El pasado 12 de septiembre, se cumplieron cien años del golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera, con el que se instauró una dictadura que se prolongó hasta 1930.
Una de las medidas que impuso el nuevo régimen fue la promulgación del Estatuto Municipal por el que se otorgaba el voto a las mujeres cabezas de familia, aunque hay que decir que durante estos años nunca se celebraron elecciones municipales y todos los alcaldes y ediles fueron designados directamente por los gobernadores civiles.
Las alcaldesas y concejalas nominadas entonces pertenecían todas al entorno conservador y católico, ligadas a organizaciones de la Iglesia.
Ese fue el caso de Elena Sánchez de Arrojo (Madrid, 1857-Guadalajara, 1947), nombrada concejal del Ayuntamiento de Guadalajara en marzo de 1927, ante lo que manifestó que una de las razones que le habían llevado a aceptar el cargo había sido la de "vencer el obstáculo que siempre representa en la mujer ser la primera en llegar a cualquier sitio y hacer posible así la aportación de futuras y muy valiosas colaboraciones del sexo femenino".
No era esta la primera ocasión en que Elena participaba en asuntos públicos, pues en aquel momento era presidenta de honor de la Asamblea de la Cruz Roja de Guadalajara y antes había sido una de las fundadoras en Guadalajara, en el año 1915, del Sindicato Obrero Femenino de María Inmaculada, del que llegó a ser su presidenta. También fue articulista en prensa, poeta y autora teatral y de textos divulgativos sobre formación sanitaria. Estuvo ligada al círculo de damas de la reina Victoria Eugenia, esposa del rey Alfonso XIII, y cultivó la amistad con otros miembros de la familia real. Presidió la primera sesión a la que asistió tras ser nombrada concejal, por ser la de mayor edad del pleno municipal, y formó parte de las Comisiones de Paseos, Arbolado, Beneficencia, Limpieza y Sanidad. Hasta el 19 de octubre de ese año, fecha de la última sesión municipal a la que asistió, intervino en los plenos con propuestas como la de el saneamiento del Alamín y un proyecto de casas baratas. Resaltar la celebración del Día de la Provincia, la creación de un 'Instituto municipal de Puericultura', aumentar el presupuesto destinado para construcción de grupos escolares, así como otra sobre colaboración vecinal. Declinó su nombramiento de compromisaria para concurrir a la elección del alcalde o concejal de la provincia que entraría a formar parte de la Asamblea Nacional, en favor del que fuera entonces alcalde de Guadalajara, Fernando Palanca. Fue sustituida como concejal el día 22 de diciembre de 1927.
El advenimiento de la II República se produjo tras el triunfo de las candidaturas de la conjunción republicano-socialista en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 en las ciudades, entre ellas Guadalajara. Es significativo, como elemento revelador del papel que ocupaba la mujer en la sociedad arriacense de 1931, que en ninguna de las dos listas contendientes a esas elecciones, ni en la monárquica, ni en la republicano-socialista, hubo candidatas.
Tras el triunfo de la izquierda en las elecciones a Cortes de febrero de 1936, fueron repuestos los concejales elegidos en 1931 que habían quedado fuera de sus cargos tras haber disuelto la derecha los ayuntamientos democráticos con ocasión de la huelga revolucionaria de octubre de 1934 pero, dado que al no estar ya muchos de ellos disponibles, los gobernadores civiles en uso de sus prerrogativas, llamaron a ocupar los puestos vacantes a personas pertenecientes a las organizaciones del Frente Popular.
Entre los nuevos nombramientos hechos en marzo por el gobernador civil, Manuel Benavides Shelly, figuraba la joven socialista Consuelo Menchero, quien renunció a su cargo al cabo de una semana, no llegando a desempeñar su papel como miembro de la Comisión de Beneficencia y Sanidad, así como en la de Instrucción Pública para las que había sido nominada.
El 9 de diciembre de 1936, por proposición del Frente Popular, se reorganizó el Ayuntamiento de Guadalajara dando entrada a nuevos miembros, entre ellos a Concha de la Torre Wandelmer, representante del Partido Comunista. Posteriormente, Adelaida Díaz Esteban también fue nombrada concejal por las Juventudes Socialistas Unificadas, tras la protesta por no haberse incluido a nadie de esta organización en el pleno.
Francisco Largo Caballero, jefe del gobierno de la República, disolvía por decreto de 4 de marzo de 1937 todos los ayuntamientos, comisiones gestoras municipales y comités que pasaban a ser sustituidos por los Consejos Municipales, dentro del proceso de reconstrucción del orden burgués tras la revolución surgida en el campo republicano tras el golpe de julio de 1936. El Consejo de Guadalajara se constituyó con dieciocho miembros, tres por cada una de las organizaciones del Frente Popular en Guadalajara: PSOE, PCE, IR, UGT, CNT y FAI. Cesaron en sus puestos Adelaida Díaz Esteban y Concha de la Torre Wandelmer, no habiendo quedado constancia en las actas municipales de haber tomado ninguna de ellas la palabra en las sesiones municipales.
La nueva concejala es la libertaria Suceso Portales Casamar, modista, miembro de la FAI, hija del maestro anarquista, Francisco Portales Sirgado, que ejercía la docencia en el pueblo de Carrascosa de Henares, la misma que había fundado en 1936 con otras la organización 'Mujeres Libres', de la que será su dirigente principal en Guadalajara en los años de la contienda. Suceso permanecerá en el puesto hasta el inicio de 1938. Durante este tiempo, fue vocal representante del Consejo Municipal de Guadalajara en el Consejo Local de Primera Enseñanza. Su participación en los plenos municipales fue escasa, aunque ante el hecho del traslado del Hospital Provincial de Guadalajara a Pastrana -por los continuos bombardeos que sufría la capital- con su consiguiente perjuicio para la población civil, se posicionó para que fuera reintegrado a Guadalajara.
Trinidad Sanz de la Hoz, sastra, miembro del PCE, formó parte del Consejo de Guadalajara desde enero de 1938 hasta el mes de noviembre del mismo año, resultando ser una mujer activa en los asuntos municipales, de la que no pudo decirse que le resultaran ajenos los problemas de sus vecinos durante su estancia en el cargo.
Trinidad pidió en el Pleno Municipal el arreglo del enlosado de la calle Enrique Benito Chávarri, y no se olvidó del barrio más pobre de la ciudad, el del Alamín, para el que solicitó la reparación de "la cañería de conducción de agua, así como de la fuente y la alcantarilla", dañadas por el impacto de una bomba de aviación que ocasionaba las consiguientes molestias a los vecinos.
Denunció el hecho de que había quien obtenía toda clase de verduras con receta médica, además de las que le correspondían por su tarjeta de racionamiento, mientras otros vecinos -que solo disponían de la cartilla- se quedaban sin nada y protestó el que se tolerase la venta de verdura en las huertas. Abogó a su vez porque se suprimieran las colas frente a la plaza de Abastos ante el peligro de incursiones de la aviación enemiga.
En marzo de 1938 fue designada vocal delegada de Carruajes, Régimen Interior e Instrucción Pública, pidiendo en dos plenos municipales, ante el abandono en que se hallaba la infancia de Guadalajara por la guerra, que se habilitasen para Escuelas Nacionales de niños y niñas los locales que existían en la calle Madrid y sus inmediaciones.
Sensible a los sufrimientos de la población en los duros inviernos de la guerra, fue su preocupación el abasto de carbón y leña, por lo que solicitó en el Pleno, junto a otro concejal comunista, Norberto Segura, que la ciudad estuviese abastecida en invierno, para lo que pidió: “…se nombre una comisión que estudie las necesidades de Abastecimiento de combustible para la población para procurar se abastezca la cantidad suficiente o aproximada para atender a las necesidades del invierno, estudiando también la necesidad de la adquisición de una sierra mecánica así como todo lo relacionado con los medios de transporte y cuantas necesidades pudieran surgir para la normal realización del servicio, llegando incluso a la municipalización si se presentasen inconvenientes.”
El 6 de marzo de 1939, a pocas semanas de terminar la guerra, el concejal comunista Francisco Ortiz Yela fue sustituido por Mercedes Wandelmer Santisteban, no quedado en actas que asistiera a mas plenos que al de su nombramiento, hecho tal vez debido a la proscripción del Partido Comunista, tras el golpe de Estado del coronel Segismundo Casado en la zona republicana a un mes escaso de la terminación de la Guerra Civil.
Durante la dictadura del general Franco, una mujer ocupó el puesto de concejal en el Ayuntamiento de Guadalajara y, desde 1979, ya de manera electa, otras accedieron a las concejalías e incluso a la Alcaldía de la ciudad. Pero esas ya son otras épocas. Y otras historias.
Enrique Alejandre Torija. Investigador de temas históricos, autor de 'El movimiento obrero en Guadalajara. 1868-1939' y 'Guadalajara, 1719-1823.Un siglo conflictivo'.
Fuentes consultadas para la elaboración de este artículo:
- Archivo Municipal de Guadalajara: Actas Plenos Municipales años 1927, 1936, 1937, 1938 y 1939.
- 'Elena Sánchez Arrojo'. Calero Delso, J.P. Diccionario biográfico de la Guadalajara contemporánea. http://bioguadablogspot.com
- Renovación, 1/4/1927