Investigación científica con nombre de mujer en el Observatorio de Yebes

Publicado por: Marta Perruca
12/02/2022 03:38 PM
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El centro de referencia internacional visibiliza la labor y experiencia de sus ocho científicas con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

 

Muchos de los vecinos de la provincia de Guadalajara, seguramente, se sorprenderían al descubrir que muy cerca de la capital, en la localidad alcarreña de Yebes, se encuentra un centro científico y tecnológico de primer nivel y reconocimiento internacional: El Observatorio de Yebes, donde se llevan a cabo observaciones punteras y se desarrollan tecnologías innovadoras en el campo de la astronomía y la geodesia, que se exportan a otros países. Probablemente, también haya aún gente a la que le llame la atención saber que en su interior no sólo se encuentran investigadores hombres con bata blanca al mando de estas investigaciones, sino también mujeres científicas.

 

Este viernes, 11 de febrero, se ha celebrado el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y, con motivo de esta efeméride, desde “EL Decano de Guadalajara” hemos querido dar a conocer el papel de las mujeres en uno de los principales centros científicos de España, que tenemos el privilegio de albergar en nuestra provincia.

 

Las mujeres, según Laura Barbas, jefa de Servicio de Sistemas de Control en el Observatorio de Yebes, representan el 24% de la plantilla de este observatorio, uno de los más importante del Instituto Geográfico Nacional, dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y en el que trabajan 50 personas. En total, existen 12 mujeres, de las cuales ocho (el 20%), lo hacen en el campo científico y tecnológico.

 

Junto con Laura, que es ingeniera en Telecomunicaciones del Área de Sistemas de Control, desarrollan su labor aquí, en el Área de Amplificadores, Carmen Diez, ingeniera e Inmaculada Malo, ingeniera y doctora; en el Área SLR (Satellite Laser Ranging), la matemática, Beatriz Vaquero; en el Área de Receptores, las ingenieras María Patino y Marta Bautista; en la de Geodesia, la geógrafa, Elena Martínez; y en la de Astronomía, la física Cristina García.

 

El Observatorio, desde el punto de vista científico, señala Laura Barbas, consta de dos radiotelescopios, uno de 40 metros y otro de 13, para hacer observaciones astronómicas y geodésicas: “Las observaciones geodésicas sirven para determinar la forma y dimensiones de la tierra, por ejemplo, parámetros coma la orientación de la Tierra o cómo es su giro”, aclara.

 

Conjunto de radiotelescopios.

 

Pero además, el centro también se dedica al desarrollo tecnológico: “Somos punteros en el diseño y fabricación de amplificadores y de receptores, que usamos en nuestros propios telescopios y también los fabricamos para otras instituciones internacionales. Es decir, hay otros observatorios en el mundo que nos encargan que les diseñemos o les desarrollemos un cierto receptor para otros radiotelescopios”.

 

Laura Barbas: “Las políticas de conciliación permiten a todos, pero concretamente a las mujeres, desarrollar su carrera profesional, sea en el campo de la investigación y la ciencia o en cualquier otro”

 

Laura Barbas accedió al cuerpo de astrónomos en 2005, a través de una oposición: “Me he dedicado siempre a la parte del sistema de control de los radiotelescopios: A la programación para que el radiotelescopio se mueva y siga a las fuentes celestes como se requiere. Es un trabajo informático y de desarrollo software”, explica. Como funcionaria, considera que dentro de la Administración General del Estado la mujer compite en igualdad de condiciones, pero “esto no es tan evidente en el sector privado”.

 

En la lucha por la igualdad, tanto en las carreras científicas como en otros ámbitos, pone el acento en la importancia de impulsar políticas de conciliación familiar, “ya que esto permite a todos, pero concretamente a las mujeres, desarrollar su carrera profesional, sea en el campo de la investigación y la ciencia o en cualquier otro”.

 

Esta ingeniera asegura que siempre se ha sentido atraída por “todo lo relacionado con la tecnología y la innovación y la posibilidad de avanzar y descubrir cosas nuevas”, pero nunca tuvo un referente femenino en este campo, y tampoco en el entorno familiar: “Tenía la posibilidad de estudiar y no quise desaprovecharla. Mi madre me decía que en su época muchas mujeres no se lo podían permitir, y si las familias podían pagar los estudios de uno de los hijos, siempre estudiaba el hijo varón”.

 

Las ramas científica y tecnológica, indica, siempre han sido más demandas por hombres, mientras las mujeres tiraban más hacia carreras socio-sanitarias o educativas. De hecho, recuerda que en sus años de Universidad, en la rama de Telecomunicaciones, eran muchos más chicos que chicas. Las cosas, entiende, han cambiado mucho desde entonces y si es evidente que las mujeres tenemos la misma capacidad, “gracias a Dios, ahora tenemos la misma oportunidad”. Para Barbas, “es importante que las mujeres estemos en los campos de la ciencia y que otras más jóvenes, las que vienen ahora detrás y están estudiando, puedan ver que pueden ser lo que ellas quieran”.

 

Inmaculada Malo: “Las jóvenes buscan referentes. No hay más que ver el número de influencers que existen”

 

Inmaculada Malo es doctora en Telecomunicaciones e ingeniera senior de diseño en Radiofrecuencia. Su trabajo consiste, tal y como explica, en diseñar, fabricar, medir y comprobar las características y el funcionamiento de los componentes que detectan las ondas electromagnéticas que provienen del universo. Es lo que se denomina primera etapa o etapa fría de los receptores heterodinos que se utilizan en los radiotelescopios de todo el mundo (la parte del receptor que se encuentra refrigerada a temperaturas criogénicas, próximas al cero absoluto de temperatura) .

 

Decidió preparar una oposición a astrónoma porque “quería que mi trabajo sirviera para ampliar el conocimiento humano del Universo” y “nada hay que nos fascine más que ese inmenso cielo estrellado nocturno”.

 

Una de las científicas trabajando con radiofrecuencias.

 

Esta ingeniera afirma no haber tenido referentes femeninos tempranos, aunque asegura que ha contado con el ejemplo de sus padres que, “aunque no habían podido cursar estudios universitarios, eran todo un ejemplo de superación personal y de satisfacción por las cosas bien hechas. Más tarde, admiró de Hipatia de Alejandría el hecho de combinar “sus aportaciones a la astronomía con su labor docente, clave en la  lucha contra los fanatismos”.

 

Considera que la mujer no tiene suficiente visibilidad en la carrera científica: “Excepto Marie Curie, no conocí a ninguna otra mujer en estos ámbitos del saber hasta que me preocupé personalmente de ello con más de 30 años”, reconoce y, en esta línea, cree que las niñas de hoy en día necesitan referentes femeninos, por lo que se debería poner en valor el papel de la mujer en la investigación: “Hoy en día las jóvenes buscan referentes. No hay más que ver el número de influencers que existen”.

 

Carmen Díez: “En mi pueblo soy la única ingeniera que hay. Ahora, después de más de 20 años, hay otra  chica terminando la carrera”

 

Carmen Díez es ingeniera en Telecomunicaciones y desarrolla su labor en el grupo de amplificadores y dispositivos criogénicos, dentro del Área de Desarrollos Tecnológicos del Observatorio de Yebes: “Somos básicamente ingenieros e ingenieras de desarrollo y caracterización de equipos criogénicos (enfriados a unos 260 grados bajo cero) . Estos equipos son una pieza clave en los receptores de los radiotelescopios que se utilizan en las observaciones de Astronomía y Geodesia y, en general, en todas las aplicaciones que necesitan recibir señales muy débiles”, afirma.

 

Siempre se ha sentido más atraída por las ciencias que por las letras, pero reconoce que prefería la rama biosanitaria y que finalmente decidió estudiar Teleco en Santander, porque era la carrera de moda: “Recuerdo que nos contaban que a los ingenieros de Teleco los iban a buscar a la facultad y que ganaban 500.000 pesetas al mes. Nunca he ganado tanto”, afirma entre risas. En aquellos momentos y viniendo de un pueblecito de Cantabria de apenas 50 habitantes, estudiar una carrera con salidas “era una cuestión de supervivencia”, aunque ahora se alegra de su elección.

 

Para Carmen, resulta complicado hablar de referentes científicos en una época sin Internet, en un pueblo pequeño y donde la televisión no hablaba precisamente de mujeres dedicadas a la ciencia: “Mi familia se dedicaba a la ganadería y allí tampoco teníamos muchos referentes”. Estudiar una carrera era más bien una cuestión práctica, para salir del pueblo y poder progresar, “que era lo que nos decían nuestros padres”. De hecho, afirma, “aunque a mí me encantaba el pueblo, casi todas las chicas salimos a estudiar y casi todos los chicos se quedaron allí y se dedicaron a la ganadería”.

 

Aunque afirma que la mujer ha sido invisibilizada durante siglos dentro de la carrera científica y que “incluso los hombres, en algunos casos, se han llevado los méritos que les correspondían a ellas “, piensa que hoy en día, “las cosas están cambiando”. Sigue habiendo, no obstante, “techos de cristal” y opina que la maternidad puede ser un hándicap a la hora de progresar y “puede llegar a frenar nuestras carreras”.

 

En la lucha por la igualdad, esta ingeniera apuesta por una igualdad real de oportunidades respecto a los compañeros hombres, más allá de que se imponga la paridad en las instituciones o centros de trabajo y anima a las jóvenes de hoy en día, que tienen que elegir su camino, a “ser valientes” y a “no tener miedo de elegir lo que quieran, aunque tradicionalmente no hayan sido cosas “de mujeres”.

 

Cristina García Miró: “Durante el largo y arduo proceso de convertirse en un investigador profesional, el abandono es mayor en las mujeres”

 

Cristina García Miró es licenciada en Ciencias Físicas y especialista en Astrofísica. Dentro del Observatorio de Yebes desempeña la labor de “radioastrónoma soporte”, la persona responsable de dar apoyo a investigadores internacionales a la hora de sacar el mayor partido a las observaciones que se realizan en los radiotelescopios “en cuanto a sus capacidades, distintas configuraciones, etc”. En este sentido, afirma que es “muy satisfactorio poder ayudar a astrónomas y astrónomos de todo el mundo a realizar sus estudios con nosotros. Sólo los mejores tienen la oportunidad de hacerlo, ya que la obtención de tiempo de observación en nuestros radiotelescopios es un proceso muy competitivo”.

 

Siempre ha tenido claro que quería dedicarse a la Astronomía y estudiar el Cosmos, desde que un astrónomo del Observatorio del Retiro visitara su colegio, las Escuelas Aguirre de Madrid.

 

Entre sus referentes científicas se encuentra la radioastrónoma británica, Jocelyn Bell Barnel, descubridora de un nuevo objeto estelar denominado púlsar, que permitió contrastar la teoría de la evolución estelar, descubrimiento por el cual recibió el Premio Nobel su director de tesis: “Me conquistó aun más cuando nos reconoció, en su charla de la celebración de los cincuenta años del descubrimiento de los púlsares, su síndrome del impostor, algo que yo he sentido también en ocasiones”.

 

Además, manifiesta tener “debilidad” por Catherine Cesarsky, la actual presidenta del consejo de administración del Observatorio Square Kilometre Array, “uno de los proyectos más ambiciosos hoy en día, para construir el radiotelescopio más grande del mundo. Catherine ha sido también directora general de la ESO (European Southern Observatory) y presidenta de la IAU (International Astronomical Union). Nos contó en una charla sobre la mujer en la ciencia que ella nunca ha dicho que no a ningún reto, por difícil que le pudiese parecer al principio. ¡Así ha llegado tan lejos!”.

 

 

Para esta física, la mujer tiene las mismas oportunidades de acceso a las carreras científicas que los hombres, pero “durante el largo y arduo proceso de convertirse en un investigador profesional, el abandono es mayor en las mujeres”. La conciliación es también en una asignatura pendiente en este sentido y “esto se traduce en una productividad a un ritmo distinto que el de los hombres”. García Miró valora el esfuerzo que se está haciendo en ciencia para que “haya paridad en los congresos, comités, etc., pero sin dejar de lado la excelencia”, no sólo en el ámbito de la mujer, sino en cuanto a países menos favorecidos y otras minorías.

 

Su consejo para las nuevas generaciones de mujeres es que elijan la profesión que “les guste, les llene y les satisfaga”, que suponga un reto y les haga mejores y “a ser posible que sea dando un servicio a los demás y contribuyendo de forma positiva a la sociedad. Así serán más felices, incluso en los momentos de adversidad, duda o desaliento”.

 

María Patino: “Cuando no se ve un beneficio inmediato es difícil poner en valor la investigación y la ciencia, y eso que el COVID las ha hecho mucho más visibles”

 

María Patino es ingeniera de Telecomunicaciones y dentro del Observatorio de Yebes trabaja en el grupo de receptores, colaborando en el análisis de diseño, integración, medida, optimización y puesta a punto de módulos “down-converters” (conversores de frecuencia) y de otros módulos de radiofrecuencia, “que forman parte de los receptores de radioastronomía que se desarrollan en el observatorio, así como la planificación de las tareas necesarias para llevarlos a cabo en el ámbito de la ingeniería, interactuando continuamente con los técnicos del laboratorio y el resto de compañeros y compañeras del grupo”.

 

Siempre le ha encantado “cacharrear”: ” Ver y saber cómo funcionan las cosas y trabajar en todo el proceso del sistema, no solo en una parte. Es muy gratificante partir de prácticamente nada y desarrollar un equipo de principio a fin consiguiendo que funcione como quieres. No siempre se consigue, pero siempre se aprende”, valora.

 

Para María Patino, no sólo la mujer adolece de falta de visibilidad, sino la propia carrera científica en general. “Personalmente tengo la sensación de que no se considera ni importante ni necesaria”. Asegura que las personas de su alrededor se muestran incrédulas ante la importancia del Observatorio de Yebes: “No se creen que se importe tecnología ‘made in Spain’ (…) Mucha gente te pregunta: ‘¿Y eso que hacéis, para qué sirve?’. Cuando no se ve un beneficio inmediato es difícil poner en valor la investigación y la ciencia, y eso que el COVID las ha hecho mucho más visibles”.

 

 

Esta ingeniera percible que la mujer cada vez está ganando más terreno en todos los campos, en los medios de comunicación, en el material educativo, en Internet, etc. y valora las iniciativas como este Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, en el que se desarrollan diversas actividades para poner en valor el papel de las científicas: “Hay editoriales que tienen libros de mujeres famosas a lo largo de la historia orientados a un público infantil-juvenil”, añade. Sin embargo, opina que “aún hay bastante gente de generaciones anteriores a la que le cuesta visibilizar a la mujer en determinadas profesiones”.

 

En este camino considera esencial la divulgación con herramientas como las redes sociales; fomentando, por ejemplo, la participación en actividades como la Semana de la Ciencia y promocionando al trabajo científico que se realiza en nuestro país, “y todo ello mostrando que actualmente hay mujeres trabajando en todos los sectores que se imaginen”.

 

Marta Bautista: “Conozco casos en los que no se ha querido contratar a una mujer por el hecho de serlo y mientras eso ocurra no competiremos en igualdad de condiciones”

 

Marta Bautista estudió el grado y el máster en Ingeniería de Telecomunicaciones en la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), en la especialidad de Sistemas, y actualmente ejerce la labor de ingeniera de radiofrecuencia, llevando a cabo la monitorización de interferencias de radiofrecuencias (RFI) y el desarrollo de conversores de frecuencia para los receptores astronómicos.

 

Además, forma parte de varios grupos de trabajo internacionales relacionados con la gestión del espectro, “aspecto muy importante para combatir problemas futuros en relación a las interferencias que otros servicios activos (satélites, radioestaciones de telefonía, radares, etc) puedan causar sobre nuestra estación y perjudicar las observaciones radioastronómicas. Uno de estos grupos es el CRAF (Comité de Frecuencias de Radioastronomía) que se encarga de realizar, entre otras cosas, estudios de compatibilidad electromagnética entre estos servicios activos y la radioastronomía”, aclara.

 

Siempre prefirió las asignaturas de ciencias, en especial, las matemáticas, y la crisis económica de 2008 le inclinó a decantarse por las Telecomunicaciones “por ser una de las carreras que más salidas laborales tenía”.

 

Para Marta Bautista, la mujer cada vez tiene más visibilidad en las carreras científicas, lo que se pone de manifesto en las universidades, “aunque hay carreras en las que sigue predominando el género masculino”. No obstante, piensa que el machismo sigue existiendo en el ámbito laboral: “Conozco casos en los que no se ha querido contratar a una mujer por el hecho de serlo y mientras eso ocurra, no competiremos en igualdad de condiciones”, afirma.

 

Para esta joven científica, visibilizar el papel de la mujer en la ciencia, pasa por promover el conocimiento de la historia de las mujeres que han trabajado en la investigación y las dificultades que han tenido que afrontar, a través de documentales, jornadas científicas, etc: “Al final, para entender ésto tiene que haber un conocimiento de cómo era la sociedad entonces”, añade.

 

Beatriz Vaquero: “No hay carreras de hombres o carreras de mujeres, hay carreras, sin más”

 

Beatriz Vaquero es licenciada en Matemáticas, pero reconoce que en los 12 años que lleva en el Observatorio de Yebes, su labor no ha estado directamente relacionada con sus estudios. Concretamente, ha trabajado en el campo de la Geodesia, desarrollando trabajos muy diferentes: “Estuve varios años colaborando con el grupo de receptores, trabajando en el desarrollo y construcción de receptores para los radiotelescopios, la parte del receptor que llamamos criogénica y, actualmente, trabajo en temas relacionados con gestión de proyectos, llevando tanto la parte administrativa, como la parte técnica”.

 

En estos momentos, explica, “estamos desarrollando un proyecto que consiste en la construcción de una estación de seguimiento y observación de satélites a través de un sistema de telemetría láser (SLR, satellite laser ranging)“.

 

Entre sus referentes está Hipatia de Alejandría, “por ser de las primeras mujeres científicas conocidas”, aunque admite que ningún ejemplo de mujer ha guiado sus pasos.

 

Para Beatriz Vaquero, una buena manera de avanzar en la igualdad de género en la carrera científica y promover las vocaciones sería “dar más publicidad a todos los trabajos y avances que se realizan es estos campos, normalizando el hecho de que hay mujeres y hombres trabajando juntos en los mismos sectores sin distinción. También dar más peso y valor a las asignaturas científicas en la educación y formación” y anima a las nuevas generaciones a ser “genuinas”, porque “no hay carreras de hombres o carreras de mujeres, hay carreras, sin más”.

 

Elena Martínez: “Mi principal referente es mi madre, porque cuando ella estudió Topografía sólo cinco mujeres en Madrid lo hacían”

 

Elena Martínez es ingeniera Geógrafa y dentro del Observatorio de Yebes trabaja en el campo observaciones geodésicas, utilizando la técnica de interferometría de muy larga base o interferometría de base ancha (VLBIVery Long Baseline Interferometry), que consiste en la observación astronómica con la ayuda de un gran número de radiotelescopios ubicados en distintas partes de la Tierra: “Participo en la preparación de las observaciones de VLBI con el radiotelescopio de 13 metros de diámetro, dentro del programa VGOS (VLBI Sistema de Observación Global-VLBI Global Observation System) y, posteriormente, analizo los datos del mismo para la obtención de productos geodésicos como, por ejemplo, la velocidad de rotación terrestre, el movimiento de las placas tectónicas, parámetros de la troposfera, etc.”, comenta.

 

Elena tenía claro que su camino iba a recorrer los derroteros de la ciencia desde niña. Eligió esta especialidad porque “lo he mamado en casa con mis padres, ya que los dos eran ingenieros técnicos en Topografía“. De hecho, aunque asegura que tiene muchos referentes científicos femeninos entre sus compañeras, el principal, siempre ha sido su madre, porque “cuando ella estudió Topografía, sólo cinco mujeres en Madrid lo hacían”.

 

Además, indica que se sintió motiva a elegir esta especialidad por “el hecho de poder contribuir con mi trabajo en el estudio sobre el cambio climático y los efectos del mismo sobre la superficie terrestre”.

 

La ingeniera geógrafa considera que se debe trabajar desde la educación, en colegios e institutos, para fomentar la visibilidad de las mujeres en el campo de la investigación, para que las nuevas generaciones normalicen el papel de las féminas en estas disciplinas. Elena Martínez también anima a las chicas a no renunciar a sus sueños: “No importa lo difícil, ni lo loca que pueda parecer su idea. Con esfuerzo, todo se consigue”, concluye.

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