienza a interesarse por la fotografía en un pequeño pueblo de la España de hambruna y miseria de la posguerra… En las motivaciones que le llevaron a hacer un curso de fotografía por correspondencia, en un momento en el que hacer fotografías era técnicamente mucho más complicado y caro que en nuestros días: “Es realmente raro y especial… Es peculiar que un agricultor tenga, a mediados de los años 40, esa iniciativa de hacer un curso por correspondencia y dedicarse a la fotografía”, comenta el investigador.

 

Sea como fuere, al cabo de los años, según Jesús de los Reyes, “el negocio le da muchísimo más rendimiento que su actividad como agricultor, hasta el punto que cuando un sobrino suyo le pregunta cuál es la mejor finca que tiene, éste le contesta: La mejor finca que he tenido y que tengo es la cámara fotográfica”.

 

La gente mayor de la zona todavía recuerdan al tío Vicente “El Retratista”, e incluso muchas de las personas que aparecen retratadas en estas fotografías... “La gente lo conocía a nivel local en los pueblos en los que trabajó, pero no se sabía nada de su obra, no había negativos, ni tomas, salvo las fotos en positivo que había dado a sus clientes. De esta manera, hice la labor de intermediario entre el Cefihgu y José Antonio López, que es el depositario, y en septiembre de 2022 esas fotografías se donaron al Cefihgu para garantizar su estudio y conservación”, relata Jesús de los Reyes.

 

“Desde luego, para ser un agricultor que ha hecho un curso por correspondencia, las fotografías están muy bien. La calidad es buena. Este hombre era muy cuidadoso porque las cámaras que se utilizaban entonces no tenían fotómetro, que se encontraba fuera de la cámara, y la distancia de la cámara al sujeto se medía por pasos, por lo que era una labor mucho más lenta y delicada. De las 600 tomas, el 99% están bien enfocadas y expuestas”, comenta.

Agricultor con mula y segadora en Setiles hacia 1959. Imagen: Vicente Calle
Agricultor con mula y segadora en Setiles hacia 1959. Imagen: Vicente Calle

El legado de Vicente Calle al patrimonio material e inmaterial de Guadalajara

Entre las imágenes, señala Jesús de los Reyes , se encuentran muchos retratos, además de tradiciones, trabajos de la vida diaria, etc,: “En los años 50 se instaura el DNI y los carnets de Familia Numerosa y él hacía esos retratos en Setiles y en una decena de pueblos de alrededor, con un radio aproximado de unos 15 kilómetros, porque se desplazaba en bicicleta”.

 

Además, aparecen tradiciones como la de los Mozos y el Diablo de Setiles; El Capitán y el Capitancillo de Tordesilos, unos cargos que nombran en la festividad de San Juan y en las fiestas de verano; cabezudos, bodas; fotos de los mineros de las minas de hierro de Setiles y Ojos Negros, de bailes en las eras de los pueblos, etc.

 

De esta manera, la colección contribuye a enriquecer el patrimonio visual y material de la provincia y de la comarca de Molina porque capta detalles que arrojan una gran información social sobre las costumbres, usos y tradiciones de la época: “Por ejemplo, los hombres salen siempre fumando y se aprecian detalles en la forma de vestir. En los niños se compraban camisas muy grandes y se cosían las mangas hasta que los puños quedaban en su talla y cuando crecían, las iban descosiendo. También las chaquetas y los pantalones se compraban grandes e iban pasando de unos hermanos a otros, por lo que son comunes las imágenes de adolescentes a los que la ropa le sienta grande. Los hombres que se retratan sin boina llevan la frente blanca del machaque constante en el campo y las manos curtidas por el trabajo. Se refleja el luto de las familias y señoras mayores que llevan siempre el imperdible en el pecho, que igual les valía para cogerse el pañuelo o para cerrarse el escote o pinchar las morcillas”.

 

Vicente Calle recoge con su cámara el momento del éxodo rural, cuando la gente joven empieza a emigrar a las ciudades en los años 60, “por lo que este periodo histórico es muy interesante”. “Lo que se nota en sus fotografías es la vitalidad que había en los pueblos... Hay una presencia muy viva de las mujeres y los niños, algo que ahora no existe”, comenta.

 

Además, los negativos de la fotografía antigua permiten apreciar lo que ocurría ente bambalinas en el momento de tomarse esa imagen: “La mayoría de los fotógrafos, sobre todo en esa época, hacían la toma y luego en la ampliadora sacaban lo que les interesaba. Por ejemplo, en las típicas fotos de retratos de familia o de una sóla persona con una sábana blanca detrás, aparecen dos personas detrás sujetando la sábana. También salen muchos niños haciendo gestos raros y poniendo caras, porque como luego iba a encuadrar la imagen, no le importaba. Hemos optado por poner, tanto en la exposición, como en el libro, el negativo completo para que la gente se dé cuenta de cómo se disparaba y cuál era el entorno de la toma”, concluye Jesús de los Reyes.

 

Serendipia es por tanto que esos negativos, que fueron arrojados al olvido, quizá cuando, una vez fallecido Vicente Calle, sus familiares recogieron su casa de Setiles y se repartieron sus pertenencias, hayan ido a parar después de un extraño periplo a manos de Jesús de los Reyes, cuyo interés por la fotografía histórica y sensibilidad por la cultura y tradiciones del Señorío de Molina no iban a permitir que este legado se perdiera. Que Tierra Molinesa haya visto la necesidad de darlo a conocer a la población de Guadalajara y de la provincia a través de una magnífica exposición y que la Diputación haya valorado que ese material era lo suficientemente interesante para que la obra del “tío Vicente, el Retratista de Setiles”, acabe inmortalizada en un libro. En definitiva, “un hallazgo valioso, que se produce de manera casual”.

 

 

 

 

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